Concordia | ||||
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Municipio | ||||
Panorama de Concordia.
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Otros nombres: "Balcón cívico del Suroeste Antioqueño u Cuna de la Trova paisa" | ||||
Localización de Concordia en Colombia | ||||
Localización de Concordia en Antioquia | ||||
Coordenadas | 6°02′44″N 75°54′27″O / 6.0455555555556, -75.9075 | |||
Entidad | Municipio | |||
• País | Colombia | |||
• Departamento | Antioquia | |||
• [xau[Subregiones de Antioquia | Suroeste | |||
Alcaldesa | Alexabdra Herra quijano (2024-2027) | |||
Eventos históricos | ||||
• Fundación | 17 de diciembre de 1830[1] | |||
• Erección | 187726 de nociembre de 1848[1] | |||
Superficie | ||||
• Total | 250 km²[1] | |||
Altitud | ||||
• Media | 2000 m s. n. m. | |||
Población (2018) | ||||
• Total | 21 377 hab.[2] | |||
• Urbana | 7349 hab. | |||
Gentilicio | Concordianos<br | |||
Huso horario | UTC -5 | |||
Sitio web oficial | ||||
Concordia es un municipio de Colombia, localizado en la subregión suroeste del departamento de Antioquia. Limita por el norte con el municipio de Betulia, por el oriente con los municipios de Armenia, Titiribí y Venecia, por el sur con Salgar y Venecia y por el occidente con Salgar. Su cabecera dista a 95 kilómetros, por vía pavimentada, de la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia. El municipio posee una extensión de 234 kilómetros cuadrados, y una altura sobre el nivel del mar en la cabecera municipal de 2.000 metros.
• FUNDACIÓN. 17 de diciembre de 1830. (Génesis de la historia del Municipio) • “SELVA VIRGEN”, Denominación del territorio antes de la colonización. 1830-1835. • MANUEL HERRERA. Primer colono, se estableció en el paraje “Cabildio” el 17 de diciembre de 1830. (Fecha establecida como momento de fundación del Municipio) • JUAN JOSÉ RESTREPO URIBE. Denominado “Fundador” de Concordia, por haber sido nombrado Juez de partido en la “Selva Virgen” en 1832, luego presidente de la junta repartidora de terrenos baldíos de la fracción “La Comiá” en 1837 y más tarde presidente del Cabildo abierto del Distrito de “La Concordia” en 1848. • FRACCIÓN “LA COMIÁ”. Denominación del territorio según el Decreto del 23 de noviembre de 1835, otorgado por el Congreso Nacional, una vez efectuadas las diligencias tendientes a comprobar los baldíos nacionales y la repartición de tierras. • ERECCIÓN EN MUNICIPIO. Ordenanza del 03 de julio de 1848, manda crear políticamente el nuevo Distrito, erigido como tal por ordenanza del 25 de septiembre de 1848 denominado “LA CONCORDIA”. • MUNICIPIO DE CONCORDIA: denominación actual desde 1908. • GENTILICIO: Concordianos • APELATIVO: “Balcón cívico y cultural del Suroeste Antioqueño” y “Cuna de la trova paisa”. • EXTENSIÓN TERRITORIAL: 231 kilómetros cuadrados. Latitud norte 06º 02’ 58’’; longitud oeste: 75º 54’ 34’’ 54 • ALTITUD: cabecera municipal: 2000 metros sobre el nivel del mar. Otros terrenos entre 5001000 m. en la cuenca del río Cauca. • MONTAÑA MÁS ALTA: “Alto de la Abertura” a 2478 metros sobre el nivel del mar. • TEMPERATURA PROMEDIO: 20 °C. • LÍMITES: por el norte con el Municipio de Betulia, por el oriente, a la otra orilla del río Cauca con los Municipios de Armenia “Mantequilla”, Titiribí y Venecia, por el occidente con los Municipios de Salgar y Betulia. • DIVISIÓN ADMINISTRATIVA: Una cabecera municipal y 24 veredas: Moritos, La Herradura, El Socorro, La Higuerón, La Cristalina, Burgos, La Comiá, El Chocho, Caunzal, Yarumal, Morrón, Morelia, Ventanas, El Rumbadero, San Luís, Pueblo Rico, Santa Rita, Las Ánimas, La Costa, El Golpe, Llanadas, El Cascajo, La Selva, La Fotuta. • FERIAS Y FIESTAS: Fiestas de La Concordia y la arriería, feria de la antioqueñidad, altar de San Isidro, Fiestas patronales a la Virgen de la Merced, feria de café de altura.
Los hallazgos cerámicos encontrados por guaqueros en estos suelos permiten explorar algunos aspectos de la vida del poblamiento indígena que habitó en la jurisdicción del actual municipio de Concordia. En ciertos sectores, se han localizado piezas de cerámica representativas del estilo marrón-inciso, el cual está relacionado por los antropólogos con la orfebrería de la era quimbaya clásica. También se han hallado otros tipos de cerámica que pueden corresponder al periodo comprendido entre los siglos VIII y XVI, durante el momento de la conquista española. Este análisis se sustenta en el hallazgo de objetos menos elaborados, asociados a un poblamiento tardío que se dio en la cuenca del río Cauca, el cual se diferencia de otros por la forma de sus vasijas y la función que estás desempeñaron en la comunidad. Estas vasijas son más burdas en su fabricación y asimétricas, lo que marca una notable diferenciación con el estilo marrón-inciso, que presenta formas simétricas bien definidas. Las tumbas eran construidas por los indígenas como albergue para una vida después de la muerte. En una de ellas, excavada por guaqueros de la región en el "Alto del Venado" o "Loma del Perico", ubicada a ocho kilómetros al nordeste de la cabecera municipal, se encontraron vasijas burdas con bordes revestidos, asas pequeñas de tamaño regular que se asemejan a tazas mal elaboradas, así como fragmentos de estas. Por su tamaño, es probable que estas vasijas hayan sido utilizadas más por su funcionalidad que en ritos funerarios. Los objetos recuperados de la sepultura corresponden al periodo fechado entre los siglos X y XVI de nuestra era.
