La costa es la zona extrema de un continente o de una isla que limita con el mar u otro cuerpo acuático de gran extensión. Las costas tienen un paisaje inestable, donde hay sectores de playa cuyo perfil bidimensional puede crecer debido al depósito de sedimentos y en otros casos puede disminuir por los procesos de erosión marina. Pero las costas también son modificadas por otros factores, como el clima, el viento, el oleaje, la marea, la actividad biológica y las actividades humanas.
Se denomina «costa» a la franja de unión de las tierras emergidas con las sumergidas, ya sea de un continente o de una isla. Generalmente se emplea el término al hablar de bordes marinos, aunque se usa también para designar costas lacustres o fluviales,[1] aunque las orillas de los ríos se denominan riberas, y solo en ríos de enorme anchura se podría hablar de verdaderas costas, por ejemplo en el Río de la Plata.
Por extensión, también se emplea la expresión para referirse a los sectores, tanto terrestres como acuáticos, próximos a la verdadera costa. Es por ello que se habla de «ciudades costeras», diferenciándolas de este modo de las situadas lejos de las costas, o de «peces costeros» como contraposición a los peces de hábitos pelágicos. En estos casos también se emplea el sinónimo de «litoral».
Las mareas y corrientes aportan a la zona costera parte de la energía del mar, pero las olas son el principal factor en la formación de las costas, al entregar la mayor parte de la energía que erosiona, transporta y deposita los sedimentos. Las olas que recorrieron largas distancias tienen una energía considerable como modeladoras de las costas.
En zonas donde predominan los vientos y las olas en un solo sentido, la capacidad del mar para transportar materiales a lo largo de la costa, en un sentido determinado, produce un proceso llamado "corriente de deriva costera" (no confundir con corriente de deriva litoral).
El problema que se va a resolver, es el de encontrar la forma que adopta la superficie libre de una capa de agua que cubre toda la Tierra, cuando consideramos las fuerzas de atracción que ejercen el Sol y principalmente, la Luna.
Son el resultado de los depósitos de olas constructivas, en general en zonas costeras de escasa energía, dependiendo en gran medida de la posición relativa de la línea de costa. Las playas pueden ser de sedimentos finos, como limo y arena, o de materiales más gruesos, como cantos rodados o también como combinación de estos tres elementos. El tipo de zona de rompiente, el tipo de sedimento, la energía de las olas, la amplitud de la marea y el efecto del viento determinará la forma de la playa.
La erosión se produce en las costas que están expuestas a olas que han recorrido una gran distancia, o con vientos marinos que traen mucha energía. Estas costas están dominadas por acantilados, en cuya base se produce una plataforma erosionada por las olas. Sin embargo cuando la dinámica de una zona de rompiente en una playa cambia temporalmente hacia tipos en que predomina la acción erosiva se pueden observar en el paisaje, microacantilados de playa.
La erosión costera es producida a través de la acción hidráulica (la presión de las olas que rompen a los pies del acantilado) y del proceso por el cual los sedimentos del agua son arrojados contra la superficie rocosa.
entra en contacto con cadenas de plegamiento paralelas a la línea costera.
Se caracterizan por la existencia de islas alargadas cuyo origen está en la sucesión de sinclinales, sumergidos, y anticlinales, emergidos (islas) separados por surcos marinos poco profundos llamados “canales”.
Las aguas de estas costas suelen ser tranquilas debido a la multitud de obstáculos que encuentran las corrientes y, sobre todo, las olas.
Las estructuras geológicas son perpendiculares a la línea de costa.
Su trazado presenta entrantes y salientes continuos y muy definidos.
Hay pues multitud de cabos y golfos profundos consecuencia de la inundación de las estructuras (plegadas, apalachenses o falladas) en las que se inunda el graben o fosa y emerge el horst.
Las debidas a la sumersión de cadenas de plegamiento presentan bahías en forma de hoz separadas por promontorios disimétricos (costa de Argelia).
Son costas con accidentes geográficos que apenas han sido destruidas.
Aparecen en volcanes aislados o en archipiélagos alineados a lo largo de las grandes fracturas tectónicas terrestres (Kuriles, Aleutianas, Indonesia), o sobre las dorsales oceánicas (Canarias, Azores, Islandia).
Cuando se abre una brecha en el cono, el mar invade la caldera formando una bahía y una isla con forma de herradura o múltiples islas que rodean la caldera (Santorini, Nisida, Galápagos).
La multiplicación de los volcanes a lo largo de las costas da lugar a un trazado lobulado cuyos cabos son las lenguas de lava más o menos recientes (Campos Flégreos en Nápoles, Italia).
Término gallego que indica un valle fluvial invadido por el mar.
Costa accidentada,resultado de la inmersión de una masa de tierra mucho más erosionada por la acción de los ríos (las desembocaduras se inundan).
