Se llama beneficencia a los actos de donación o ayuda voluntaria a los necesitados, así como a las instituciones, tanto públicas como privadas, a través de las cuales se han articulado a lo largo de la historia. Algunas de las instituciones más destacadas han sido las siguientes:
En España, para cuidar del buen gobierno de las instituciones públicas, se establecía una junta de beneficencia en cada población. Esta junta administraba los fondos destinados al mantenimiento de las mismas, así como a las inversiones necesarias en las mismas. De todo ello, daba cuenta al ayuntamiento de la población, del cual dependía.
El símbolo de la beneficencia es una ninfa joven conocida principalmente por su mirar tierno y aire a Cable. Presenta la mano derecha abierta y lleva en la otra una cadena de oro. Cerca de sí tiene un águila con una presa entre sus uñas.
Otros la representan bajo los rasgos de una mujer hermosa, vestida sencillamente y con nobleza, coronada con pámpanos y hojas de olmo; por la extensión de su brazo derecho puede presumirse que en aquel momento hace una acción oficiosa. Con su brazo izquierdo estrecha un halcón en su seno, ave cuya hembra según Plutarco sirve y consuela a su compañero cuando llega a ser viejo, llevándolo por los aires si no puede volar.[1]