Ēl era el nombre de la deidad suprema[1] tanto en la religión cananea como para los hablantes semíticos orientales del Período Dinástico Arcaico (2900 a. C.)[2]
Significa ‘padre de todos los dioses’ (en los hallazgos arqueológicos siempre ha sido encontrado frente a las demás deidades).[3]
Ēl ha sido el padre de muchos dioses ―setenta en total―; los más importantes fueron Baal Raman (Hadad), Yam, Mot y Dagan, los cuales tienen atributos similares a los dioses Zeus, Poseidón u Ofión, Hades o Tánatos, entre otros. Los antiguos mitógrafos griegos identificaron a Ēl con Uranos (uno de los dioses griegos), el padre de Cronos y de los titanes.
En todo el Levante mediterráneo este dios era denominado IL o EL, al dios supremo, padre de los hombres[4] y de todas las criaturas.[5]
Los sumerios tenían un dios equivalente llamado Anu.[6]
Por lo general, a Ēl se lo representa como un toro, con o sin alas, por su fortaleza y potencia creativa, al igual que a su primogénito Hadad.[7][8][9][10]
Ēl es cognado del dios acadio ILU
En un prisma encontrado en Laquis (Egipto), que tiene en su cara opuesta el nombre de Amenhotep II (1435-1420 a. C.), el dios egipcio Ptah recibió el título ḏū gitti (‘señor de [la ciudad palestina de] Gat’).
El título ḏū gitti señala que a Ptah a menudo se le llama ‘el señor de la eternidad’ (o ‘el único de la eternidad’) y se piensa que puede estar conectado como epíteto con Ēl ’Olam (‘el eterno’).[11] Sin embargo, en los textos ugaríticos, Ptah se identifica más bien con el dios Kothar-wa-Khasis, pero en el mandeísmo, el dios Ptahil, cuyo nombre se combina Ptah e il/el.[12]
Ēl era conocido como sanador, el nombre Rafael o Rapha-Ēl, significa 'Ēl ha sanado' en la cultura Ugarit, esto se atestigua aproximadamente en el 1350 a. C. en una de las cartas de Amarna.[13] En una narración se describe un banquete al que el dios Ēl invita a los otros dioses, en la fiesta Ēl se emborracha, hace un escándalo y luego cae después de buscar pelea con uno de los invitados. El texto termina con un encantamiento para la cura de alguna enfermedad, posiblemente la resaca.[14][15]
En las tablas de Ugarit, ese dios primigenio figura también como el esposo de la diosa Asera; Ishtar entre los babilonios [originalmente llamada Athirat (o Afdirad)] que en la Biblia recibe el nombre de Astoret. La forma griega es Astarté (la cual es la madre de todos los dioses, la esposa celestial, la reina del cielo).[16]
Representaciones del dios Ēl se han encontrado en las ruinas de la Biblioteca Real de la civilización Ebla ―en el yacimiento arqueológico de Tell Mardikh (Siria), que data del 2300 a. C.―. En algún momento de la historia pudo haber sido un dios del desierto, pues un mito dice que tuvo dos esposas y que con ellas y sus hijos construyó un santuario en el desierto.
Para los pueblos cananeos, Ēl era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses. Su esposa primaria fue Ashera o Asera, la madre de los dioses, representada en los santuarios cananitas con árboles ornamentados. Pero tuvo otra esposa: Anat hermana de Hadad Baal Raman (el señor del trueno). Esta última era llamada «la amante de los dioses». Ambas ―Ashera y Anat― eran diosas de la fertilidad.
Para los cananeos Ēl es el padre de la «divina familia» y presidente de la asamblea de los dioses en el Monte de la Reunión.
Es llamado «toro» por su fortaleza y potencia creativa. En una roca en Ras Shara está representado como el Anciano de Días, y como la Roca de las Edades.[17]
En los mitos ugaríticos, Ēl es llamado Bny Bnwt, que significa ‘creador de todas las cosas creadas’, aunque algunos lo traducen como ‘dador de potencia’. En las dos inscripciones halladas en Ugarit (hoy Ras Shamra), el dios Ēl es retratado como un dios frío y distante, «en el flujo de los [dos] ríos», posiblemente del Edén, de donde un río fluía para formar a los ríos Tigris, Éufrates, Guijón y Pisón,[17] tal como en la Biblia se describe al Edén.