“…excavaron una estructura funeraria de pozo con dos cámaras laterales opuestas, en la que se encontraron un completo ajuar funerario consistente de 174 piezas: 46 líticos entre manos de moler y hachas de roca partida, 81 volantes de huso decorados 54 en buen estado, 23 fracturados, 1 lítico; 2 fragmentos de volante de huso; 7 cuencos decorados con pintura roja, dos de ellos quebrados, pero con todas sus partes; 6 tazas pequeñas, 2 fracturadas; 1 vasija sub globular de boca y borde sencillo; 2½ vasijas globulares enteras, erosionadas y algunas 4 fracturadas; 1 fragmento de vasija globular con asa y decordo” [3]
Además de estos elementos, la tumba excavada contenía huesos humanos, 14 narigueras, un metate (piedra de moler) y numerosos objetos que no fueron incluidos en el inventario. Esta tumba corresponde al modelo hipogeo profundo, un estilo de enterramiento que se encuentra en toda la cuenca del río Cauca. Este estilo presenta variantes en la profundidad y en el tipo de cámaras utilizadas por los indígenas en los diferentes enterramientos, de acuerdo con el rango social. Las tumbas son trabajadas en forma cónica, cuadrada o rectangular.
“La tumba excavada consistía en un pozo profundo 4,5 mts rectangular, 1,2x.40 en el fondo, iniciando con una mancha pardo-oscura amorfa… hasta determinar su forma al metro de
profundidad aproximadamente, empezaron a aparecer volantes de huso, que a medida que se fue ahondando en la excavación fueron señalando entradas. El pozo de acceso es más bajo que las plantas
de las cámaras unos 40 o 50 cms y en el piso se encontraron algunos volantes de huso y fragmentos de vasijas. La entrada a la cámara estaba cubierta de tierra suelta hasta la parte superior del cono, cubriendo los diferentes entierros. La planta de la cámara es de forma elipsoidal con protuberancias en dirección al pozo, al lado de la entrada, el diámetro mayor es de 3.6 mts y el diámetro menor de unos 2,20 mts, la altura de la cámara cónica es de unos 2 mts en su techo y no se diferenciaron pinturas o tallados” [4]
En cuanto a las tumbas con cámaras laterales de pozo, estos grupos se caracterizaron por realizar enterramientos en colinas y cuchillas con poca profundidad, así como por tener nichos en las paredes donde se depositaban cerámicas burdas y sencillas pertenecientes difunto. Los volantes al de huso localizados en la estructura funeraria y en los campos de cultivo cercanos eran considerados de poco valor por los agricultores, quienes, debido a su forma aerodinámica, los lanzaban al viento como parte de un juego. El volante de uso es un instrumento indígena asociado al tejido, utilizado en un proceso que convierte la materia prima en hilos delgados y finos. El huso se compone de una vara delgada y cónica, que presenta en uno de sus extremos una pequeña entalladura en forma de gancho, lo que permite sujetar el hilo. En el otro extremo, lleva un objeto denominado volante de huso, que funciona como pesa y facilita el movimiento rotatorio necesario para la transformación de la fibra. [5]
Para la fabricación de los volantes de huso, los indígenas utilizaron diversos materiales, como semillas transformadas, piedras y cerámica. Estos volantes eran elaborados de manera simple, con un volumen esférico y una perforación central. A diferencia de otros, que eran más labrados y decorados, presentaban diferencias en tamaño y peso que pueden corresponder a la búsqueda de un mayor rendimiento funcional. En su decoración, se encuentra una gran variedad de estructuras estampadas o incisas, que podrían reflejar la visión cósmica que las comunidades tenían del mundo. Otros elementos que componían el ajuar funerario de la cámara de pozo localizada en la "Loma del Venado" estaban representados por vasijas hechas de piedra, cuencos cerámicos y una nariguera. El oro no fue ajeno al poblamiento indígena del territorio de Concordia; en el municipio se ha desarrollado una gran actividad de guaquería en busca de alhajas que contienen las sepulturas. Por tradición popular, se cree que el "Alto del Venado" debe su nombre a una gran guaca excavada en él por los primeros colonos que se asentaron en la década de 1830. Allí hallaron un venado de oro macizo y una variedad de objetos cerámicos encontrados en los cortes realizados para la apertura de caminos, elementos que corresponden al poblamiento tardío del estilo cerámico marrón-inciso. También se han localizado vestigios en el “Cerro del Rumbadero”, en la vereda “Las Ánimas”, un territorio rico en muestras cerámicas; en la vereda “La Tarquí” en los límites con Salgar, hay gran variedad de depresiones como cementerio indígena. En el sector aún existen vestigios de antiguos caminos precolombinos como señal de su poblamiento. “…quedan aún como restos de la vida indígena en este territorio señales de antiguos caminos y algunas fosas en donde los aborígenes se hacían sepultar con sus riquezas. De estas han sido excavadas algunas sumamente ricas, entre ellas, dos de donde se extrajeron diez libras de oro fino, en la loma de Pueblo Rico, 46 denla misma calidad, con 25 y 3 cuartos de oro bajo, en la segunda. Las alhajas extraídas de estos depósitos representan argollas, guerra. Los instrumentos de trabajo están representados por lanzas, flechas, cerbatanas, picos, hondas y tiraderas de chonta negra bien trabajadas, así como hachuelas de piedra cortantes y punzantes.
