Antonio Amador José Nariño y Álvarez del Casal (Bogotá, 9 de abril de 1765-Villa de Leyva, 13 de diciembre de 1823) fue un político y militar colombiano que participó en las labores de la independencia del Virreinato de Nueva Granada. Junto a Pedro Fermín de Vargas, Francisco de Miranda, José Cortés de Madariaga y Eugenio Espejo, se le considera precursor de la emancipación de las provincias americanas del Imperio español. Realizó la primera traducción para la América española de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en el año 1793.[1]
Desde su juventud, Nariño se encaminó a actividades políticas que supo combinar con actividades financieras y comerciales que lo llevaron a acumular fortuna. También fue alcalde de segundo voto elegido por el cabildo de Santa Fe en 1789, tesorero interino de diezmos del arzobispado, designado en julio del mismo año.[2]
A fines de 1793 o comienzos de 1794, Nariño tradujo el texto aprobado por la Asamblea Nacional de Francia a comienzos de la revolución (26 de agosto de 1789) consagratorio de derechos del hombre y del ciudadano,[3] lo cual le valió ser hecho prisionero.
Entre el momento de su captura en su casa de habitación en Santa Fe, en agosto de 1794 y su liberación en Cartagena en junio de 1810, un lapso de casi dieciséis años, Nariño estuvo preso excepto el intervalo que pasó oculto en Europa y América entre el momento de su fuga a Cádiz (17 de marzo de 1796) y su entrega voluntaria en Santa Fe (19 de julio de 1797).[4]
Tras su liberación en Cartagena, Nariño regresó a Santa Fe a tiempo para colaborar en la organización del primer congreso neogranadino del cual es designado secretario al inicio de sesiones en diciembre de 1810.[5]
Nariño no fue militar de trayectoria pues sus primeros pasos en esa dirección se iniciaron en 1813 cuando era presidente de Cundinamarca y se ofreció para comandar las fuerzas unidas del Estado que él gobernaba con aquellas de las Provincias Unidas de Nueva Granada, aportadas desde Tunja por su rival político Camilo Torres Tenorio, con el fin de marchar al sur para recuperar a Popayán y evitar que tropas realistas avanzaran hacia el interior de la República en un empeño de invasión ordenado desde la presidencia de Quito.[6]
El éxito inicial de la campaña, que Nariño condujo victoriosamente hasta las puertas de la ciudad de Pasto, terminó en fracaso al verse Nariño precisado a entregarse al jefe militar de Pasto en mayo de 1814. Los siguientes seis años los pasó de nuevo en prisión.[7]
Nariño regresó a América por el Caribe y Venezuela. El 20 de febrero de 1821 se reportó a "El Libertador" Simón Bolívar desde Angostura y éste lo invitó a que se reunieran en los llanos del Apure. Allí, Bolívar solicitó a Nariño proceder a instalar el congreso de Villa del Rosario y lo eligió como vicepresidente de Colombia.
Del matrimonio contraído en Santa Fe, el 9 de septiembre de 1758 por el español Vicente de Nariño y Vásquez con la criolla Catalina Álvarez del Casal (nacida en 1739, Santa Fe) nacieron ocho hijos entre los cuales Antonio fue tercero.[8] Perteneció a influyentes familias virreinales de inmediato origen español,[9] concretamente de Galicia, ya que sus padres eran oriundos de Valle del Dubra.[10] Por un tiempo fue becario real en el Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé.
Desde su infancia Nariño se aficionó a la lectura, inicialmente bajo la orientación de sus padres con el propósito de suplir la educación que no podía recibir en el colegio debido a sus problemas de salud.[11]
Su biblioteca, en buena parte heredada de su padre, llegó a contener más de dos mil volúmenes. Fascinado por el movimiento europeo de la «Ilustración» se convirtió en propagador de esas ideas, fundando una tertulia en su casa que se llamó «El arcano sublime de la Filantropía».[12]
Se casó en 1784 con Magdalena Ortega de Nariño, nacida en Bogotá, el 22 de julio de 1762, hija de José Ignacio de Ortega y Gómez de Salazar y de Petrona de Mesa y Moreno. El matrimonio tuvo seis hijos:[13] Gregorio, nacido en 1786, Francisco, en 1787, Antonio, en 1791, Vicente, en 1793, Mercedes, en 1798, e Isabel, en 1801.