Aparte de ser llamado «el creador», el dios Ēl también era llamado «el bondadoso», «el compasivo» en los mitos ugaríticos (títulos que en el Tanaj ―la Biblia hebrea― aparecen para referirse al dios Yahweh).
En Canaán el rey era nombrado «siervo de Ēl» una tradición compartida en la antigüedad por ejemplo en los faraones de Egipto («Ramsés engendrado por Ra»), los reyes de Israel como Jehú (‘él es Yahweh’). Este sistema de estado se llama teocracia y describía el estatus de los reyes antiguos como ejecutores de la voluntad divina.[17]
Los títulos, «hijos de Ēl» significaban ‘los dueños de los ganados, adoradores del dios-toro Ēl’, y «las hijas de Adán» significaría ‘las mujeres de Adama [la tierra, el suelo]’; Adama era una diosa de la agricultura.[18]
Al principio el culto a Yahweh tenía muchas similitudes con su herencia cananea. El Tanaj muestra ese sincretismo en muchos pasajes, por ejemplo la concepción de Yahweh como presidente en la «corte de los dioses» o «la divina asamblea» (BeneĒl), también es para referirse a la divina familia de Ēl, en Deuteronomio 32, empieza con Israel en sus lapsus de fe y termina con el aserto de la destrucción de sus enemigos. En Deuteronomio 32:8 se representa la primera etapa de los israelitas en su adaptación del concepto de Yahweh al mando de la «asamblea de dioses» de la mitología cananea; la concepción de Yahweh como simplemente el principal entre todos los dioses.
A lo largo de la historia de Israel primero nombró a Yahweh como el «altísimo» (Elyon) entre la asamblea de «los hijos de Ēl» (o «hijos de IsraĒl» según la Septuaginta) aunque se disputa la fecha de este poema, más tarde (en el 900 a. C.)[17] se hizo desaparecer la corte completa de dioses y se condenó esa idea como apostasía.
Al panteón cananeo se le conocía en conjunto como Lhm,[19] pronunciado según la zona como iLhm, eLohim, aLaham, entre otros.[20] El término Lhm está formado por L que se refiere a Ēl, Lh que significa estar al frente/a la cabeza y la m indica plural, por lo tanto, Lhm significaría, los que están encabezados por Ēl.[19]
Ēl vivía con la diosa Astarot (madre de todos los dioses, esposa celestial, reina del cielo) en una tienda en lo alto de una montaña (el equivalente al monte olimpo), en cuya base se originaba toda el agua dulce del mundo, esta pareja formaba la cima del panteón. El segundo escalón estaba conformado por sus hijos, los "77 u 88 hijos con Astarot"[21] (los cuales tienen atributos similares a los dioses Zeus, Poseidón, Hades o Tánatos). Baal era un dios prominente en este grupo, que tenía su propia sede en el Monte Zaphon (جبل الأقرع), pero con el tiempo Baal se volvió la principal deidad canaanita, por lo que Ēl se transformó en el poder ejecutivo y Baal en el poder militar de la creación. Debajo de los setenta dioses secundarios había un escalón comparativamente menor de deidades de la industria y el comercio, y un cuarto escalafón especial para los ángeles (mensajeros de los dioses). Ēl y sus hijos componían la Asamblea celestial, y cada miembro tenía una nación humana bajo su custodia; Ēl dividió a las naciones entre sus hijos.
En el arte ugarítico, el dios Ēl era representado como un patriarca barbudo, muy bebedor de vino en festines y soltero. Esto podría aludir que el dios no habitaba en templos hechos por hombres. Aparte de ser juez,[22] Ēl podía sanar, como cuando curó a su hijo Kirta, incluso el dios Baal pide que sane a uno de sus siervos, a Danel que significa; "Ēl es juez".[23] En las tablas de Ugarit, es llamado Bny Bnwt, que significa ‘creador de todas las cosas’, donde es retratado como un dios frío y distante. Las representaciones de Ēl se han encontrado en las ruinas en la hoy Siria, que data del 2300 a. C. En algún momento de la historia pudo haber sido un dios del desierto, pues un mito narra que tuvo dos esposas y que con ellas y sus hijos construyó un santuario en el desierto. Ēl también era llamado «el bondadoso», «el compasivo» y como tal, «el Altísimo».
