Cascorro es una pequeña localidad cubana a 60 km de Camagüey. Toma su nombre de un cacique aborigen cubano. Su economía, como la del resto de la provincia, se basa en el cultivo de la caña de azúcar y sus industrias derivadas, así como en la ganadería.
Cascorro existía como aldea aborigen desde antes de la conquista española. Situado en la confluencia de los ríos Cascorro y La Piedra, estaba habitado por aborígenes siboneyes de color cobrizo, cabellos negros, labios gruesos y alta talla. Cascorro tiene una extensión superficial de 37,8 km² que representa aproximadamente el 2 % del área que le corresponde al actual municipio de Guáimaro.
La primera mención al nombre de Cascorro es de 1627 en un documento firmado por Silvestre de Balboa, aclarando que colindaba con el hato de Sibanicú, por lo que referencia de su existencia desde los primeros años de la colonia.
En este lugar se hallaba situado un fuerte español durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878), primera guerra de independencia cubana. En dicho fuerte y poblado ocurrieron, al menos, tres intensos enfrentamientos entre fuerzas cubanas y españolas durante esta guerra: Una vez en 1873 y dos en 1874.
El lugar sería asaltado tres veces más durante la Guerra Necesaria: Una vez en 1895 y dos en 1896.
Durante este asedio, destacaron las conductas de algunos soldados españoles y fueron calificadas como heroicas, como la del soldado Carlos Climent Garcés, quien salvó las vidas de sus compañeros heridos llevándolos a la enfermería, calificados estos hechos como heroicos por el propio Coronel Sesina.
Otro soldado que destacó junto al soldado Climent fue Eloy Gonzalo, quien se arrastró con una lata de gasolina hasta una casa desde la que atacaban los insurrectos, prendiéndole fuego y regresando a su posición. Se cuenta que fue con una larga cuerda atada a la cintura para que sus compañeros recuperaran su cadáver si moría en el intento. Los españoles consiguieron resistir hasta la llegada del general Adolfo Jiménez Castellanos, que les liberó.
Cascorro quedó prácticamente destruido, como ya lo había sido durante la Guerra del 68.