A sus 16 años de edad, Nariño como abanderado de un batallón de milicias creado para contener a los comuneros de 1781, presenció el tormento y ejecución de José Antonio Galán.[14]
Alcalde de segundo voto en 1789, tesorero de diezmos del arzobispado, regidor y alcalde mayor provincial, entre 1791 y 1793; su carrera pública lo llevó a convertirse en productor de quina, café y té.[13]
La traducción y edición clandestina (al parecer el 15 de diciembre de 1793) de la «Declaración de los Derechos del Hombre»,[15] documento clave de la Revolución Francesa que supuso el fin de la monarquía absoluta de Francia y cuya circulación había sido prohibida en el Imperio español por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, lo llevó a prisión en Santa Fe (29 de agosto de 1794) por tres causas: impresión del folleto, impresión de unos pasquines y por conatos de sedición. Mientras el Virrey Ezpeleta se paseaba por Guaduas, Nariño estaba traduciendo y publicando, en su imprenta La patriótica, parte relativa de la «Declaración de los Derechos del Hombre», impreso que circuló con cierta discreción, más tarde el español Francisco Carrasco lo denunció ante la Real Audiencia. Los comisionados fueron los oidores Joaquín Mosquera, Hernando de Alva y Joaquín Inclán, quienes decidieron que los conspiradores debían ser enviados a prisión, estos serían Antonio Nariño junto a Ignacio Sandino, José de Ayala y Vergara, Luis de Rieux, Manuel Froes, Pedro Pradilla, Francisco Antonio Zea, Sinforoso Mutis, José María Cabal, entre otros. Nariño escogió a José Antonio Ricaurte como su abogado defensor el cual logró comprobar que nunca se cometió un delito.[4]
Nariño fue absuelto de todos los cargos tras confesar durante el juicio haber impreso 200 ejemplares de la Declaración proscrita y haberlos quemado todos salvo dos. Posteriormente, el prócer fue enjuiciado y condenado al exilio durante 10 años (30 de octubre de 1795) por el desfalco a la Tesorería de Diezmos de la Iglesia Católica de más de 29 mil reales (unos 700'000 dólares estadounidenses al cambio actual)[16][17]
En Cádiz hizo escala de su viaje con rumbo al exilio africano una vez allí, y después del acoso de sus familiares por algunos meses, convino en entregarse voluntariamente (en julio del mismo año) al virrey Pedro Mendinueta, confiado en que pronto obtendría su libertad a cambio de la información que ofreció proporcionar. Esta información hacía relación a la conspiración que él, con varios socorranos y antiguos miembros de la insurrección comunera, ocultos en la Provincia de Casanare, habían supuestamente coordinado, y cuyo objetivo era derrocar el régimen virreinal.[18]
Esto lo lograrían apoyando y facilitando la invasión de un ejército británico, que entraría por el río Orinoco, se asentaría en Trinidad en la Provincia de Casanare y desde allí atacaría a Santa Fe, teniendo en cuenta que las tropas virreinales se ubicaban protegiendo las fronteras en Darién, Caribe y Riohacha, y no había fuerzas significativas que protegieran el flanco oriental de los Llanos.[19]
En contra de lo que esperaba, se le mantuvo en prisión por varios años, hasta cuando finalmente el virrey accedió a mejorar sus condiciones, y permitió que se trasladara con su familia a una hacienda en inmediaciones de Santa Fe (en mayo de 1803). Allá permaneció en reclusión domiciliaria hasta que en noviembre de 1809 fue nuevamente apresado bajo sospechas de hacer parte de una conspiración contra el gobierno. Remitido a Cartagena, salió libre en agosto de 1810 luego del levantamiento de Cartagena.[20]
En diciembre de 1810, (cuando ya se había dado el grito de Independencia), Nariño regresó a Santa Fe donde fue declarado como Jefe del gobierno provisional de Cundinamarca tras el motín.[21] Al mismo tiempo tuvo ocasión de participar en la organización del Congreso de las Provincias de la Nueva Granada, que se instaló el día 22 del mismo mes y del cual fue designado secretario.[5]
En tal condición contribuyó a contener las aspiraciones separatistas de Cartagena.