Su esposa primaria fue Astarot o Asera, representada en los santuarios cananitas con plantas ornamentales. Pero tuvo otra esposa: Anat hermana de Baal, esta última, era llamada «la amante de los dioses» (diosa de la fertilidad). Para los cananeos Ēl era el padre de la «divina familia» y presidente del celestial.
Nietos
La definición Ēl entra en la esfera de la revelación con el epíteto Shaddai, que es peculiar de la religión judía. Yahweh dice a Moisés;
Me revelé a Abraham, a Isaac y a Jacob como Ēl Shaddāi, pero no me conocían por mi nombre Yahweh.Exodo 6:3
Ēl se estabiliza pero solo como título a Yahweh (Dios, poderoso), o como abreviatura de "Elohim Yahweh".[24]
Según Génesis 35 y Oseas 12, el nombre Israel (ישראל) representa al patriarca Jacob, ‘que pelea con Ēl’, aunque otros autores lo traducen de diferentes maneras.[25]
Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con «Elohim» y con los hombres, y has vencido.Génesis 32:28[26]
La palabra «Ēl» en el Tanaj (la Biblia hebrea) tiene varios significados dependiendo del texto: si se refiere a Yahweh significa Dios, si se refiere a otros dioses cananeos o babilonios, Ēl se refiere a un ídolo o dios falso.
En la mayoría de las traducciones, el sitio conocido como Bethel[27] se traduce como ‘casa de Elohim’ (siendo beth ‘casa’ y Ēl puede referirse tanto a Yahweh como a cualquier dios en general). Por lo tanto, Beth-el podría no ser la Beth Yahweh, sino la casa de Ēl.[28]
Posteriormente Israel sería el pueblo elegido: el que se enfrentaría a los ídolos (Ver idolatría), pues seguiría el único camino trazado por solo Yahweh. En la primera mitad del siglo X a. C. ese pueblo alcanzó tal objetivo durante los reinados de David y Salomón (Israel se había convertido en el Reino unificado de Israel, un estado teocrático con Yahweh a la cabeza). Pero el Tanaj indica que posteriormente las doce tribus de Israel se dividieron porque no llegaron a un acuerdo de quien sería el sucesor de Salomón.
Ocurrió que las tribus norteñas habían copiado el materialismo (Amós 6:8; 8:4-7; Jer 5:26; Habacuc 1:2-4) los cuales adoraban al dios Ēl, mientras que Judá se mantenía «un poco menos infiel… reconocía todavía a Yahweh» (Libro de Oseas 4:15; 11:12; Libro de Amós 2:4-8).[29]
Luego de la división del reino, el nombre Ēl (usado en los idiomas semitas para designar a la deidad principal, el toro o becerro) se difundió más en el norte (Reino de Israel), [esas diez tribus del norte ―propiamente llamadas Israel- son Aser, Dan, Efraím, Gad, Isacar, Manasés, Neftalí, Rubén, Simeón o Simón y Zabulón]. Por su parte los del sur (Reino de Judá) ―propiamente llamados de Judá o levitas y benjaminitas (Judá, Benjamín)― de donde viene el nombre de judíos, siguieron manteniendo el ritual a Yahweh en Jerusalén.
Hacia el siglo VIII a. C. el culto al dios Ēl estaba bastante arraigado entre los israelitas del norte. Los frecuentes intercambios comerciales (sobre todo con Tiro) contribuían a ello. Absorbían cultos fenicios, asirios y sidonios. Por ejemplo, según 1 Reyes 16:31, un hijo de Ēl (Melqart) era el «dios de Tiro» o «el Ba'al de Tiro». El rey de Sidón (Ethba’al) era servidor de Baal (Habbaal). El culto de este dios se introdujo en las tribus norteñas de Israel cuando el rey Ajab (o Acab) se casó con JezabEl, hija de EthBaal, rey de los sidonios.