Derriban los bosques mediante el uso del fuego y, para la siembra, utilizan como instrumentos palos agudos y regatones de piedra. Cultivan variedades de maíz, frijol, yuca, mafafa, arracacha, ahuyama, cidrayota y palma de corozo para extraer aceite. También cultivan papaya, piña, granadilla y achiote, cuyas semillas utilizan para obtener colorante. Tienen amplios conocimientos sobre plantas medicinales, que son empleadas en ceremonias por los chamanes. Frente a la muerte, guardan el concepto de inmortalidad con la esperanza de encontrar vida más allá de la sepultura. Creen en un dios bueno llamado "ABIRA", encargado de la creación y el ordenamiento del universo, así como en una fuerza maligna llamada "CUNICUBA", a la que rinden tributo sin realizar sacrificios humanos para evitar maleficios. De acuerdo con su cosmovisión, también adoran a los astros y a los fenómenos de la naturaleza, representados en figuras zoomorfas y antropomorfas. “Los Catíos cuentan que, cuando el mundo aún era joven, vivió entre ellos, desde el comienzo de los tiempos, una bellísima mujer llamada DABEIBE o DABEIBA, quien durante muchos años se dedicó a enseñar a su pueblo diversas habilidades. Tomaba bejucos y hojas con sus manos y tejía canastos, esteras y abanicos para avivar el fuego. Observaba con paciencia cómo los hombres aprendían y los corregía cuando se equivocaban, hasta que los tejidos quedaban bien hechos. Tomaba la greda, la mezclaba con agua y hacía vasijas, platos, ollas y muchas otras cosas; así fue como los alfareros conocieron su oficio. Mostró a los Catíos cómo debían pintarse el cuerpo y elegir los colores: el rojo del achiote, el amarillo de la piña y el azabache de la jagua. Con el tallo del huito les enseñó a teñir los dientes. También les impartió el sabor de algunas plantas, como el amargo del cacao y el agridulce del mamoncillo. Cuando
Los Catíos buscan, recogen, explotan y trabajan el oro para sus joyas y adornos con una perfección relativa. Conocen la liga para soldarlo, lo funden, lo forjan y por medio de instrumentos de pedernal que imitan bruñidores, cinceles, buriles y martillos lo modelan para su ornamentación. La cerámica o arte de modelar la tierra la usan para fabricar utensilios de uso domésticos, representan en ellos figuras de ranas, águilas, caimanes y lagartos con no poca similitud a objetos de los antiguos egipcios vistos en los museos de arqueología. Parece que no conocen el arte de la escritura, lo que no puede afirmarse, pues los guaqueros han extraído planchas de oro y tabletas de tierra con caracteres enigmáticos, que acaso tuvieron entre ellos alguna convencional". [6]
En el caso de Concordia, no se dispone de información precisa sobre el proceso de descubrimiento y conquista del territorio durante la primera mitad del siglo XVI, ni descripción alguna de los habitantes del cañón del rio Cauca en esta zona. Además, no se puede ubicar con precisión quienes ocuparon la franja territorial que corresponde actualmente al municipio. Aun así, en la "Historia general y natural de las Indias" se hace referencia a la expedición de Juan Vadillo y Francisco César, que partió en 1538 y recorrió parte de la franja izquierda del río Cauca hasta llegar a la desembocadura del río "Corid", que algunos consideran que es el río San Juan. También se alude a la región de manera general durante la época del descubrimiento y la conquista. “…avía en aquel lugar mucho trato de sal, é desde allí fueron a otro pueblo que se dice Meotagoso, alias Noquita, donde ovieron ciertas guazábaras e encuentro con los indios. E pasaron aunque les pasó a los contrarios, adelante en demanda de ciertas sepulturas ricas, …e pasaron por una provincia llamada Guara, é de allí fueron al rio llamado Manderia, donde les salieron muchos indios á les impedir el paso por Gorid… e allí murió el Captán Francisco César” [7]
A esta expedición se refiere Manuel Uribe Ángel, en su Geografía general y compendio histórico de Antioquia en Colombia así: “Un poco antes de esto, ansioso Vadillo de encontrar población de mayor provecho… Juan de Frades vino á anunciar que felizmente había hallado lugar cómodo y abastecido. Continuó el licenciado su peregrinación desde Iraca por caminos fragosísimos, atravesando estrechas cejas en que ni hombre ni caballo podía sostenerse. …De esta manera llegaron al rio Garu, nombre perdido hoy, pero que parece haber sido el rio San Juan o Barroso… y si nuestra interpretación no se ve errada pensamos que andaban por los desfiladeros de San José, San Mateo y La Concordia” [8]
En la obra “Urabá heroica” de Ernesto Hernández se hace referencia a la misma expedición: “La expedición de Vadillo, continuó su difícil marcha por uno de los lugares más difíciles y escabrosos que existían por aquellos parajes; debió continuar por las pendientes escarpadas que hay entre el rio Cauca y la cordillera hasta llegar al pueblo de Güintar, pasar por Betulia, seguir allí por la cima de la montaña, luego por Concordia, Salgar hasta llegar al rio San Juan cerca de donde hoy está la estación ferroviaria de Bolombolo” [9]
