El cancán o can-can (el uso sin guion viene del original francés: cancan [pronunciación en francés: /kɑ̃kɑ̃/]) es un baile de alta energía y exigencia física que se convirtió en un conocido music hall en la década de 1840, continuando su popularidad en el cabaré francés hasta nuestros días. Originalmente bailado por ambos sexos, está tradicionalmente asociado al femenino. Sus principales características son las patadas altas, split y piruetas varias. La melodía que más se asocia es el Galop infernal del Orfeo en los infiernos de Jacques Offenbach.[1]
El cancán apareció por primera vez en los salones de baile de la clase trabajadora del barrio parisino de Montparnasse alrededor de 1830. Era una versión más animada del galope, un baile rápido en un compás de 2/4, el cual solía ser la figura final en la cuadrilla. Por lo tanto, el cancán era originalmente una danza para parejas, las cuales realizaban patadas altas y otros gestos con los brazos y las entrepiernas. Se cree que éstos fueron influenciados por los movimientos de un popular animador de los años 1820, Charles Mazurier, quien era muy conocido por sus demostraciones acrobáticas, las cuales incluían el grand écart, que más tarde sería una característica popular del cancán. Para este momento, y durante la mayor parte del siglo XIX en Francia, el baile fue también conocido como el chahut. Ambos términos son franceses, cancan significa 'escándalo', mientras que chahut significa 'ruido' o 'alboroto'.
A medida que los bailarines de cancán se volvieron más habilidosos y arriesgados, fue desarrollando gradualmente una existencia paralela como entretenimiento además de la forma participativa. Unos pocos hombres fueron estrellas del cancán entre los años 1840 y 1860, pero las mujeres bailarinas fueron mucho más populares. Estas eran mayormente cortesanas de mediana categoría, y sólo animadoras semiprofesionales —a diferencia de las bailarinas de los años 1890, tal como La Goulue y Jane Avril, quienes eran muy bien remuneradas por sus presentaciones en el Moulin Rouge y en otros lugares—. Estas mujeres desarrollaron los variados movimientos de cancán que fueron luego incorporados por el coreógrafo Pierre Sandrini en el espectáculo "Cancán francés", el cual presentó en el Moulin Rouge en los años 1920 y en su propio Bal Tabarin a partir de 1928. En 1924 se estrenó la primera presentación en Londres del musical "Can Can".
El cancán se baila en un compás de 2/4, y en la actualidad se suele bailar en un escenario, formando una hilera. En la Francia del siglo XIX, el cancán permaneció como una danza para bailarines individuales, quienes se exponían en la pista de baile. En el Reino Unido, los Estados Unidos y otros lugares, el cancán adquirió popularidad en salones de baile, en donde era bailado por grupos de mujeres con rutinas coreografiadas. Este estilo fue importado a Francia en los años 1920 para el beneficio de los turistas, y así nació el cancán francés —una rutina altamente coreografiada que dura alrededor de diez minutos, con oportunidad para que cada bailarín muestre sus especialidades—.
Los principales movimientos son la patada alta o battement, el rond de jambe (rápido movimiento rotativo de la pantorrilla con la rodilla levantada y la falda sostenida a lo alto), el port d'armes (girar sobre una pierna, mientras se sostiene la otra por el tobillo de forma casi vertical), el puente y el grand écart. Además, la práctica del cancán casi siempre incluye gritos, chiflidos y trinos mientras se baila.
Muchos compositores han escrito música para el cancán. La pieza más conocida es el galop infernal del compositor francés Jacques Offenbach en Orfeo en los Infiernos (1858). Otros ejemplos se pueden apreciar en ] (1905) de Franz Lehár y en el musical Can-Can (1954) de Cole Porter el cual formó la base para la película musical de 1960 también titulada Can-Can, de Walter Lang, con Shirley MacLaine, Frank Sinatra y Maurice Chevalier. Algunas otras canciones que han sido asociadas con el cancán incluyen la Danza del sable de Aram Jachaturián y la canción de music-hall Ta-ra-ra Boom-de-ay de Henry Sayers.
El cancán ha aparecido frecuentemente en el ballet, siendo los más notables La boutique fantasque (1919) y Gaîté Parisienne de Léonide Massine, así como La viuda alegre (ballet). Un ejemplo particularmente bueno puede verse en el clímax de la película French Cancan (1954) de Jean Renoir.
El pintor francés Henri de Toulouse-Lautrec produjo varios cuadros y una gran cantidad de pósteres sobre las bailarinas de cancán. Otros pintores que han tratado el cancán como tema en sus obras incluyen a Georges Seurat, Georges Rouault y Pablo Picasso.
El cancán cristaliza la imagen de una sociedad parisina frívola y canalla, la cual es descrita caricaturalmente en La vie parisienne (La vida parisina) de Offenbach. En una de las escenas, las mujeres muestran su ropa interior, levantando sus encajes: la provocación mezclada con complicidad hace furor.
Las medias negras y los portaligas toman apodos muy gráficos y con gran connotación sexual. El cancán simboliza allí un primer panorama de liberación sexual y emancipación de la mujer, que es ahora quien seduce.
La Guide des plaisirs de París (Guía de los placeres de París) de 1898, por su parte, da la siguiente descripción de las bailarinas:
Un ejército de jóvenes muchachas que están allí para bailar este divino alboroto parisino, como su reputación lo exige [...] con una elasticidad cuando lanzan su pierna en el aire que nos deja predecir una flexibilidad moral al menos igual.