El 17 de abril de 1812, Nariño presentó al Tribunal del Gobierno de Santa Fe, la siguiente nota que contenía la traducción de los Derechos del Hombre que él publicó años atrás:
"Para que el público juzgue los 17 artículos de 'Los derechos del hombre' que me han causado los 16 años de prisiones y de trabajos que se refieren en el antecedente escrito, los inserto aquí al pie de la letra, sin necesidad de advertir que se hicieron por la Francia libre y Católica porque la época de su publicación lo está manifestando. Ellos no tenían ninguna nota que hiciese la aplicación a nuestro sistema de aquel tiempo; pero los tiranos aborrecen la luz y al que tiene los ojos sanos".[22]
Prácticamente los pueblos de Cundinamarca expidieron la segunda constitución de su república, imitando en mucho también a la de Tunja.
El 30 de agosto de 1811, a los diecisiete años del día de su captura por la traducción e impresión de la Declaración de los Derechos del Hombre, Nariño se recibió de corregidor de la ciudad.
En vista del fracaso en las tentativas para armar un gobierno general, Cundinamarca se propuso establecer el suyo particular. A partir del 27 de febrero de 1811 se reunió un Colegio Constituyente presidido por Jorge Tadeo Lozano, quien fue también designado primer presidente del nuevo Estado de Cundinamarca, con propósito de redactar una Constitución que en 30 de marzo logró aprobación a partir del proyecto del mismo Lozano y Luis Eduardo de Azuola con algunos apartes del propuesto por José María del Castillo y Rada, sobre dos bases fundamentales: profesión solemne de la fe católica y reconocimiento de Fernando VII por «rey de los cundinamarqueses» con sujeción a la misma Constitución. De espíritu federal pero sin abandonar la idea de un gobierno centralista para el antiguo virreinato, el código previó la eventual agregación de otras provincias que, en tal caso, se sujetarían a la misma carta fundamental. Antonio Nariño, centralista declarado, pasó a hacer oposición al nuevo gobierno desde su periódico «La Bagatela» cuyo primer número circuló el 14 de julio de 1811[23]
El 19 de septiembre, sus críticas provocaron la dimisión del primer presidente del Estado de Cundinamarca Jorge Tadeo Lozano (electo en abril del mismo año) y Nariño fue proclamado en su lugar,[24] y en permanente antagonismo con Camilo Torres, presidente del Congreso de las Provincias Unidas.
El gobierno provisional había invitado a las provincias que integraban el antiguo virreinato de la Nueva Granada a enviar representantes a la capital con el fin de conformar un gobierno general que reemplazaría a la junta suprema de Santa Fe.
Las provincias no vieron con buenos ojos el espíritu de preponderancia que desde un comienzo acusó la antigua capital virreinal cuya junta se autodesignó «suprema». Desde un comienzo las opiniones se dividieron entre quienes desde Santa Fe proponían un modelo centralista de gobierno y los que desde las provincias, con la de Cartagena a la cabeza, propugnaban por uno federalista.[25] El congreso se instaló con asistencia de representantes de las provincias de Santa Fe, Nóvita, Pamplona, El Socorro, Mariquita, y Neiva. Las demás provincias (Cartagena, Santa Marta, Medellín, Popayán, Pasto, entre ellas) se abstuvieron de concurrir para manifestar su aversión a las orientaciones de Santa Fe, a cuya junta acusaban de constituir un gobierno opuesto a los intereses de las provincias.[26]
La instalación corrió por cuenta del vicepresidente de la junta suprema de Santa Fe, el alcalde ordinario José Miguel Pey, quien tomó a los representantes juramento de defender la religión católica, sostener los derechos de Fernando VII contra el usurpador Napoleón Bonaparte y no reconocer autoridad distinta a las de las juntas provinciales y el congreso que se estaba instalando con expresa exclusión del Consejo de Regencia de España. Al cabo de un par de meses y sin haber decidido nada sustancial, el congreso se disolvió.[27]