Tu becerro [toro], Samaria [capital del norte de Israel], te hizo alejarteLibro de Oseas 8:5; 10:5
Este «dios de Tiro» permaneció en Israel hasta el reinado de Jehú, quien lo anuló (Libro de Oseas 9:13; Libro segundo de los reyes 10:26).
En ciertas ocasiones, los israelitas utilizaban la palabra Ēl para referirse a Yahweh, dado que ese era el término genérico con que se denominaba a "Dios" por lo tanto, puede ser usada para cualquier dios, incluyendo Baal, Moloc o Yahweh.
Durante una era de sincretismo religioso, se aceptó entre el pueblo israelita considerar al dios cananeo Ēl como el mismo Yahweh.[30] De hecho, a medida que esa idea se hizo prevalente en la religión del pueblo israelita, pronto se pensó que Ēl había sido siempre la misma deidad Yahweh.
Y erigió [Jacob] allí un altar y lo llamó Ēl-Elohi-Israel. «Ēl, dios de Israel»Génesis 33:20[31]
Con el tiempo, Ēl había sido degradado a ídolo, fortaleciendo la posición de Yahweh como dios único. Varios de los títulos de Ēl fueron aplicados a Yahweh, y cualquier forma de culto no atribuida a Yahweh fue catalogada y condenada como idolatría.
Luego de salir de Egipto y ya en el desierto, a los hebreos les resultaba fácil volver al «modo de vida» que durante decenios habían experimentado en tierras egipcias. Por eso, ante cualquier dificultad los hebreos volvían al culto de Ēl.
Éxodo 32:4-5
Una vez en la tierra prometida (Canaán), los israelitas fueron afianzando su culto a Yahweh hasta que pudieron consolidarlo en la época del rey David (siglo XI a. C.). Posteriormente ―durante el reinado de su hijo Salomón― ese «pueblo elegido» conseguía vivir bajo la ley de Yahweh (Torá). La paz se había afianzado y los habitantes vivían en un clima de relativa prosperidad. Pero tiempo después la mayor parte de las tribus volvieron al culto al becerro-toro Ēl. La Biblia refleja ese episodio en términos muy similares a los anteriores:
Se puede apreciar la facilidad con que se pasaba del culto a Yahweh hacia el culto del becerro-toro, o sea el dios Ēl.
El Tanaj relata que los cananeos no hebreos basaban su vida en el materialismo (dioses materiales) a los que se rendía culto "para obtener bienes y riqueza". Para conseguir dicha riqueza podía utilizarse el comercio engañoso ―lo cual caracterizaba a los pueblos cananeos―. La mentira y el saqueo se transformaba en una práctica común.
Pero a los pueblos «opresores» les iba bien, es decir, se sentían económicamente satisfechos, sin importarles a qué cantidad de pueblos estaban sometiendo. Por eso seguían adorando a Ēl.
La solidaridad y compasión no eran compatibles con ese pensamiento. De allí que el culto al becerro (lo cual representaba al dios Ēl, un dios bondadoso, dispuesto a perdonar... que permitía aquellos métodos de enriquecimiento) era muy tentador. Por lo tanto: seguir manteniéndose en el culto a Yahweh, en medio del tentador culto a dioses materiales de los cananeos y naciones vecinas era un gran desafío para los hebreos. [Notar que lo que más se reprocha a las tribus que volvieron al «dios becerro» es su comercio engañoso y la opresión a los más débiles (Isaías 10:2; Jeremías 5:27; Amós 6:8; 8:4-7; Miqueas 3:11)]. La idolatría que repudian los profetas del siglo VIII a. C. hace directa alusión al modo de vida:
El cántico de Isaías (siglo VIII a. C.) manifiesta un panorama desolador: Expresa que Yahweh «esperó de ellos derecho» (mishpat) «y ahí tenéis: asesinatos. Esperó justicia» (dsedaqah) «y ahí tenéis, lamentos» (Is 5:7). Dicho profeta continúa con su invectiva contra «los que añaden casas a casa y campos a campos hasta no dejar sitio y vivir ellos solos en medio del país» (Is 5:8); esos son «los que llaman al mal bien y al bien mal», y luego agrega: «Contra ellos se inflama la ira de Yahweh» (Is 5:25).
