Se entiende por empresa a aquel agente económico en donde se organizan con eficiencia los factores económicos para producir bienes y servicios para el mercado con el ánimo de alcanzar ciertos objetivos, es decir, como un conjunto (sistema) de elementos humanos, técnicos y financieros, dirigidos y organizados según determinada jerarquía o estructura organizativa que lleva a cabo un directivo-gerente o empresario en ejercicio de la función directiva o empresarial.[1] La empresa es objeto de estudio de la economía de la empresa, tanto en su aspecto material como formal.
Desde una óptica algo más clásica, la empresa se ha de entender como un conjunto ordenado de factores productivos, que tienen como fin la producción de bienes y servicios, es el elemento básico de la producción en un sistema económico.
Una empresa es la entidad organizada donde hay una actividad transformadora o productiva: a partir de unos recursos o factores (insumos) obtienen unos beneficios (productos), que pueden ser bienes o servicios, tangibles o intangibles, que son de mayor valor y utilidad, que separados y antes de la transformación. Las empresas realizan actividades que crean utilidad por lo tanto riqueza, en el sentido de que la utilidad de los beneficios es superior a la de los insumos.
Este incremento de la utilidad puede manifestarse de distintas maneras:
Es decir, la empresa es una "unidad de transformación" de insumos en beneficios a través de productos y servicios de forma que se incremente la utilidad.[2]
Para Sánchez Gil, los caracteres definitorios de la empresa en el sistema económico capitalista son los siguientes:
Sin embargo, la concepción actual de la empresa en la disciplina asume un enfoque ecléctico entre la visión económica y la visión organizacional proveniente de la administración, es decir, se la considera como unidad económica pero también se pone énfasis en lo organizacional.[4]
Como partes o componentes de la empresa, tenemos:
— Elementos materiales: bienes duraderos, como edificios, terrenos o mobiliarios, y bienes no duraderos, como materias primas o productos acabados.
— Elementos financieros: fondos monetarios necesarios para la puesta en práctica de la actividad.
— Elementos humanos o personales: propietarios del capital, directivos y empleados.
— Relacionales: valor de las relaciones de la empresa con el exterior.
— Humanos: conjunto de conocimientos y habilidades que tienen las personas que trabajan en la empresa y que determinan sus posibilidades de trabajar en equipo, desarrollar nuevas ideas, etc.
— Estructurales: se refieren al sistema de organización, a los procedimientos, a las bases de datos y, en definitiva, a todo aquello que conforma la estructura organizativa. Los elementos organizativos hacen referencia a la estructura de la empresa en este sentido. Una adecuada organización de una empresa, es decir, el conjunto de normas que coordinan los medios destinados a obtener el resultado determinado, va a resultar fundamental para el buen funcionamiento y rendimiento de la misma. Tanto los elementos tangibles como los elementos intangibles deben estar organizados.[5]
Factores de producción
Como elementos actuantes junto a otros que causan o producen un resultado, tenemos:
La consideración de la empresa como sistema posibilita realizar un análisis y abstraer de su realidad un modelo general e interdisciplinario de su estructura, de sus componentes y de sus interrelaciones internas y externas.
La empresa es parte de un sistema mayor que constituye su entorno y las relaciones con este. Entonces habrá un entorno general o mediato compuesto de distintos elementos: cultura de la sociedad, tecnológico, político, legal, natural, demográfico, sociológico, económico, y un entorno específico o inmediato compuestos de otros elementos: clientes, proveedores, competidores actuales, competidores potenciales.[7]
Luego la empresa puede ser vista como una serie de subsistemas relacionados entre sí:
Se encarga de la compra o aprovisionamiento de las materias primas necesarias para la producción, así como de gestionar la logística (transporte y almacenamiento) tanto de los factores como de los productos terminados. Realiza actividades tales como el almacenamiento de las materias primas, el control de las existencias, manejo de maquinaria, control de la calidad, etc. Es decir, se encargado de adquirir los insumos o factores necesarios para acometer las actividades de producción; es decir, debe ocuparse de las cuestiones relacionadas con la previsión, materialización y gestión de las inversiones de naturaleza física que se van a incorporar al proceso productivo.
Es el subsistema encargado de la transformación de los inputs en productos o servicios que satisfagan las necesidades del mercado. La producción consiste en el desarrollo de una actividad creadora de bienes y/o servicios encaminados a satisfacer necesidades humanas, de forma que la utilidad de los elementos obtenidos sea superior a la de los empleados para su ejecución.