Tras participar en lo que se ha llamado la primera guerra civil de la Nueva Granada, que lo opuso a otras figuras de la Independencia como Francisco de Paula Santander, Antonio Baraya o Atanasio Girardot,[28]y que nos dejó como dato anecdótico la política empleada por Nariño tras la victoria contra las tropas federalistas de Barayá, nombrando a Jesucristo como general de las tropas del ejército y mandando a poner el nombre santo de los soldados en sus uniformes.[29]
Nariño propuso a los federalistas que se unieran para así evitar la reconquista española. Las tropas realistas dirigidas desde la presidencia de Quito invadieron el sur de la república y, tomada Popayán, amenazaban con avanzar hacia la capital. La emergencia hizo que Nariño y Camilo Torres Tenorio concordaran en la necesidad de emprender una campaña militar conjunta que enfrentara a los invasores. Nariño se ofreció a comandar los ejércitos combinados de Cundinamarca y las Provincias Unidas pero antes de partir pidió y obtuvo que Cundinamarca declarara su independencia absoluta respecto de España y de cualquier gobierno que no fuera el propio (16 de julio de 1813).[30]
En septiembre de 1813 delegó la presidencia en su tío Manuel de Bernardo Álvarez del Casal para salir a la cabeza de las fuerzas combinadas de Cundinamarca y las Provincias Unidas a tratar de contener el avance de fuerzas españolas dirigidas desde Quito en una campaña militar en el sur. La campaña, inicialmente exitosa, hizo que el general Juan de Sámano retrocediera y pudieron llegar así entonces a Popayán, donde Nariño y sus hombres tuvieron que parar a descansar y a replantear su estrategia.[31]
Al salir hacia la Batalla de los ejidos de Pasto el ejército iba mermado y el recorrido estuvo acompañado por constantes ataques de guerrillas y por territorios selváticos que dificultaban el paso a los soldados patriotas. Cuando llegaron a Pasto fueron recibidos por el ejército realista y lucharon todo el día. Nariño había dejado unos 500 hombres en la retaguardia como posibles refuerzos; en Pasto el ejército se divide en tres para contrarrestar el ataque enemigo y casi con la victoria segura Nariño y dos de las partes del ejército se atrincheran para descansar. En esto los emisarios de la tercera parte no encontraron restos de sus compañeros y pensando que habían sido acabados dieron la noticia que todos habían perecido. Seguidamente toda la retaguardia y los soldados que habían llegado de pasto se retiraron.[31]
Al anochecer Nariño piensa en volver a su base y recoger a los soldados que estaban allí para acabar con los Realistas de una vez, pero cuando llegaron a buscarlos como refuerzos no encontraron a nadie y el ejército que acompañaba a Nariño lo abandona y decide volver a Popayán.[31]
Nariño optó por quedarse solo luego de despachar de regreso a Popayán (capital provincial que había retomado para los patriotas desde el 2 de enero) en procura de refuerzos a los oficiales de su entorno inmediato, entre quienes se contaba su propio hijo homónimo Antonio Nariño y Ortega. Cansado de deambular por los montes circundantes por unos días, el día 14 de mayo un hambriento y fatigado Nariño se entrega a merced de su oponente realista de las jornadas precedentes, Mariscal Melchor Aymerich. Enemigo noble, Aymerich recibió a Nariño por prisionero pero dispuso que se le diera tratamiento correspondiente a sus elevados empleo y rango; y, para abundar en deferencias, denegó la solicitud del prisionero sobre ser enviado a Quito en la certeza de que el presidente Toribio Montes no le guardaría las mismas consideraciones y le haría fusilar sin vacilación. Se limitó a autorizarle que se dirigiera a él por escrito mientras que por su parte al día siguiente Aymerich ofició al general patriota José Ramón de Leyva en Popayán para notificarle la prisión del presidente de Cundinamarca.