Selva Virgen" fue el nombre que los pobladores de la región suroeste de la provincia de Antioquia dieron a las tierras ubicadas en la franja izquierda del río Cauca, que hoy corresponde a la jurisdicción del municipio de Concordia y abarca los terrenos hasta la cordillera que limita con la provincia del Chocó. En la primera mitad del siglo XIX, la zona del suroeste antioqueño no estaba colonizada, era todavía una selva que aislaba a Medellín de la parte suroccidental del país. Lo selvático del territorio, las estribaciones de la Cordillera Occidental, los ríos Cauca y San Juan y las quebradas Arquía y La Comiá eran los obstáculos. [10]
En realidad, la provincia antioqueña estaba rodeada de montañas altas, difíciles de atravesar debido a sus crestas elevadas, pendientes, valles profundos y cascadas mujidoras. Los colonos debieron enfrentar una geografía abrupta y aislada, dominar la selva húmeda y malsana, así como las profusiones de insectos, las serpientes venenosas y los animales peligrosos. De esta forma, se fue integrando la región a la esfera del centro político de Antioquia, promoviendo la fundación de poblados y el desarrollo de las actividades agropecuarias. [11]
Aunque el territorio de la "Selva Virgen" ya había sido explorado y en él se había desarrollado una incipiente actividad minera, era considerado baldío nacional. Hacia allí se dirigió el movimiento de colonización emprendido por MANUEL HERRERA el 17 de diciembre de 1830. Herrera abrió una labranza en el paraje "Cabildio", donde se estableció con su familia y, posteriormente, recibió el título de propiedad sobre estas 60 fanegadas de tierra el 12 de agosto de 1840, otorgado por la junta repartidora de baldíos provinciales en nombre de la República de la Nueva Granada. “En 1830, penetró en aquellos bosques Manuel Herrera con su familia, atravesó el rio Cauca en una balsa de guaduas. Internado en la selva, no halló en ella el menor vestigio humano; pero con la tenacidad propia del montañés, fijó en ella su residencia, pidió a la naturaleza y al vigor de sus brazos la satisfacción de sus primeras y más urgentes necesidades” [12]
Tras Manuel Herrera, emigraron José Ignacio Fernández, José Ignacio González, Juan Nepomuceno Restrepo, José Ignacio Vélez, Juan José Restrepo Uribe y José Ignacio Escobar. Para el año de 1832, ya se habían establecido más de 50 familias en estas montañas, procedentes del Distrito de Titiribí. Ese mismo año, los colonos solicitaron al Cantón de Medellín que nombrara un juez de partido en la jurisdicción para resolver cualquier disputa que pudiera surgir por límites entre parcelas, explotación de baldíos y uso de las corrientes de agua; para tal fin, se nombró al señor JUAN JOSÉ RESTREPO URIBE. “… la gran mayoría de los pueblos de Antioquia se improvisaron: surgieron al lado de líderes mineros, agrícolas y comerciantes, sin prospecto alguno. Se quería vivienda, no pueblo. Sólo cuando el número de colónos era importante, el líder trazaba una plaza de la que arrancaban las calles, regalaba el terreno para la iglesia y la escuela y lo demás venía por generación espontánea...” [13]
Establecidas las familias en estas montañas, surgió la necesidad de reclamar el derecho y la adjudicación de estas tierras baldías, que estaban siendo reclamadas por habitantes del distrito de Titiribí desde 1820. Estos habitantes aducían que dichas tierras ya se les habían concedido en tiempos del nacimiento de la República, pero sus títulos de propiedad se habían extraviado. Ante la constante solicitud de los colonos establecidos en La “Selva Virgen”, la Cámara Provincial de Antioquia solicitó al gobierno central de la República de la Nueva Granada, el derecho a 12000 fanegadas de tierra que poseía el estado en la jurisdicción del Distrito de Anzá, en el Cantón de Santa fe de Antioquia, esta solicitud tuvo como base la ley del 5 de mayo de 1834, referente a colonización y repartición de terrenos baldíos nacionales, la cual pretendía el poblamiento y establecimiento de nuevas poblaciones. Con base en esta ley, la Cámara Provincial aprobó la resolución de octubre 3 de 1834 donde reclamaba al estado el establecimiento de una nueva población. [14] “Los linderos fueron establecidos: desde la desembocadura de la quebrada La Comiá en el rio Cauca, Cauca arriba a la desembocadura del rio San Juan, San Juan arriba a su nacimiento y de ahí en línea recta por la cordillera de los Andes a buscar el nacimiento de la quebrada La Comiá, ésta abajo hasta su desembocadura en el Cauca, punto de partida” [15] En 1835 por decreto de noviembre 23, otorgado por el Congreso Nacional, una vez efectuadas las diligencias tendientes a comprobar los baldíos nacionales, para poder adjudicarlos y llevar a efecto el establecimiento de una Parroquia, como exigían las políticas estatales; se comenzó a denominar a estas tierras Fracción “LA COMIÁ” en jurisdicción del Distrito Parroquial de Titiribí.