Asimismo, el profeta Amós fustiga a las mujeres de los poderosos (entregadas como ellos a la comodidad y al abuso): «Oprimís a los indigentes» (dallim), «maltratáis a los pobres» (ebionim), «y pedís a vuestros maridos: “Traed de beber”» (Am 4:1).
[La Ley de Yahweh permitía que hubiera gente más próspera que otras, pero no que un rico se aproveche de su posición de privilegio (2.ª Sam 12:1-6)].
Congruente con todo esto, en el libro Apocalipsis se le reprocha a la Gran Ramera que sus negociantes «usan artimañas para llegar a ser los magnates del planeta» (Ap 18:23).
Tal como lo adelantaba Zacarías cuando se refería al juicio final:
«Y en aquel día no habrá más negociantes [kenajaní: ‘cananeos’] en la casa de Jehová de los Ejércitos» (Zac 14.21).
Uno de los datos que muestra el sincretismo en el Antiguo Israel es que cuando se utiliza la forma Ēl para referirse a Yahweh en vez de Elohim, paralelamente tienen el significado del título que los demás pueblos semitas le daban a la deidad Ēl. Así en los pasajes en los que se refieren a Dios como «el Fuerte de Israel» o «el Fuerte de Jacob» (uno de los títulos de Yahweh en la Biblia), literalmente dice «el Toro de Jacob» o «el Toro de Israel» (Salmos 132:2,5, Isaías 1:24, 49; 26, 60:16, Salmo 22:16, entre otros). Esto podría dar lugar (para un desprevenido) a caer en "el engañoso culto" al toro-becerro (o sea, el culto a Ēl).
En el idioma hebreo otro nombre para designar a Yahweh es la forma "Abir" significando poderoso, fuerte, la forma para los demás es "Abbir" del mismo significado, incluyendo la palabra Toro (nombre con el que se referían a «el otro Ēl») así para referirse a Yahweh se utiliza Abir y para los demás Abbir, como en el caso de "los fuertes toros de Basan".[32] Otros escritores simplemente lo traducen de manera literal: ‘dioses’.
Una referencia a Ēl en los textos ugaríticos y a Baal en representación del «jinete de las nubes», o «el que cabalga entre las nubes», es muy similar a las expresiones que la Biblia utiliza para Yahweh (Salmo 68:4, Deuteronomio 33:26, Segundo libro de Samuel 22:11).
Déjame decírtelo, príncipe Baal, déjame repetirlo, jinete entre las nubes: ahí tu enemigo, Baal, contempla, vas a matar a tus enemigos, contempla: tú aniquilarás a tus adversariosPoema a Baal, textos de Rash Shamra
No hay nadie como el dios de Jesurún [Israel],que para ayudarte cabalga en los cielos,
entre las nubes, con toda su majestad.Deuteronomio 33:26-27
En otras ocasiones los israelitas usaban el nombre Ēl o Elohím, para referirse a una o varias divinidades extranjeras.
Libro de Josué 24:15
Por la gran variedad de nombres de dioses que pueden leerse en la Torá, algunos autores plantean la teoría de que originalmente los pueblos semíticos que se agruparon bajo la denominación de “hebreos”, tenían creencias politeístas que progresivamente fueron perdiendo y adaptando hacia el monoteísmo, durante la época previa a las primeras adiciones que conformaron la Torá.
Todos los nombres como Ismael, Miguel, Israel y demás eran una forma teofórica, es decir los sufijos de los elementos (il, ilu o el) representan un "nombre divino" en este caso el supremo nombre del dios Ēl, pero durante el reinado de Ebrum (rey de Ebla que se supone que fue el patriarca Eber [Heber], de donde proviene el nombre de hebreos) cambió de forma teofórica, de -el a -ya (w), de esta manera nombres como Mikailu (Miguel) se convirtieron en Mikaya (w), de esta manera el rey Ebrum cambió paulatinamente la religión de Ebla de su tiempo, asociándolo así con el nombre bíblico de Yahweh (-ya [w]), transformando a Yahweh en el Dios nacional, en vez de Ēl.[34]
El dios Ēl en topónimos y antropónimos bíblicos:
También hay muchas palabras cuya etimología aparentemente no está relacionada con el dios Ēl:
El aparece como sufijo de muchos nombres:
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