Meses más tarde, en 4 de julio, desde su prisión en Pasto el presidente Nariño envía al gobierno de Cundinamarca su propuesta para un armisticio con Quito. El presidente encargado Manuel de Bernardo Álvarez pasó la propuesta al congreso para su consideración y este respondió favorablemente a la iniciativa que, sin embargo, no encontró acogida entre los realistas.[32]
El día 15 de julio de 1815, Nariño fue remitido desde Pasto con destino a Quito por orden del presidente Montes. Al parecer hubo algunos intentos inútiles de patriotas granadinos para liberarlo a la fuerza en el trayecto. Llegado a su destino, fue despachado a Lima para ser embarcado con destino a Cádiz, adonde llegó a principios de marzo de 1816 para ser recluido en la cárcel pública donde permaneció los siguientes cuatro años; fue liberado el 23 de marzo de 1820.[33]
Antes de la marcha al sur, Nariño autorizó a Jacobo Wiesner para que acometiera una exploración minera en la región de Pacho (Cundinamarca), en busca de plomo, mineral cuya necesidad urgía para la época. En 1814 no solamente fue hallado el tan anhelado plomo, sino "una gran mina de hierro, y aparente para acero" según consta en documentos públicos . Luego de esto Nariño en persona visitó la región y examinó las minas de cobre encontrándolo comercialmente explotable. Con el mineral extraído por Nariño de la mina "Algodonales" se funden más tarde, las campanas de las iglesias de Pacho y Vergara y algunas piezas del conocido reloj de la casa consistorial de Pacho.
Luego de disfrutar por un corto lapso de su libertad en Europa, Nariño reapareció en Angostura a mediados de febrero de 1821. Simón Bolívar lo acogió con amabilidad y lo designó vicepresidente interino de la recién formada unión colombiana con el preciso y urgente encargo de acudir a instalar el Congreso Constituyente en Villa del Rosario, lo que verificó en 6 de mayo de ese año.[34] Diversas circunstancias llevaron a Nariño a renunciar a su alta investidura apenas dos meses más tarde (5 de julio) para proseguir a Santa Fe.[35]
Entre tanto, el mismo congreso lo eligió en ausencia al término de sus deliberaciones (el 9 de octubre de 1821) como senador para sus próximas sesiones que se iniciarían en Santa Fe a partir del primer día de 1823; pero su curul fue impugnada por un par de políticos por considerarlo indigno de ella. El congreso de 1821 acordó mantener la elección, pendiente de la defensa que tendría que hacer el impugnado al iniciar las sesiones en la capital.
Apenas el 8 de abril de 1823 se instaló finalmente el congreso. Nariño optó por abstenerse de concurrir a sesiones hasta poder iniciar su defensa, lo que ocurrió en mayo 14 cuando compareció ante el pleno del congreso para defenderse públicamente de las acusaciones de que había sido objeto.[36] Mediante una documentada exposición de argumentos contestó las tres acusaciones en su contra, las cuales fueron:
El día 20 del mismo mes Nariño resultó absuelto.[11] Desde ese día asistió a las sesiones del congreso hasta que solicitó licencia para trasladarse a un mejor clima tras la clausura de las sesiones ordinarias en 6 de agosto.
Aviso del terremoto fue una publicación efímera pero pionera en el periodismo neogranadino. Su primer número apareció a continuación del terremoto del Virreinato de Nueva Granada de 1785 con noticias de lo acaecido en la capital en los días precedentes. Al cabo de otro par de entregas (25 de julio y 18 de agosto) que presumiblemente agotaron el tema que le dio origen fue seguida por la «Gazeta de Santa Fe», cuyo primer número salió el 31 de agosto y parece haber sido seguido por siquiera otros dos números al final de cada uno de los meses subsiguientes.
