El arousal o nivel de excitación cortical y alerta (también, neuroexcitación o excitación neurológica) es un término de la neurología, fisiología y psicología médicas que designa una activación general fisiológica y psicológica del organismo, que varía en un continuo que va desde el sueño profundo hasta la excitación intensa, según Daniel Gould y Vikki Krane.[1][2]
El arousal es un estado fisiológico del organismo en vigilia, en respuesta a estímulos internos y externos. Estos estímulos desencadenan fluctuaciones en la conducta, la actividad del sistema nervioso autónomo y la actividad eléctrica cortical.[3]
Existe un nivel óptimo de arousal para un buen desempeño, y muy poca o demasiada excitación puede afectar negativamente el desempeño de la tarea.
La vigilia está regulada por el sistema de activación reticular ascendente, que está compuesto por cinco sistemas de neurotransmisores principales: acetilcolina, norepinefrina, dopamina, histamina y serotonina, que se originan en el tronco del encéfalo y forman conexiones, que se extienden de forma ascendente por toda la corteza cerebral.[4]
Conseguir un cierto nivel de activación o arousal, es imprescindible para desempeñar cualquier tarea.
Para cada tipo de tarea, se puede definir un grado óptimo de activación, en el cual el rendimiento es máximo.[5]
Es la capacidad de estar despierto y de mantener la alerta que implica la capacidad de seguir estímulos u órdenes.
La vigilia está regulada por el sistema de activación reticular ascendente que está compuesto de sistemas neuronales difusos con diferentes monoaminas como neurotrasmisores.
Cuando son estimulados, estos sistemas producen actividad cortical y estado de alerta.
El arousal se trata de un concepto muy utilizado en contextos en los que se trata de investigar (o mejorar) la atención y el rendimiento intelectual o deportivo.
Lograr un cierto nivel de arousal (activación) a través de la estimulación ambiental resulta imprescindible para emprender cualquier tarea a realizar.[5]
Los psicólogos Yerkes y Dodson en 1908 formularon su Ley de Yerkes-Dodson, que relaciona empíricamente la excitación arousal y el rendimiento.
En el aprendizaje al incrementar el arousal sobrepasando el nivel óptimo del mismo, debido a una situación muy estresante para la persona, ese aumento de la activación cortical producirá una reducción en la efectividad del desempeño.
Los investigadores han llegado a plantearse la alternativa si el atleta debería estar activado al máximo al momento de competir, si existiría un estado intermedio ideal de tensión (excitación) o si, por el contrario, sería conveniente que estuviera lo más relajado posible. La intervención motivacional también puede pesar negativamente sobre el arousal.[6]
En tareas de tiempo de reacción serial se supone que a medida que transcurre el tiempo el nivel de arousal debería disminuir. Sin embargo, Broadment observó que esto no siempre se cumplía. Para explicar esto, abandonó la noción de arousal unitario y propuso que existen dos tipos de arousal que pueden operar de modo distinto:[7]