Se define como accidente (del latínaccĭdens, -entis), en otras palabras, un suceso no planeado y no deseado que provoca un daño, lesión u otra incidencia negativa sobre un objeto o sujeto. Para tomar esta definición, se debe entender que los daños se dividen en accidentales e intencionales (o dolosos y culposos) (Robertson, 2015). El accidente es la consecuencia de una negligencia al tomar en cuenta los factores de riesgo o las posibles consecuencias de una acción tomada.
La amplitud de los términos de esta definición obliga a tener presente que los diferentes tipos de accidentes se hallan condicionados por múltiples fenómenos de carácter imprevisible e incontrolable. El sentido más común de la palabra hace referencia a acciones involuntarias que dañan a seres humanos. En este sentido, el grupo que genera mayor mortalidad es el de los accidente de tránsito.
La causa inmediata de un accidente puede ser la falta de equipo de protección, pero la causa básica puede ser que el equipo de protección no se utilice porque resulta incómodo.[1]
Supongamos que a un tornero se le ha clavado una viruta en un ojo. Investigado el caso se comprueba que no llevaba puestas las gafas de seguridad. La causa inmediata es la ausencia de protección individual, pero la causa básica está por descubrirse y es fundamental investigar por qué no llevaba puestas las gafas. Podría ser por tratar de ganar tiempo, porque no estaba especificado que en aquel trabajo se utilizaran gafas (falta de normas de trabajo), porque las gafas fueran incómodas.[2]
Diversos accidentes son causados por factores personales, es decir, están ligados con el comportamiento humano. Estos factores pueden ser:
Falta de conocimientos o capacitación. El personal no cuenta con los conocimientos necesarios para realizar su tarea de una manera segura o no conoce los riesgos presentes en ésta. Por ejemplo, la manipulación de residuos biológico infecciosos.
Motivación. El individuo carece de motivación para desempeñar una actividad o la realiza con la motivación equivocada.
Ahorrar tiempo. Se intenta ahorrar el mayor tiempo posible para terminar una labor. Esto lleva a cometer errores y comprometer la seguridad.
Buscar la comodidad. Algunos elementos de seguridad resultan incómodos y las personas prefieren evitarlos para sentirse más cómodos. Por ejemplo, evitar el uso del cinturón de seguridad o el casco.
Capacidades físicas y/o mentales. Las capacidades físicas y mentales del individuo deben ser óptimas para desempeñar una actividad de riesgo. Una persona con epilepsia debe evitar conducir vehículos pesados.
Un lugar de trabajo debe proveer los elementos de seguridad para su personal. La gerencia o jefatura es responsable de garantizar su existencia y correcta ejecución. Cuando no es así, alguno de los siguientes factores pueden producir un accidente.
Falta de información (capacitación).
Falta de normas de trabajo o negligencia laboral.
Diseño inadecuado de las máquinas y equipos.
Desgaste de equipos y herramientas.
Mantenimiento inadecuado a las máquinas y equipos.
Entorno laboral (condiciones del medio ambiente y del entorno del trabajo, equipos y herramientas, infraestructura, disposición del proceso productivo, incluyendo equipo de protección personal, entre otras).
Personales (actos inseguros con o sin conocimiento de causa o efecto, ya sean propios o de otro individuo).
Administrativos (falta o claridad de procedimientos, ausencia de normas, inspecciones deficientes o inexistentes, supervisiones inadecuadas o inconstantes, falta de historial y seguimiento de incidentes o accidentes anteriores y otros).
Donde el factor personal influye mayormente en la mayoría de veces en la causa raíz en cada incidente.
Los actos inseguros y condiciones inseguras pueden identificarse. Veamos algunos de los ejemplos más comunes:
Falta de protecciones y resguardos en las máquinas e instalaciones.
Protecciones y resguardos inadecuados.
Falta de sistema de aviso, de alarma, o de llamada de atención.
Falta de orden y limpieza en los lugares de trabajo.
Escasez de espacio para trabajar y almacenar materiales.
Almacenamiento incorrecto de materiales, apilamientos desordenados, bultos depositados en los pasillos, amontonamientos que obstruyen las salidas de emergencia, etc.
Niveles de ruido excesivos.
Iluminación inadecuada (falta o exceso de luz, lámparas que deslumbran).
Falta de señalización de puntos o zonas de peligro.
Existencia de materiales combustibles o inflamables cerca de fuentes de calor.
Huecos, pozos, zanjas, sin proteger ni señalizar, que representan riesgo de caída.
Pisos en mal estado; irregulares, resbaladizos, desconchados.
Podemos clasificar los tipos de accidentes de manera generalizada de la siguiente manera:
Accidentes personales
Es cualquier accidente que afecte directamente a un individuo provocando algún tipo de Daño.
Accidentes materiales
El accidente afecta la integridad estructural de bienes materiales como casas, automóviles, celulares, computadoras, piezas de arte, artículos de colección, etc.
Daños a terceros
El tipo de accidente que implica daños a terceros engloba los dos anteriores, pues es el daño producido a una persona y/o a sus pertenencias producto de las acciones no intencionales de otra persona.
Dentro de los cuales podemos englobar la siguiente clasificación:
En los últimos años, ha surgido una campaña para cambiar la denominación de los accidentes de tráfico, indicando Si se puede prevenir, no es un accidente,[5] aplicado principalmente en ámbitos legislativos. La misma busca asignar más responsabilidad del daño causado a los conductores y sus acciones, cambiando su denominación por Siniestro de tránsito. Esto se da porque en el conocimiento popular, la palabra accidente es relacionada con un hecho fortuito y como tal, se tiende a no culpar tanto al conductor y determinar la causa como dada por las condiciones externas.
Si bien el enfoque de esta campaña es válido, la definición dada no es congruente con la definición de accidente usada en otras ciencias como la Ingeniería o la Seguridad e Higiene. En éstas, el accidente es visto como consecuencia de una negligencia previa, y la responsabilidad está dada no por el hecho sucedido sino por no haber tomado en cuenta debidamente los factores de riesgo y no haber previsto el daño que los mismos podían causar.
↑Taylor, G. A., Easter, K. M. y Hegney, R. P. Mejora de la Salud y la Seguridad en el Trabajo (2006), Elsevier España, páginas 264-270, también 221-222, 231-241, ISBN84-8174-880-3
↑[1]"¿Por qué llamarlos accidentes de tráfico?" | El Confidencial, 2.014
Robertson, L. S. Injury Epidemiology: Fourth Edition. Disponible en línea en www.nanlee.net (inglés)
Taylor, G. A., Easter, K. M. y Hegney, R. P. (2004). Enhancing Occupational Safety and Health. Elsevier. pp. 140-141, 147-153, 241-245. ISBN0750661976.