“Decreto de noviembre 23 de 1835 Art. 1. Se conceden 12000 fanegadas de tierras baldías en las montañas de La Comiá del cantón de Antioquia, para el establecimiento de una nueva población” [16]
Una vez concedidas las 12000 fanegadas de tierra, la Cámara comisionó al Personero provincial Gabriel Echeverri, para promover ante el gobierno central la adjudicación de otras 25000 fanegadas, a la orilla izquierda del río San Juan en las montañas de “La Comiá”, para obtener con su venta o arrendamiento “rentas provinciales”; estas tierras fueron otorgadas:
“Decreto enero 31 de 1837. Art. 1. Se adjudican en plena propiedad para rentas provinciales de Antioquia las tierras situadas en las montañas de La Comiá en los linderos: el río Barroso, desde la boca de la quebrada El Plateado, hasta la boca de la quebrada Santa Luisa; aguas arriba hasta su origen; de aquí al noroeste de la cuchilla inmediata y por esta a las vertientes de la quebrada Hondita; siguendo el curso de las aguas hasta la quebrada Comiá, ésta remontando su origen; de aquí por la cordillera que divide las vertientes del Barroso y la quebrada San Mateo, hasta la cresta de la cordillera que divide las vertientes del mismo río y la quebrada San Juan, por dicha cresta hasta las vertientes de la quebrada San José, aguas abajo, hasta su confluencia con la del Plateado; desde aquel punto a su incorporación al Barroso” [17]
En 1836 por ordenanza del 19 de octubre, se mandó repartir los terrenos a todos los colonos del paraje “La Comiá”, conformando una junta para dicho efecto en el año 1837, presidida por JUAN JOSÉ RESTREPO ÚRIBE. Otros líderes que también conformaron la junta repartidora fueron: Agapito Uribe; Secretario, José Antonio González; Agrimensor, Javier Velásquez, Francisco Toro y José María Restrepo Jaramillo; Vocales. A esta junta además correspondió la designación del lote donde se debía construir el nuevo poblado; seleccionando el paraje “Magallo”, diez cuadras cerca a la quebrada del mismo nombre por ser semi llano, con buenas corrientes de agua, bien ventilado, de buena vista y sin territorios de laguna. La junta comenzó a ejercer funciones el 11 de agosto de 1840, cuando procedió a entregar los primeros títulos de propiedad sobre la tierra a los colonos que se habían establecido desde 1830. El 26 de agosto de 1840, la junta suspendió sus funciones como consecuencia de la primera guerra civil que estalló en la naciente República: la "Guerra de los Supremos". Para el 14 de mayo de 1843, pudieron retomar la entrega de tierras y también procedieron a demarcar la plaza y las manzanas del nuevo poblado, según lo ordenado por la Cámara Provincial. Esta fue la primera concesión de baldíos nacionales que el Estado de la Nueva Granada otorgó a los pobladores, con la intervención de los gobiernos provinciales. La junta repartidora de baldíos nacionales, luego de separar un predio de diez cuadras para el establecimiento de la población en el paraje seleccionado, inició la planificación y planimetría urbana, promovida en 1843 ante la Cámara Provincial y el entonces Gobernador de la Provincia, Gabriel Echeverri. Este último consideraba urgente proceder a la demarcación de la plaza y las calles en el lote destinado, así como iniciar los trabajos materiales del templo y determinar el lote para el cementerio. “1°: Que los comisionados para el repartimiento de las tierras de la nueva población de “La Comiá” hicieron la demarcación de las calles y de la plaza, señalando el lugar más apropiado para iglesia, cárcel, escuela y cementerio. 2°: Que para construcción del templo y el cementerio, el cabildo de la parroquia haría uso de las facultades que concedieron las leyes, disponiendo el servicio personal subsidiario, sin ser desatendidas las vías de comunicación; 3°: Que para que se les erigiera una nueva parroquia en el mismo sitio los vecinos debían de proveer lo conveniente, contando con el apoyo del gobierno; pero siempre que fueran llenados los requisitos legales.” [18]
Fue así como a partir del segundo semestre de 1843, surgió en la fracción “La Comiá” y sobre la pendiente inclinada del “Morro de la Cruz”, la plaza principal. En torno a ella se trazaron las manzanas del marco de la plaza, destinando la parte baja para levantar la casa de gobierno, la cárcel y la escuela. Este lugar se constituyó en el gran escenario de los acontecimientos urbanos; lugar de mercado, sitio de reunión de la población, del poder administrativo y coercitivo, fue el sitio de fe y poder eclesiástico, luego de trasladar allí el templo parroquial, y desde su establecimiento hasta nuestros días, continúa siendo el espacio por excelencia. La composición y planimetría del área urbana se desarrolló de forma lenta, siguiendo un modelo en damero que no requiere un diseño complicado para el desarrollo posterior. Partiendo de una plaza central, se trazaron ocho calles perpendiculares entre sí en cada uno de sus extremos. En el espacio se estableció una cuadrícula de nueve manzanas, a las cuales se fueron articulando otras más durante el siglo XX, con un diseño más lineal en ciertos sectores urbanos. Sin embargo, no se tuvo en cuenta la topografía del lugar seleccionado para el pueblo en cuanto a su expansión futura, lo que dificultó la conservación del modelo inicial.
A mediados de la década de 1840, los habitantes de la fracción "La Comiá", representados por la junta repartidora de baldíos nacionales, comenzaron a gestionar ante la Cámara Provincial de Antioquia el establecimiento y la creación de un distrito independiente de otra jurisdicción, regido políticamente por un alcalde y un cabildo. Se apoyaron en la ley del 5 de mayo de 1834, que había otorgado las fanegadas de tierras baldías a los colonos.
Ante esta petición, el gobernador de la provincia de Antioquia, Mariano Ospina Rodríguez, destinó una subvención provincial para levantar una capilla y así acelerar la creación del distrito. Así, en 1848, por ordenanza del 3 de julio, se mandó crear políticamente el nuevo distrito, erigido como tal por ordenanza del 25 de septiembre de 1848, denominado "La Concordia", en el paraje "La Comiá". Esta ordenanza fue sancionada el 28 de septiembre del mismo año por el entonces gobernador de la provincia de Antioquia, José María Martínez.