De allí en adelante la publicación de impresos se suspendió por varios años en Santa Fe, hasta que a fines de 1790 se produce la llegada del periodista cubano Manuel del Socorro Rodríguez traído por el Virrey José de Ezpeleta para dirigir la Real Biblioteca instituida desde 1777. Editado por ese mismo funcionario, el miércoles 9 de febrero de 1791 empieza a circular el semanario «Papel periódico de Santa Fe», impreso con licencia del superior gobierno en la Imprenta Real. A partir del segundo número aparecerá los viernes y para su número cuatro ya contaba con una lista de 150 suscriptores encabezados por el virrey y la virreina. Desde un principio Nariño se convirtió en colaborador asiduo del nuevo periódico, y el mismo biógrafo recién citado lo supone promotor y principal aportante para la subvención de los costos de impresión no cubiertos por las suscripciones basado en la circunstancia de que cuando la vieja imprenta de los jesuitas pronto se dañó irreparablemente fue Nariño quien importó desde España, en 1792, los nuevos equipos y elementos requeridos para que el periódico pudiera seguir apareciendo. En cualquier caso, el primer artículo identificable como de Nariño que allí aparece publicado es el breve ensayo «Los frutos del árbol noble» inserto en el tercer número del periódico, correspondiente a 25 de febrero de 1791. Frecuentes colaboradores del mismo periódico fueron Pedro Fermín de Vargas y Francisco Antonio Zea.
A comienzos de 1794, Nariño al fin pudo hacer realidad una idea que rondaba su mente de tiempo atrás pero cuya puesta en ejecución había tenido que diferir a causa de sus múltiples ocupaciones y responsabilidades. En un salón de su casa en la plazuela de San Francisco, especialmente acondicionado y decorado para el efecto, estableció sede para las tertulias habituales de un grupo de intelectuales y personalidades de la sociedad santafereña que se congregarían allí ostensiblemente con el propósito de ilustrarse mutuamente con el producto de sus lecturas y el recuento de diversas experiencias y viajes a ultramar. A usanza de una época en que se carecía de medios de comunicación social, estas reuniones constituían lo que por entonces se conocía como un casino literario al que el propio Nariño asignó el apelativo de «Arcano de la Filantropía» y cuya plana de fundadores incluía, además del anfitrión, a sus amigos José María Lozano, heredero del marqués de San Jorge y hermano mayor de Jorge Tadeo, José Antonio y Juan Esteban Ricaurte, Luis y José Luis de Azuola, Francisco Antonio Zea, Joaquín Camacho, Francisco Tovar y el doctor Iriarte.
Por los mismos días de fines de 1793 o principios de 1794 Nariño procedió a imprimir (Imprenta Patriótica) su propia versión al castellano del texto francés relativo a los derechos humanos, al que se hizo alusión arriba, en temeraria o imprudente acción que habría de ser causa de interminables problemas.
Años más tarde, el domingo 14 de julio de 1811, casual o intencionalmente en coincidencia con el aniversario de la Toma de La Bastilla (1789, París), Antonio Nariño inició en Santa Fe la publicación de un semanario al que llamó «La Bagatela». Era un periódico de crítica política que se proponía divulgar y hacer más efectiva su tarea de oposición a las ideas federalistas del incipiente gobierno al propio tiempo que propender por la declaración de la independencia absoluta de la Nueva Granada y la instauración de una república democrática. El nuevo periódico salió de la misma Imprenta Real, ahora regentada por Bruno Espinosa de los Monteros, que más de dos décadas atrás había impreso el «Aviso del Terremoto» y la «Gazeta de Santa Fe». La pluma de Nariño se demostró tan demoledora que a poco andar (el 19 de septiembre del mismo año) originó una conmoción popular que derribó el gobierno de Jorge Tadeo Lozano, primer presidente de Cundinamarca, para instalar al periodista en el poder. Nariño ejerció dicha presidencia por espacio de dos años, hasta cuando en septiembre de 1813 salió a la cabeza de la expedición militar al sur que pretendía detener el avance de tropas realistas enviadas desde Quito.
Las ocurrencias y vicisitudes de los años siguientes silenciaron a Nariño. En abril de 1820, recién salido de su última prisión (Cádiz, 1816-1820) y desde un pasajero refugio en la inmediata Isla de León, denunció los excesos de Pablo Morillo en el proceso de pacificación de Costa Firme y Nueva Granada entre 1815 y 1820. Bajo el seudónimo de Enrique Somoyar, Nariño escribió sus célebres cartas «Cartas de un americano a un amigo suyo», presuntamente suscritas por su antiguo benefactor en Cartagena (para entonces difunto). Por los mismos días, Nariño redactó una «Representación al rey de varios individuos americanos de Costa Firme y Suramérica residentes en Cádiz» suscrita por Juan Miguel de Quiroga con otros veintiocho patriotas, comunicación seguida por otra originada en la Sociedad Patriótica de Isla de León que presidía el mismo Nariño.