Se encarga de la comercialización, distribución y venta de los productos y servicios de la empresa a los consumidores. Realiza actividades tales como estudios e investigación de mercados, diseño de campañas publicitarias, información y comunicación, promociones de productos, diseño de puntos de venta, fijación del precio, envío de información a clientes potenciales, servicio postventa, etc. Es el subsistema al que compete relacionar la organización con el mercado, desde su conocimiento hasta la distribución de los productos demandados. Actividades comerciales son tanto el aprovisionamiento de inputs como la colocación de outputs; sin embargo, a efectos de subdivisión de la empresa en subsistemas funcionales, se distingue entre el subsistema de aprovisionamiento (aprovisionamiento de inputs) y el subsistema comercial (el encargado de colocar los elementos previamente adquiridos o la producción en el mercado), también conocido como subsistema de distribución o márquetin. Este subsistema se encarga de las decisiones sobre producto, precio, promoción y distribución (conocidas como las «4 P del marketing mix (Product, Price, Promotion y Place)», además de la investigación de mercados.
Se encarga de la obtención y gestión de los recursos financieros necesarios para el funcionamiento de la empresa conseguir financiación a bajo coste. Para iniciar un negocio se requiere disponer de recursos financieros. La misión del subsistema financiero consiste en buscar los fondos necesarios para financiar las actividades empresariales y distribuirlos entre las distintas áreas de la unidad económica o alternativas de inversión. El subsistema de financiación es el sustento del resto de áreas funcionales, puesto que sin los fondos obtenidos por el mismo sería imposible la realización de cualquier tarea productiva.
Analiza las decisiones de inversión de dichos recursos en las opciones más rentables, tratando de mantener un equilibrio financiero. Realiza actividades tales como elegir en qué activos invertir el dinero, analizar la rentabilidad de las inversiones, etc.
Este subsistema se encarga de la planificación, organización y control de los subsistemas funcionales, velando para que no funcionen de forma independiente persiguiendo sus propios objetivos, sino de forma coordinada persiguiendo los objetivos del sistema empresa. Además, el subsistema de dirección es el encargado de la relación entre la empresa y su entorno, desarrollando una adecuada planificación estratégica que logre proporcionar a la empresa una ventaja competitiva sostenible a largo plazo.
Organiza los factores de producción, fija los objetivos a alcanzar en tanto que sean compatibles con los recursos, y controla la ejecución. O sea, gestiona el aprovisionamiento, producción y comercialización. Y se encarga del reclutamiento, selección, formación y motivación de las personas en la empresa. Realiza actividades tales como entrevistas a candidatos, diseño de la remuneración, evaluación del rendimiento y promociones de los trabajadores, diseño y aplicación de programas de prevención de riesgos laborales, etc.[8][9]
F. básica: generar bienes y servicios en condiciones de eficiencia económica, esto es, crear valor, utilidad o riqueza.
F. de descuento: o de anticipo del producto obtenido, ya que la empresa adelanta unas rentas a los factores de producción (paga salario, adquiere materias primas, etc.) antes de que el resultado del proceso (ciclo de producción, ventas, cobros) se haya materializado, es decir de recibir ingresos por el capital invertido.
F. de asunción del riesgo: de la actividad económica, como consecuencia de la anticipación de rentas con base a unas expectativas que pueden cumplirse o no.
F. de dirección, coordinación y control del proceso productivo: esto implica la necesidad por parte de la empresa y del empresa de seleccionar los factores productivos adecuados (personas y bienes) de estructurarlos convenientemente, de planear su actividad, formarlos, dirigirlos y controlarlos.
F. social: contribuye al progreso, desarrollo y mejora del bienestar de la sociedad. Crear empleo, paga rentas, rea liza innovaciones, etc.[10]
Es decir:
La empresa, además de ser una célula económica, es una célula social: está formada por personas y para personas y está insertada en la sociedad a la que sirve y no puede permanecer ajena a ella. La sociedad le proporciona la paz y el orden garantizados por la ley y el poder público; la fuerza de trabajo y el mercado de consumidores; la educación de sus obreros, técnicos y directivos; los medios de comunicación y la llamada infraestructura económica. La empresa recibe mucho de la sociedad y existe entre ambas una interdependencia inevitable. Por eso no puede decirse que las finalidades económicas de la empresa estén por encima de sus finalidades sociales. Ambas están también indisolublemente ligadas entre sí y se debe tratar de alcanzar unas, sin detrimento o aplazamiento de las otras.
