Las montañas están mayoritariamente cubiertas de bosques, aunque una cara del pico más alto, el Gran Sasso d'Italia, de 2914 metros, está parcialmente cubierta, en su cara norte, por el que es el glaciar más meridional de Europa desde que se derritió el glaciar del Veleta, en Sierra Nevada, a principios de siglo XX. Las laderas orientales que miran al mar Adriático son escarpadas, mientras, la zona occidental, termina en llanuras y territorios colinares donde están situadas diferentes ciudades históricas italianas.
Los Apeninos se dividen en tres grupos principales:
Los Apeninos septentrionales (ligures, tosco-emilianos y tosco-romañolos), los cuales se unen a los Alpes occidentales (Alpes ligures) a través del puerto de montaña conocido como Bocchetta di Altare. Están formados por arcillas y areniscas. Esta parte de la cadena tiene únicamente un macizo con cumbres superiores a los 2000 metros: los Apeninos tosco-emilianos, que se elevan hasta los 2165 metros. Las montañas, bastante redondeadas, forman allí una cadena muy lineal, que disminuye en altura con rapidez en las colinas de los alrededores; y los puertos de montaña, a menudo recorridos por las carreteras, se encuentran entre los 700 y 1000 metros de altura. Sin embargo, esta parte de los Apeninos, conserva todavía bosques salvajes, especialmente entre la Toscana y la Emilia-Romaña. Los Alpes Apuanos, a pesar de su baja altura (este macizo culmina a 1946 m en el Monte Pisanino), tienen picos y desfiladeros totalmente cubiertos de vegetación, lo que les confiere un aspecto parecido al Pan de Azúcar. Además, estos picos declinan bruscamente hacia el mar Tirreno, con numerosos e impresionantes acantilados.
Los Apeninos centrales (umbros y abrucenses), que son de caliza. Descienden levemente en altura hacia los dos mares. Sin embargo, forman un gran macizo compuesto por varios grupos de montañas separados entre sí por estrechos valles paralelos a los dos mares. Esta parte de los Apeninos, que engloba en gran parte a los montes Abruzos, se extiende desde los montes Sibilinos al norte hasta los montes del Matese al sur. Hay nueve grupos de montañas que superan los 2000 m sobre el nivel del mar: el Gran Sasso, Majella, el Velino-Sirente, los montes Sibilinos, los montes de la Laga, los montes Marsicanos, los montes Reatinos, los montes Simbruinos y los montes del Matese. Los macizos son los más altos de los Apeninos, con montañas a menudo muy abruptas, y separadas por puertos de montaña que no están nunca por debajo de 1000 metros. Además, los grandes bosques son el hogar de especies de flora y fauna raras o excepcionales en el resto de los Apeninos o del continente europeo. Es ahí donde se encuentra el paisaje alpino por excelencia de la cordillera apenina.
Los Apeninos meridionales (samnitas, campanos, lucanos y calabreses), cuya composición son esquisto y rocas cristalinas. Son muy parecidos a los Apeninos septentrionales: montañas y puertos de baja altura, cadenas alineadas, con las cumbres más o menos redondeadas, pero descendiendo casi verticalmente sobre el mar Tirreno y el mar Jónico. Sus gargantas profundas e inaccesibles, y sus cumbres en general de poca altura abrigan grandes extensiones boscosas pobladas por lobos. Sin embargo, esta es la única parte de los Apeninos que incluye los volcanes activos (Monte Etna, Vesubio y Campos Flégreos). El Etna está separado del resto de los Apeninos por el estrecho de Mesina. Se trata de una montaña (un volcán) separada, debido a su composición geológica, forma, altura y también a su aislamiento del resto de la cadena.
Los Apeninos presentan, sin embargo, macizos montañosos menos elevados que no están geográficamente en la misma cadena. Estas montañas aisladas incluyen los Antiapeninos (el equivalente de los Anti-Alpes, en los Alpes). Se pueden citar los montes Metalíferos, el Monte Conero, los montes Albanos, los montes Lepinos, el Circeo, el Gargano y el Vesubio.
Son pasos poco conocidos, pero de gran belleza. Algunos son recoridos por vueltas ciclistas profesionales que han discurrido por su trayecto, como la Tirreno-Adriático.
Se enlistarán mayormente los puertos de montaña pavimentados, de mayor a menor altitud.
Los principales pasos de montaña de los Apeninos son los siguientes:
()1: Puerto sólo apto para bicicletas de gravel. Parte de Campo Imperatore,2100 m, la segunda subida asfaltada más alta de todos los Apeninos tras el terrible Blockhaus,2142m.
Los bosques de los Apeninos son similares a los bosques de otros macizos europeos. Se extienden entre los 800 y 1800 metros. El haya es el árbol dominante, però también hay robles, olmos, castaños, alerces, tilos, y todo tipo de arbustos. Los pinos autóctonos todavía se puede encontrar en los Monti della Laga, Gran Sasso y en parque nacional de los Abruzos. Un bosque de abedules adorna todavía las laderas del Etna y del Velino. Entre los frutos del bosque, están la fresa, frambuesa, arándano, grosella y mora. Entre las flores de montaña podemos nombrar la genciana amarilla, genciana, primavera, la genciana azul de los Apeninos, las peonías, el adonis, e incluso se pueden contemplar los Edelweiss de los Apeninos en los Monti Sibillini, en el Gran Sasso y en el Majella.
Muchas estaciones de esquí están distribuidas en hermosos valles no contaminados. La mayor estación de esquí en los Apeninos es el Roccaraso, con 100 km de pistas, en los Abruzos. Toscana ofrece la Abetone (50 km de pistas), mientras que Abruzos tienen Campo Felice y Ovindoli (cada una con 30 km de pistas).
El Gran Sasso es el verdadero paisaje alpino de los Apeninos. Muchos albergues ofrecen cursos de esquí en las altas montañas, excursiones, montañismo y escalada. En los torrentes se puede practicar el ráfting o el descenso en canoa. Además, desde casi todos los picos de los Apeninos y en tiempo claro, se pueden ver uno o dos mares.
Pero también hay muchos senderos abiertos en el corazón de los parques. El parque nacional de los Abruzos fue el primero creado en Europa (1922). Los numerosos parques que protegen a los Apeninos, además de su función de preservar la naturaleza, realizan una revalorización de los pueblos y los paisajes, lo que hace que a diferencia del resto de Europa occidental, las montañas de los Apeninos no estén en camino de despoblación y abandono.