Desde la primera síntesis de azidas orgánicas, la fenil azida, por Peter Griess en 1864[3],[4],[1] las azidas orgánicas se han convertido en unos importantes compuestos intermediarios en numerosas reacciones de la síntesis orgánica de distintas especies químicas.
La reactividad de las azidas se puede resumir en tres mecanismos fundamentalmente como se representa en la figura: A) Ataque nucleofílico de la azida a través del nitrógeno, N1, a un grupo electrófilo; B) Ataque de un nucleófilo al nitrógeno N3 y C) la denominada adición o cicloadición en la que el grupo azida actúa como un dipolo frente a un dipolófilo como alquenos o alquinos.[1],[5]
Un ejemplo de este tipo de adición es la adición de una aril azida a un norborneno que actúa como dipolófilo para dar lugar a una triazolina y un derivado aziridina en un ratio 6:1.[1],[6]
Las azidas forman parte de una serie de reactivos que dan lugar a reacciones englobadas dentro de la denominada Química click, en la que las síntesis y reacciones de nuevos compuestos se desarrollan bajo condiciones suaves y con una alta fiabilidad y altos rendimientos.[5]
Se ha informado de que la azida de sodio y los polímeros basados en reactivos azida con contenido de diclorometano y cloroformo forman di y triazidometano respectivamente, ambos inestables en altas concentraciones cuando se hallan presentes en disolución. Diversas explosiones devastadoras han sido divulgadas por la literatura especializada cuando se realizaban mezclas concentradas mediante un evaporador rotatorio. Los peligros del diazidometano (y del triazidometano) han sido documentados por A. Hassner et al.[8]
Las azidas de metales pesados son altamente explosivas bajo presiones repentinas, sobre todo cuando se emplea sodio y por esta razón deben tenerse precauciones cuando se almacenan, y lo mismo ocurre con los vapores de HN3 cuando entran en contacto con metales pesados o sus sales. Las azidas de sales con metales pesados pueden acumularse bajo ciertas circunstancias, por ejemplo, en tubos de metal o en secadores por liofilización, evitando de esta forma violentas explosiones. Algunos de los compuestos orgánicos basados en azidas se clasifican como altamente explosivos y tóxicos (las azidas inorgánicas se clasifican como neurotoxinas, y los iones azida como inhibidores del citocromo c oxidasa (COX)).
Las iodoazidas en estado sólido son explosivas y no deberían prepararse en ausencia de un disolvente.[9]
↑ abcd S. Bräse, C. Gil, K. Knepper, V. Zimmermann, Ange. Chem. 2005, 117, 5320-5374; Angew. Chem. Int. Ed. 2005, 44, 5188-5240.
↑Tornieporth-Oetting, I. C.; Klapoetke, T. M. "Covalent Inorganic Azides" Angewandte Chemie, International Edition in English (1995), volume 34, pages 511-20. AN 1995:483017
↑P. Grieß, (1864) Philos. Trans. R. Soc. Londres, 13, 377
↑P. Grieß, Justus Liebigs (1865) Ann. Chem., 135, 131
↑ abD. Díaz, M. G. Finn, K. B. Sharpless, V. V. Fokinb, C. J. Hawkerc. Cicloadición 1,3-dipolar de azidas y alquinos. I: Principales aspectos sintéticos. An. Quím. 2008, 104(3), 173−180