ORDENANZA 03 DE JULIO DE 1848 Ordenanza creando un Distrito denominado La Concordia; en el paraje llamado La Comiá. La Cámara Provincial de Antioquia, en virtud de la Facultad que le concede la atribución 12 del artículo 03 de la ley del 3 de julio de 1848 ORDENA Artículo 1 se crea un Distrito en el paraje La Comiá. Artículo 2 este Distrito se denominará: “LA CONCORDIA”. Artículo 3 Los límites de dicho Distrito serán: desde el nacimiento del río San Juan, en la cordillera divisoria con la Provincia del Chocó; río San Juan abajo hasta su desembocadura en el río Cauca, Cauca abajo, hasta la desembocadura de la quebrada Comía; quebrada arriba, hasta su nacimiento en la cordillera del Plateado; cuchilla arriba, hasta el alto denominado Plateado en la cordillera de Urrao, siguiendo la misma cordillera por el alto Los Farallones, hasta el nacimiento del rio San Juan primer lindero. Jorge Gutiérrez de Lara, presidente; Pastor Gallo, Secretario [19]
Una vez elevada la fracción "La Comiá" a la categoría de distrito de "La Concordia", sus pobladores procedieron a la creación de la alcaldía, nombrando alcalde a JOSÉ IGNACIO VÉLEZ de Itagüí por decreto gubernamental del 25 de octubre de 1848, y convocaron su primer cabildo abierto el 27 del mismo mes. Este cabildo estuvo conformado por Remigio Bolívar, juez del distrito; Juan José Restrepo Uribe, presidente; José Ignacio Fernández, tesorero; Juan de la Rosa Cano, comisario de policía; y Braulio Gallo, José Bermúdez, José Ignacio González, Antonio María González, José Antonio González, José María Ortiz y Eugenio González, todos ellos procedentes del distrito de Titiribí. [20]
Uno de los primeros objetivos del cabildo del recién creado distrito de "La Concordia" fue elevarlo a la categoría de "distrito parroquial". Se dirigieron al obispo de la Diócesis de Antioquia, Juan de la Cruz Gómez Plata, y al gobernador de la provincia para solicitar la creación, en lo eclesiástico, de una parroquia independiente del distrito de Titiribí, con el fin de contar con un cura párroco que les administrara los sacramentos. El vicario comisionó, en diciembre de 1848, al sacerdote Eleuterio Restrepo Restrepo (nacido en Medellín el 9 de diciembre de 1819) para que se trasladara al recién creado distrito de "La Concordia", con el fin de verificar si se contaba con una capilla y los implementos necesarios para el culto: piedra de ara, altar, confesionario, cementerio cercado y ataúd para conducir a los muertos. Cinco meses después de las recomendaciones efectuadas por el Pbro. Restrepo en su primera visita, fue encomendado el Pbro. JULIÁN MARÍA UPEGUI para realizar una nueva supervisión de los elementos faltantes, verificar si en la capilla se había colocado la pila para el bautismo, el baptisterio, la mesa de altar con alhajas y el campanario. Las diligencias las realizó el sacerdote Upegui en compañía de los colonos, quienes le informaron que en el distrito se había levantado una capilla de bahareque con techos de paja, con unas dimensiones de 19 x 10.5 varas, que contaba con una puerta y tres ventanas. Esta capilla fue construida sin la licencia del prelado diocesano, ya que no se consideró necesaria, y para ello se invirtió un auxilio otorgado por la Cámara Provincial. También se le comunicó sobre la construcción de un cementerio cercado con maderas en forma de "agujas", con un área que comprendía más de 100 varas cuadradas y a una distancia prudente del poblado. Cumplidos todos los requerimientos, se procedió a bendecir la capilla y el campanario el 26 de mayo de 1849 en una sesión solemne, convirtiéndose ese día en el primer acontecimiento popular de la naciente población. [21] El 30 de noviembre de 1849, la Diócesis de Medellín nombró al sacerdote ELEUTERIO RESTREPO RESTREPO como el primer cura párroco de "La Concordia", con el respectivo consentimiento del poder civil, tal como lo habían solicitado los habitantes del distrito. El sacerdote tomó posesión de su cargo el 18 de enero de 1850. De esta forma, el distrito parroquial de "La Concordia" fue reconocido como tal por el poder central de la República de la Nueva Granada el 16 de noviembre de 1849.
La capilla de paja estaba situada media cuadra arriba del actual templo y perduró allí hasta el comienzo de la década de 1860, cuando se obtuvo licencia para levantar una nueva edificación en el marco de la plaza, tal como lo había solicitado el cabildo abierto al gobernador en 1849. Este nuevo templo se convirtió en un punto de referencia urbana en medio de las casas particulares. La primera fase de su construcción comenzó en 1870 y presentaba características de una capilla de tres naves, separadas por columnas de madera, con pisos de tabla y un techo que combinaba astillas de madera y tejas de barro. Fue dotado de un tabernáculo de madera pintado al óleo con adornos dorados y un sagrario donado a la parroquia por los carmelitas de la ciudad de Medellín. La cúpula fue levantada sobre cuatro pedestales de calicanto de elevada altura para diferenciar la construcción al estilo de los templos coloniales. Contó con púlpito, coro y tribuna, todo bellamente tallado en madera decorada al óleo. El frontis, orientado hacia el occidente, fue construido en tapia y cubierto de madera, al igual que los costados. El 12 de marzo de 1870, el templo fue bendecido canónicamente y consagrado a la advocación "Nuestra Señora de las Mercedes" durante la primera visita pastoral efectuada al suroeste por el obispo auxiliar de Medellín, José Joaquín Isaza. En 1873, se ordenó la construcción del atrio cercado y la ubicación de un reloj, que fue reemplazado por el actual en 1912. En 1878, se adquirió un melodio de origen francés para darle más solemnidad a los actos litúrgicos. Años antes, el Pbro. Restrepo donó a la parroquia doce candelabros grandes de bronce y una cruz alta con sus respectivos ciriales para preceder las procesiones y entierros. El templo comenzó a ser reedificado en la última década del siglo XIX, reemplazando las columnas de madera por otras de calicanto y cambiando toda la cubierta del techo a teja de barro. Al comenzar el siglo XX, el templo carecía de bautisterio y pavimento; era una obra con características arquitectónicas de estilo romano decadente, construido en Tapia, con columnas y arcos de material. Este fue erigido por el Pbro. Juan Pablo Holguín y tenía dimensiones muy pequeñas para las funciones del culto, midiendo 40 x 19 varas. Su frontis contaba con tres puertas, cuidadosamente labradas en comino, y la parte superior de la fachada estaba adornada con dos torres: en una se ubicaba el campanario y en la otra el reloj público. En medio de ellas había una imagen de Cristo Rey donada por el Pbro. Manuel Rincón.
