Bokashi (en japonés: Materia orgánica fermentada) es un abono orgánico sólido, producto de un proceso de fermentación (proceso anaeróbico ) que acelera la degradación de la materia orgánica (animal y vegetal) y también eleva la temperatura, permitiendo la eliminación de patógenos (pasteurización). Este proceso es más acelerado que el compostaje y permite obtener un abono entre 12 y 21 días.[1]
En sus inicios, los japoneses preparaban este abono empleando sus propios excrementos con la finalidad de aplicarlos a sus arrozales. La técnica se basa fundamentalmente en la activación de las levaduras agregadas y los microorganismos que se encuentran en los materiales empleados en la preparación del abono. La aplicación de este abono aumenta la biodiversidad microbiológica de los suelos.
Los siguientes materiales hacen referencia a aquellos empleados tradicionalmente en la fabricación del bokashi. En la actualidad existen "recetas" adaptadas a diferentes regiones y circunstancias.
Es la fuente principal de nitrógeno y de otros nutrientes como fósforo, potasio, calcio, magnesio, hierro, manganeso, cobre, zinc y boro. Aporta el inóculo microbiológico y otros materiales orgánicos que ayudan a mejorar las características biológicas del suelo.[2]
Mejora las características físicas del suelo, facilita la aireación, retiene humedad y filtra los nutrientes. Aporta silicio, favoreciendo la resistencia de las plantas a plagas y enfermedades. Semi-calcinada o carbonizada aporta silicio, potasio, fósforo y trazas de otros minerales. Puede ser sustituida por cascarilla o pulpa de café o bagazo de caña o paja, siempre que estén bien secos.[2]
Mejora la estructura del suelo (característica física), lo que favorece la distribución de las raíces, la aireación y la absorción de calor y humedad. Es importante la uniformidad del tamaño de las partículas del carbón vegetal, ya que solo así se garantiza la producción de un bokashi de buena calidad.[2]
Favorece la multiplicación de los microorganismos encargados de la fermentación. Es la principal fuente de energía para los mismos. También aporta nutrientes como potasio y micronutrientes como manganeso, zinc y boro.[2]
Constituye la principal fuente de inóculo microbiológico. Una vez obtenido el bokashi, se recomienda guardar un poco de este para futuras elaboraciones y así evitar la extracción de manto forestal.[2]
Tiene la función de darle homogeneidad al bokashi y aumentar el volumen del medio para desarrollar la actividad microbiológica. Dependiendo de su origen puede aportar diversos tipos de arcilla, microorganismos y minerales. Es conveniente tamizarla para eliminar piedras y dar uniformidad de tamaño a las partículas.[2]
Controla la acidez durante el proceso de fermentación además de aportar calcio. Se han encontrado casos exitosos donde se sustituye la cal con ceniza de maderas no resinosas.[2]
Fuente de humedad, aunque se debe controlar y evitar su exceso.[2]
La principal diferencia está en que el compost necesita 90 días aproximadamente para estar en óptimas condiciones de uso, mientras que el bokashi es resultado del proceso de fermentación y tarda 14 días o más. Las temperaturas alcanzadas durante el proceso (70 °C) permiten la eliminación de patógenos. Por otra parte, el bokashi busca activar y aumentar los microorganismos benéficos en el suelo, nutre los cultivos y al mismo tiempo suple de alimentos a los microorganismos (materia orgánica parcialmente descompuesta). La eliminación de patógenos se realiza debido a actividad de los microorganismos benéficos y al proceso de fermentación alcohólica con temperaturas de entre 40 - 55 °C.[3]