Algunos años después, de regreso en Santa Fe, y cuando ya se acercaba al final de su vida, en respuesta a múltiples y reiterados ataques de que venía siendo objeto, agudizados tras la aparición del periódico gobiernista «El Patriota» el 26 de enero de 1823, Nariño publicó, el 5 de marzo, la primera entrega de un periódico llamado «Toros de Fucha» mediante el cual criticaba el gobierno centralista del vicepresidente Santander, en oposición a su otra lucha de 1812 en favor de esta forma de gobierno.[37] Esta publicación causó estragos a la imagen del gobierno del vicepresidente Francisco de Paula Santander. Una aparente queja allí contenida sobre mordazas a la libre expresión llevó al Santander a pedirle explicaciones, de manera más bien conminatoria, según lo narró la segunda entrega del papel, el 7 de abril.
En esta última publicación acuñó la expresión de Patria Boba, para referirse a los años iniciales de Colombia (1810-1816) al presentar su posición en torno a las tesis encontradas de federalismo y centralismo.
En agosto de 1823 Nariño cayó enfermo y se vio en la necesidad de solicitar una licencia para trasladarse a un mejor clima tras la clausura de las sesiones ordinarias del congreso el 6 de agosto. Eligió la Villa de Leyva, donde mejoró su salud durante algunos meses, sin embargo a principios de diciembre fue víctima de la tuberculosis y la bronconeumonía que lo llevaron a la muerte, el 13 de diciembre de 1823, a la de edad de 58 años.[38][39]
En un relato de sus últimos días, Soledad Acosta de Samper recuerda que: "Nariño escogió la risueña Villa de Leiva, en donde tenía numerosos amigos [...] Apenas entró en el apacible clima de Leiva, añade Vergara y Vergara, se sintió mejor en su salud, tan mejor que sus amigos que le acompañaban le creyeron salvado:
- Ahora que estoy bueno, les dijo, voy a buscar y señalar el sitio en que quiero ser enterrado, porque pienso morirme pronto"[40]
Sus restos se encuentran en la Catedral primada de Colombia en Bogotá.[41][42][43][44][45]
El departamento de Nariño fue creado por ministerio de la Ley Primera el 6 de agosto de 1904 en homenaje al precursor de la independencia. Su territorio es una de las regiones segregadas del antiguo Departamento del Cauca, con Pasto como su capital. Dicha ley fue sancionada por el presidente José Manuel Marroquín en el último día de su gobierno.[46] Para 1838 fue nombrado un municipio como Nariño (Cundinamarca),[47] y en 1845 la localidad de Nariño (Antioquia).[48] En 1972 fue nombrada como Antonio Nariño a la localidad n.º 15 de Bogotá.[49] En 1976 fue fundada la Universidad Antonio Nariño.[50] El Ejército Nacional entrega la Condecoración Orden del Mérito Antonio Nariño,[51] y los antiguos grupos guerrilleros del Movimiento 19 de abril (M-19) denominaron Antonio Nariño a la operación de la Toma del Palacio de Justicia,[52] y las FARC-EP a la unidad de la Red Urbana Antonio Nariño, (RUAN).[53]
Otro homenaje llamativo es la Casa de Nariño, también llamada Palacio de Nariño, donde está la residencia oficial del Presidente de Colombia y es la sede de gobierno del país. Está ubicada en el centro histórico de Bogotá. El edificio fue inaugurado el 20 de julio de 1908 y construido en los predios de la casa natal de Antonio Nariño.[54] El diseño estuvo a cargo de los arquitectos Gastón Lelarge y Julián Lombana. En 1979 fue reinaugurado después de anexar nuevas construcciones. Numerosas instituciones educativas en todo el país llevan su nombre como homenaje.
Antonio Nariño es también, el único colombiano homenajeado en la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, es un salón ubicado dentro de la Casa Rosada, en Buenos Aires, Argentina, dedicada a homenajear a patriotas de América Latina destacados en distintas disciplinas.
Ancestros de Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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