Esto es lo que conocemos como responsabilidad social empresarial, el rol que la empresa tiene para con la sociedad que va más allá de la mera producción y comercialización de bienes y servicios, sino que también implica el asumir compromisos con los grupos de interés para solucionar problemas de la sociedad. Una enumeración de los beneficios concretos y tangibles que significa para la empresa:
Max Weber llama nuestra atención a los aspectos organizacionales de las empresas. Se ha aducido que Weber sugiere una similitud entre las empresas modernas y los sistemas burocráticos: en ambos el ideal es la racionalización de actividades en aras del resultado, con atención centrada en la eficiencia y productividad. En ambas los “productores” no poseen los medios de producción, medios cuya propiedad ha sido incrementalmente concentrada en las manos de una élite directora, etc.[11] Esto se da contra un telón de fondo en el cual la consecución de ganancia parece ser el valor supremo, un fin en sí mismo y no el medio para el mejoramiento de la vida (ver La ética protestante y el espíritu del capitalismo).
Sin embargo, para Thorstein Veblen -para quien “el ‘sistema industrial moderno’ es una concatenación de procesos que tienen mucho del carácter de un proceso mecánico único, comprensivo, balanceado”.[12] - las grandes corporaciones no están primariamente interesadas en maximizar las ganancias a través de la producción y venta de productos o servicios. El objetivo principal de los gerentes corporativos es maximizar el valor de sus inversiones. Para Veblen el capital de una empresa incluye no solo elementos materiales sino también aspectos intangibles -medido en el buen nombre o reputación de la empresa.[13]
Ese análisis parece relevante para explicar la práctica de muchas grandes empresas modernas -por ejemplo: Goldman Sachs, Apple, Google[14] etc- que no ofrecen u ofrecen solo sumas menores como dividendos a sus accionistas, descansando primariamente en el aumento del valor de las acciones para atraer y mantener inversionistas: «Sin embargo, al final de la década de los noventa se promovió desde EEUU que, para las empresas en bolsa, el criterio primordial para establecer el bonus debería ser el llamado ‘valor para el accionista', es decir el incremento del valor de la acción durante el período en cuestión. Eso implicaba que la mejora de la acción estaba directamente relacionada con la gestión de la compañía de manera que si subía el valor de la acción era debido a una buena gestión.»[15]
Adam Smith se encuentra entre los primeros en teorizar al respecto. Para él una empresa es la organización que permite la «internacionalización» de las formas de producción: por un lado permite que los factores de producción (capital, trabajo, recursos) se encuentren y por el otro permite la división del trabajo. Aun cuando para Smith la forma «natural» y eficiente de tal organización era aquella motivada por el interés privado —por ejemplo: «Es así que el interés privado y las pasiones de los individuos los disponen naturalmente a volver sus posesiones (stock en el original) hacia el empleo que en el caso ordinario son más ventajosos para la comunidad»[16]— Smith propone que hay también una necesidad o área que demanda acción pública: «De acuerdo al sistema de Libertad Natural, el Soberano sólo tiene tres deberes que atender, tercero, la obligación de realizar y conservar determinadas obras públicas y determinadas instituciones públicas, cuya realización y mantenimiento no pueden ser nunca de interés para un individuo particular o para un pequeño número de individuos, porque el beneficio de las mismas no podría nunca reembolsar de su gasto a ningún individuo particular o a ningún pequeño grupo de individuos, aunque con frecuencia reembolsan con mucho exceso a una gran sociedad» (op. cit p 490 (en inglés) —estableciendo así las bases de lo que algunos han llamado la Teoría de las empresas públicas—.[17]
El razonamiento de Smith es que es el caso que hay ciertos bienes y servicios cuya existencia o provisión implica beneficios que se extienden a la comunidad entera, incluso a quienes no pagan por ellos (ver Externalidad positiva en Externalidad). Esto da origen —en la percepción de Smith— al problema del polizón, es decir, al problema de que los individuos de esa sociedad están en la posición de beneficiarse, contribuyan o no a los costos. Consecuentemente Smith propone que la manera apropiada y justa de proveer y financiar esos bienes y servicios es a través de impuestos y empresas públicas. (ver op cit.)
