El nombre anabaptista (del prefijo ana-, «de nuevo», y el griego «el que bautiza») se refiere a «rebautizar» o «bautizar de nuevo». Dicho nombre les fue impuesto por sus detractores, pues los anabaptistas consideran inválido el bautismo infantil y así el segundo bautismo como adulto creyente era de hecho el primero bautismo válido. Baltasar Hubmaier, teólogo entre los primeros anabaptistas, escribió:
Nunca he enseñado el anabautismo. ... Sino el bautismo correcto de Cristo, el cual debe ser precedido por enseñanza y confesión auricular de fe, es lo que enseño, y digo que el bautismo de infantes es desplazarse del correcto bautismo de Cristo.
Hubmaier, Balthasar (1526), Short apology.[14]: 204
Los anabaptistas abogan por el bautismo de creyentes adultos (de acuerdo con su interpretación de Marcos 16:16), pues por una parte consideran que los niños son salvos (según Mateo 18:2-4), y por otra parte consideran el bautismo como símbolo de fe, la cual no manifiesta un bebé.
Los cristianos acusados de haber bautizado a otra persona por segunda vez ya eran condenados en el Código de Justiniano (Título VI) y se estableció la pena de muerte contra ellos, la cual se aplicó en variadas ocasiones durante la Edad Media y luego en la época de la Reforma protestante.
Los actuales anabaptistas surgieron como vertiente de la Reforma radical en el siglo XVI, en Suiza, Austria, Alemania[1][2] y Países Bajos.
En esa época había distintas expresiones del anabaptismo:
Aparte de compartir las principales doctrinas de la Reforma Protestante, como la definición de la Biblia como única regla infalible de fe, inspirada indudablemente por el Espíritu Santo; la aceptación de Jesucristo como único mediador; el sacerdocio de todos los creyentes y la presencia del Espíritu Santo y sus dones en cada cristiano; y el rechazo de la creencia en la transubstanciación durante la misa y de ésta como sacrificio, defienden la idea de que los cristianos convencidos, bautizados, deben vivir libres de la esclavitud del mundo, amar a los enemigos, abstenerse de toda violencia y solidarizarse materialmente con los pobres, sin apelar a las relaciones con el Estado para conseguir prebendas.
El anabaptismo puede definirse en tres puntos principales:
Un concepto de la esencia del cristianismo como discipulado.
Por eso, insisten en la importancia de la comunidad de fe para la oración, la mutua corrección fraterna, mutua ayuda material, ser una comunidad establecida voluntariamente y el Cuerpo de Cristo que se celebra en la Eucaristía.
Rechazan enérgicamente las persecuciones y guerras religiosas y consideran un crimen la ejecución de cualquier persona por sus creencias. Su norma fue y sigue siendo “Libertad religiosa para todos los hombres para vivir la fe de su elección o ninguna”.
En América Latina casi todos los anabaptistas conservadores son menonitas de Rusia pero también hay diferentes grupos modernos de todas las demás ramas anabaptistas. En España solo existen anabaptistas, menonitas y Hermanos en Cristo en España nueva orden. “Anabautistas, Menonitas y Hermanos en Cristo – España” es el nuevo nombre elegido por la Asociación de iglesias menonitas y afines. Las siglas no cambian (AMyHCE) y se recupera el término “anabautista”, que enlaza a esta comunidad cristiana con el movimiento radical de Reforma que surgió en algunos países centroeuropeos durante el siglo XVI.
Los anabaptistas se clasifican en:
Los conservadores
Amish de la antigua orden, menonitas de la antigua orden, antigua colonia (inglés: Old Colony) de los menonitas de Rusia y huteritas. Sus idiomas principales son el deitsch (amish y menonitas de antigua orden), el plautdietsch (antigua colonia) y Alemán huterita (huteritas). Conservan tradiciones centenarias. Llevan un estilo de vida sencillo, gente llana e indumentaria llana. La historia de este grupo de anabaptistas se caracteriza por sus reiteradas migraciones, en busca de lugares donde establecerse y donde sus prácticas se acepten sin interferencia del estado o la sociedad. Rechazan las nuevas tecnologías, la electricidad, internet, teléfono móvil... Son según la comunidad y variedad de grupo religioso más o menos radicales. Además rechazan el servicio militar, ser miembros de fuerzas de seguridad y participar en cualquier clase de guerra. También rechazan la litigación personal, participar en la política y la educación pública.
Los modernos
Actúan como una iglesia protestante tradicional. La mayoría de las comunidades ya no utilizan el alemán, excepto en países de habla alemana como Alemania o Suiza. Aceptan la vida moderna aunque con limitaciones. Según la comunidad, pueden rechazar la radio, la televisión, internet, la informática, los ordenadores, tener coche propio, telefonía móvil...o no rechazar nada.[cita requerida]
La investigación sobre los orígenes de los anabaptistas se ha viciado, tanto por las calumnias de sus enemigos como por las vindicaciones de sus amigos. Fue muy habitual colocar juntos, tanto a los anabaptistas de Munster como a los anabaptistas radicales relacionados con los profetas de Zwickau, Jan Matthys, Jan de Leyden y Thomas Müntzer. Aquellos que desean corregir este error tienden a sobrecorregir y negar todas las conexiones entre el principal movimiento anabaptista y su rama más radical.
La era moderna de la historiografía anabaptista surgió de la labor del estudioso católicoCarl Adolf Cornelius[9] con la publicación de Die Geschichte des Münsterischen Aufruhrs («La historia de los disturbios de Münster») en 1855. El historiador baptista Albert Henry Newman (1852-1933), de quien Bender dijo que ocupaba “la primera posición en el campo de la historiografía de la América anabaptista”, hizo una contribución importante con su obra Historia de la lucha contra el paidobaptismo (esto es, contra el bautismo de niños). Aunque existe un gran número de teorías referidas a los orígenes del anabaptismo, las tres principales son:
Los anabaptistas comenzaron con una sola expresión en Zúrich y se propagaron desde allí;
Los anabaptistas surgieron a partir de varios movimientos independientes en varios lugares a la vez; y
Los anabaptistas son una continuación del cristianismo del Nuevo Testamento (o sucesión apostólica perpetua de la Iglesia).
En la actualidad, hay en el mundo más de dos millones de anabaptistas de las denominaciones amish, huterita, menonita y la Iglesia de los Hermanos.[10] En 2018, habría 2,13 millones de anabautistas bautizados en 86 países.[11]