Generalmente sobre rocas metamórficas y cristalinas.
Su localización depende de la red de fallas o la existencia local de rocas menos resistentes.
El tipo clásico es el de ría abierta, con forma de embudo orientado hacia el mar. También el de la ría en botella, cuya salida está cerrada por un paso más estrecho.
Ante la salida de las rías suele haber islas, restos de rocas resistentes.
Está fuertemente indentada por las paredes abruptas de los fiordos (término noruego), que son valles glaciares sumergidos con forma de artesa.
La desaparición de la lengua glaciar conlleva la liberación del peso del hielo y el consiguiente ascenso isostático del continente, produciendo un contacto muy variable entre la tierra y el mar que ha dificultado la erosión marina.
El fiordo presenta una entalladura muy profunda modelada sobre rocas resistentes.
Normalmente están ramificados.
Su localización depende de la red de fallas o la existencia local de rocas menos resistentes.
Sus paredes son abruptas, casi verticales, con valles colgados que vierten sus aguas en forma de cascadas.
La sedimentación es pobre y además la profundidad de los valles (de hasta 1200 m) dificulta la emersión de depósitos.
Se puede considerar como un caso particular de costas, pero presenta entrantes que terminan en fondo de saco y la litología suele ser caliza.
Son resultado de la sumersión de cañones, dolinas o poljés. También de antiguas grutas cuyo "techo" se ha hundido.
En regiones kársticas de mayor evolución aparecen delante de la línea costera, unos islotes escarpados, torres y pitones.
En estas zonas, la acción del mar se reduce debido a lo intrincado de la costa. Y la ausencia de cursos de agua superficiales no le da el perfil longitudinal de los valles.
Las costas con skiar (escollos en las lenguas escandinavas) se deben a la inundación de una llanura de erosión glaciar en la que emergen las rocas aborregadas.
Presentan múltiples y minúsculos archipiélagos rocosos, bajos y prácticamente desnudos.
Los escollos rocosos también forman skiargaard delante de las costas de fiordos y de inlandsis.
Costas bajas erosionadas por los glaciares que dejaron gran cantidad de pequeñas islas.
Aparecen normalmente en regiones montañosas o de macizos antiguos o escudos.
También aparecen en rocas sedimentarias compactadas como las calizas.
Los acantilados más verticales se presentan sobre las rocas más sensibles a la acción mecánica y lo suficientemente coherentes como para mantener la verticalidad (calizas y cuarcitas principalmente).
Se caracterizan por la existencia de un largo cordón litoral arenoso paralelo a la línea de costa inicial.
La longitud de estos cordones puede llegar a ser de varias decenas de kilómetros, viéndose interrumpido por pasos denominados graos que permiten la renovación del agua somera del lago.
Cuando el cordón está aislado a varios kilómetros se habla de costas con islas barrera y delimitan un ancho canal marino.
Algunos brazos del cordón pueden estar enlazados con la costa y aislar lagunas formando costas de lidos.
Son propias de mares con escasa amplitud de marea y golfos extensos donde las corrientes de deriva disponen de volúmenes sedimentarios importantes (Mediterráneo, Mar Negro, Mar Báltico, Golfo de México).
Se localizan en mares con plataformas continentales poco profundas capaces de acoger los derrubios finos que aportan los grandes ríos.
La vegetación juega un destacado papel en su desarrollo y diversificación. Cuando en las zonas pantanosas hay manglares se denomina costa con manglares.
La formación de dunas determina la línea de costa.
Presencia de un ancho cordón de dunas que puede extenderse durante cientos de kilómetros y elevarse decenas de metros.
Hacia el interior suelen presentarse diversos niveles de dunas (primarias, secundarias y terciarias).
El agua de arroyada puede quedar atrapada en el interior del cordón dunar formando rosarios de lagos de agua dulce colgados ligeramente por encima del nivel del mar.
Se localizan en zonas de amplios esteros barridos por la brisa del mar o en desiertos costeros.
Las costas son bajas y verdes, con bruscos ensanchamientos y contrapendientes.
La erosión marina, fácil en los materiales morrénicos, y la acumulación rápida en esas aguas poco profundas, regularizan rápidamente este tipo de costa.
Además de depender de los procesos de sedimentación y de la erosión, los paisajes costeros dependen también de la posición relativa de la línea de costa.
Los seres humanos también afectan el paisaje. Entre las acciones más importantes está la construcción de defensas costeras, tanto para reducir el peligro de las inundaciones en las zonas bajas y también para controlar la erosión. Las tierras ganadas al mar (pólders) como en el caso de los Países Bajos, constituyen 2227 km².
Los paisajes costeros y su dinámica natural que las afecta, son el objeto de estudio de la Geografía litoral.