El recinto era iluminado en forma natural con cuatro ventanas en cada nave lateral y cinco ventanas a cada lado de la nave central; al fondo dos sacristías y un depósito para las imágenes utilizadas en las procesiones. El altar central y los laterales eran tallados en madera, semejantes a los de Jericó, bendecidos en 1915. En el altar mayor estaba el tabernáculo en madera de cedro de estilo gótico; sobre el sagrario y en comino, se encontraban los nichos para la patrona y otras tres imágenes; los dos altares laterales eran tallados en cedro de estilo ojibál. El presbiterio era cerrado en madera tallado, para el comulgatorio. Las naves laterales tenían otros altares menores, donde sobresalía “El común del Señor Caído” y el bautisterio, cerca de la puerta derecha, cerrada en verja metálica y provisto de pila bautismal, con su correspondiente desagüe; un cuadro de San Juan Bautista y dos alacenas para guardar los Santos Oleos y el crisma; en 1935 revocaron los muros del frontis y cambiaron la madera del piso por baldosa. Ya al comenzar la segunda mitad del siglo XX, el templo resultaba bastante pequeño, por lo cual el Pbro. Luis López de Mesa emprendió su ampliación hacia la casa contigua de la izquierda. La obra comenzó en 1958 dirigida por el ingeniero Carlos Posada, bajo la dirección de ornamentación del Pbro. Alfonso Valencia y decorado por Carlos Enrique Henao. En su estructura se aumentó a cinco naves, reedificado todo el frontis para darle uniformidad a las torres, entre las cuales se colocó una imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, hecha por el artista concordiano Gilberto Velásquez. Se reformó el atrio, uniendo el templo con las dos casas contiguas, una de ellas de propiedad de la parroquia adquirida en 1907 como sede de la casa cural. La ampliación y remodelación fue concluida en 1965 y bendecida canónicamente el 26 de noviembre de ese año. Los altares fueron retirados por esta razón y el templo permaneció sin ellos hasta el siglo XXI. [22]
Dos años después de la creación del distrito de "La Concordia", se dieron los primeros pasos para la desmembración de su territorio. En 1850, por ordenanza del 1 de octubre, se creó la aldea "La Soledad", en los límites con el distrito de "Nueva Caramanta". Lugar dónde ya existía un caserío conocido como "Gólgota". Desde allí se dio continuidad a la fundación del nuevo poblado, determinándose la porción de tierras para la nueva localidad, que recibió el nombre de "San Juan de los Andes". Esto representó para el distrito de La Concordia el comienzo de su disgregación territorial. Dicha población comprendería su jurisdicción desde el nacimiento del río "Guadualejo" hasta su confluencia con el río San Juan, y este último, hasta su nacimiento en la cordillera de los Andes. Este territorio ya era considerado un distrito independiente en 1853. [23]
Más tarde, al comenzar la década de 1860, los pobladores de las fracciones Bolívar, Farallones y Barroso solicitaron la creación de un corregimiento con el nombre "Bolívar" en un caserío de sesenta casas y una rústica capilla, ubicado en las riberas del río Guadualejo. La solicitud fue acogida por la Cámara Provincial, creando primero un corregimiento que pasó a ser aldea y luego fue elevado a la categoría de distrito mediante la Ley 13 del 23 de agosto de 1864, fijando su límite por la quebrada Chaquíro. En 1867, este distrito fue suprimido y se agregó nuevamente al territorio de "La Concordia", formando así límites con el distrito de Andes por la ribera del río Bolívar, desde su nacimiento hasta su incorporación al río San Juan. Este caserío tuvo inspector de policía hasta 1869, cuando fue restablecido nuevamente como "Distrito de Bolívar" por la Ley 154 del 22 de septiembre. Esto representó para "La Concordia" la pérdida definitiva de ese territorio, quedando su dominio territorial reducido a... “Del desemboque del río Moro en el Cauca; por todo aquel arriba hasta su nacimiento; de aquí a la cordillera de Casco de Mula; siguiendo por toda esta cordillera hasta cerro Plateado, de aquí línea recta al nacimiento de la quebrada Amagaseña; por esta abajo hasta su confluencia con el río San Juan; éste hasta su confluencia con el Cauca; éste abajo hasta su confluencia con el río Moro, primer lindero” [24] Por último, en 1865, por decreto del 26 de noviembre, se creó la "Fracción Barroso", que fue elevada a la categoría de corregimiento con el nombre "San Juan de Riaño" en 1877. Además, se estableció la Inspección de Policía en la "Fracción Salgar" mediante decreto del 2 de marzo de 1878, fijando como punto para su cabecera las vegas de la confluencia de las quebradas Plateado y Río Barroso, cediéndole propiedad de tierras por decreto del 12 de octubre de 1877. La fracción Salgar fue elevada a corregimiento y luego a la categoría de distrito independiente