Cogito ergo sum Logic and rhetoric |
Key articles |
General logic |
Bad logic |
En lógica, un argumento (del latín argumentum: "prueba, evidencia, razón"; del verbo arguere, argüir, y el sufijo -mentum, instrumento: instrumento para argüir)[1] es una serie conectada de enunciados o preposiciones, llamadas premisas, que pretenden proveer una base, justificación o evidencia para defender la veracidad de otro enunciado, la conclusión.
Se le llama argumento deductivo a aquel por el cual conclusión es una consecuencia lógica de las premisas; un argumento deductivo afirma que la verdad de la conclusión es defendida por las premisas. Todas las premisas deben ser verdaderas para que el argumento deductivo sea sólido y válido.[2]
Por ejemplo, el siguiente es un argumento deductivo válido (la conclusión es un producto lógico de las premisas) y sólido (las premisas son verdaderas):
- Premisa 1. Todos los griegos son humanos.
- Premisa 2. Todos los humanos son mortales.
- Conclusión. Por consiguiente, todos los griegos son mortales.
Sin embargo, puede suceder que alguna premisa sea falsa, pero la conclusión verdadera, como sucede en este caso:[2]
- Premisa 1. Los elefantes pueden volar.
- Premisa 2. Dumbo es un elefante.
- Conclusión. Dumbo puede volar.
También puede suceder que la conclusión sea errónea en estos casos (común), o que la conclusión sea verdadera cuando las premisas son falsas, aunque es extraordinariamente extraño.[2]
Cabe mencionar que un argumento deductivo no deduce nada nuevo, sino que explicita la información ya contenida dentro de las premisas.[3][4]
Se le llama falacia a un argumento inválido, sobretodo cuando no satisface la idea de dar una conclusión lógicamente coherente con las premisas. Un ejemplo común es el non sequitur, donde la conclusión está completamente desconectada de las premisas.
Anteriormente se tomaba en cuenta la intención del hablante para diferenciar un sofisma de una falacia; si el hablante mentía "sin querer", el enunciado era una falacia, pero si lo hacía a conciencia, se trataba de un sofisma. Sin embargo, esta distinción ha caído en desuso.[5]
En la práctica cotidiana, un argumento puede estructurarse en distintos puntos de una conversación, cuestiones que se supone que ayudan a apoyar dicho argumento. Los puntos de discusión basados en la realidad distorsionada o falsa se utilizan a menudo en la propaganda y los debates políticos en conjunto con el lenguaje cargado o pedante para influir en el curso de un debate hacia una conclusión predeterminada. Estas tácticas convierten un argumento en una manipulación emocional (tener un argumento) en contraposición al ejercicio lógico (hacer un argumento).[6]
If you're looking for this article in English, it can be found at Argument.
|