en 1894. Cuatro años más tarde, fue suprimido y agregado nuevamente a "La Concordia", ya que esta era la plaza donde se llevaban a cabo las operaciones comerciales y porque la mayoría de sus habitantes eran parientes entre sí. En 1903, fue restablecido como municipio, y de esta forma, la concepción originaria de "La Concordia" quedó reducida en el siglo XX a los límites territoriales. “Del nacimiento de la quebrada Fotuta en la cordillera Mundomalo; por ésta, siguiendo hacia el norte y lindando con el Distrito de Salgar, al alto llamado San Luis; de aquí, siguiendo la misma cordillera y pasando por el paraje Piedrecandela, lindero con Salgar, hasta el alto Morelia en la cordillera Santa Luisa, línea natural que separa a Urrao, Salgar y Concordia, luego continuando la misma cordillera hasta el punto dónde limita con el Distrito de Betulia; siguiendo la cordillera Santa Rita, hasta el nacimiento de la quebrada El Moro; ésta aguas abajo, a su desembocadura en el río Cauca; río arriba hasta donde le desagua la quebrada Magallo; quebrada arriba lindando con Salgar, hasta su confluencia con la quebrada Fotuta, esta arriba hasta el punto de partida” [25]
De esta manera el área originaria que la Cámara Provincial de Antioquia le otorgó al Distrito de “La Concordia”, comprendía las tierras donde hoy se encuentran los Municipios de Andes, Jardín, Ciudad Bolívar, Salgar, Betania y parte de Hispania; la fragmentación se dio como consecuencia del proceso de colonización al interior de la jurisdicción, emprendida por campesinos, motivados y atraídos por la existencia de mineral aurífero y fuentes de sal, también por los guaqueros motivados por las sepulturas indígenas.
En 1886, el movimiento de unificación nacional se consolidó con la promulgación de la Constitución Política, que en su artículo 1° afirmaba: "La nación colombiana se reconstituye en forma de República Unitaria". En el artículo 182, se crearon los departamentos como entes territoriales, y cada departamento se dividió en provincias, y estas, a su vez, en "distritos". La pertenencia jurisdiccional y la denominación administrativa de Concordia desde su establecimiento se sintetiza en:
• Creación del Distrito de “La Concordia” en el paraje “La Comiá” de la Provincia de Antioquia; por ordenanza 07 del 3 de julio de 1848. • Erección en Distrito de “La Concordia” por ordenanza del 25 septiembre de 1848. • Distrito Parroquial por ordenanza 13 del 15 de diciembre de 1853. • Distrito del Circuito de Amagá, Provincia de Antioquia por ordenanza 01 del 14 de septiembre de 1855. • Distrito del Departamento de Medellín, Estado de Antioquia ley 08 de noviembre de 1856. • Distrito del Departamento del Centro, Estado de Antioquia ley 03 de diciembre de 1857. • Aldea del Municipio de Titiribí, decreto Mosquera 13 de noviembre de 1862. (no se hizo efectivo) • Distrito del Estado de Antioquia, ley 13 mayo 1863. • Distrito Departamento del Centro, Estado de Antioquia ley 13 del 23 agosto de 1864. • Distrito del Departamento del Cauca, Estado de Antioquia ley 50 del 5 diciembre de 1877. • Distrito Departamento del Centro, Estado de Antioquia Decreto 397 del 28 de octubre de 1885. • Distrito Provincia del Centro, Departamento de Antioquia Decreto 490 del 1 septiembre de 1886. • Distrito Provincia del Suroeste, Departamento de Antioquia ley 06 del 20 septiembre 1890. • Municipio Provincia de Jericó, Departamento de Antioquia decreto 916 del 31 agosto 1908. • Municipio del Departamento de Antioquia 1910.
Además de su Cabecera municipal. Concordia tiene bajo su jurisdicción los siguientes centros poblados:
Población histórica | ||
---|---|---|
Año | Pob. | ±% |
1912 | 9939 | — |
1938 | 13 773 | +38.6% |
1951 | 15 039 | +9.2% |
1964 | 16 764 | +11.5% |
1973 | 17 118 | +2.1% |
1985 | 21 074 | +23.1% |
1993 | 23 867 | +13.3% |
2005 | 21 420 | −10.3% |
2018 | 21 377 | −0.2% |
Población Total: 21 377 hab. (2018)[2]
Alfabetismo: 76.4% (2005)[26]
Según las cifras presentadas por el DANE del censo 2005, la composición etnográfica[26] del municipio es:
Se comunica por carretera pavimentada con Bolombolo, Betulia, Salgar, Urrao y a la ciudad de Medellín capital del departamento de Antioquia por la Troncal del Café.
Además posee caminos de herradura en la Represa La Nitrera, que lo comunican con Salgar y Betulia.
La economía del municipio de Concordia está basada principalmente en el monocultivo del Café. Este se presenta en las zonas de mayor altura sobre el nivel del mar de este municipio. Por otro lado esta la Ganadería, la cual se presenta en las zonas más calientes, en especial cerca del valle del río Cauca.
También existen en pequeña proporción cultivos de azúcar y maíz.
En la cabecera municipal la principal fuente de economía es el comercio.
https://es.wikipedia.org/wiki/Ministerio_de_Minas_y_Energ%C3%ADa_%28Colombia%29