Bienes y servicios que han sido generalmente considerados como incluibles en la producción pública, en adición a los sugeridos por Smith, como la «defensa» de la sociedad de otras sociedades, la “protección de los ciudadanos de injusticia u opresión por otros”, la educación, algunos caminos y obras públicas (especialmente faros, y algunas obras de defensa fluvial o marinas como espigónes; rompeolas, etc.), obras de salud pública (incluyendo colectores, etc.), incluyen: redes o sistemas postales; ferroviarias y eléctricas, etc. y, en general, las que constituyen ya sea un monopolio natural o requieren grandes inversiones (que exceden la capacidad de cualquier inversionista real) o las que solo generan ganancia después de un largo periodo, que excede las expectaciones -o incluso la vida- de inversionistas potenciales.[18]
Posteriormente, Paul Samuelson retoma[19] esa percepción de Smith para sugerir que la maximización del beneficio o utilidad social se puede lograr satisfaciendo la famosa Condición de Samuelson, lo que ha llevado a algunos a sugerir una economía mixta. En las palabras de Joseph E. Stiglitz: «El verdadero debate hoy en día gira en torno a encontrar el balance correcto entre el mercado y el gobierno. Ambos son necesarios. Cada uno puede complementar al otro. Este balance será diferente dependiendo de la época y el lugar».[20]
Wilhelm Röpke -junto a otros miembros del llamado "neoliberalismo alemán" (ver Ordoliberalismo) quienes denunciaron lo que percibieron como excesiva matematización de la economía, que llevaría a -en las palabras de Röpke- «la expulsión del hombre de la economía»- parece extender esa sugerencia de Veblen. Para Röpke el objetivo principal de las empresas es producir valor en su sentido moral: «Es evidente que la satisfacción -de las necesidades del hombre- no puede resultar ajena o indiferente al éxito o fracaso de la productividad técnica. Sin embargo, hacer de la "producción de cosas" el fin último de la economía desmerece de la condición humana de lo económico. Para Röpke, el problema de fondo ha sido el encumbramiento de una concepción materialista o utilitaria de la vida, a lo que no fue ajeno el viejo liberalismo.».[21] Para Röpke el desarrollo de las empresas (y el desarrollo que las empresas producen) depende de un telón de fondo valórico[22] y el Estado debe producir un marco legal que lo promueva, interviniendo si es necesario a fin de preservar esos valores (ver Escuela de Friburgo).
Esta posición de Röpke dio origen a un fuerte debate interno en la Sociedad Mont Pelerin con los partidarios de la visión de Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek, lo que terminó con la renuncia de Röpke y algunos otros de los “neoliberales alemanes”. R. Hartwell, único historiador de la Sociedad hasta el momento, en el capítulo denominado “The Hunold Affair” de su obra, describe así la situación:[23] «Existían tres posibles conflictos en estas aspiraciones: seguridad versus progreso, igualdad versus eficiencia, y solidaridad versus individualismo. Había algunos en la conferencia, como L. Von Mises, que tomaron una posición libertaria en todos estos temas... otros como Röpke, creían que el sistema competitivo sin controles podía destruir valiosas instituciones humanas. Röpke defendió fuertemente la intervención agrícola, por ejemplo, porque quería preservar las pequeñas granjas familiares como una forma valiosa de vida. El deseo por seguridad que muchos de los participantes aceptaban condujeron en algunos casos a propuestas intervencionistas –sugerencias de controles agregados, salarios controlados por el gobierno, y programas de apoyo a la agricultura, por ejemplo. Estas propuestas, sin embargo, eran formuladas sin una justificación analítica adecuada y fueron rechazadas vigorosamente por otros participantes, que enfatizaban tanto su inefectividad como su carácter no-liberal.»
Se puede agregar que, como es generalmente reconocido, la posición de Röpke tuvo mucha influencia en la concretización de la llamada economía social de mercado, posición que se benefició mayormente -Alemania fue el mayor exportador a nivel mundial hasta el 2009- de la implementación de las posiciones de von Mises y von Hayek en EUA, países en el cual esas ideas contribuyeron mayormente a la adopción de políticas de desregulación[24][25] que condujeron directamente al proceso de expansión económica de la segunda mitad del siglo XX conocido como globalización. Sin embargo, se ha alegado que esa misma desregulación condujo también a un sistema de corrupción empresarial[26] que terminó con casos tales como los de Enron, Bernard Madoff, etc, que a su vez llevaron a la crisis financiera de 2008.[27]
Existen numerosas diferencias entre unas empresas y otras. Sin embargo, según en qué aspecto nos fijemos, podemos clasificarlas de varias formas. Dichas empresas, además cuentan con funciones, funcionarios y aspectos diferentes, a continuación se presentan los tipos de empresas según sus ámbitos y su producción.
Empresa privada: es un tipo de empresa que está bajo control de inversores privados como accionistas o cuotapartistas y que no tiene participación estatal. Puede tener fin de lucro o no, en donde las utilidades o ganancia de la empresa servirán para remunerar al inversor distribuyendo dividendos o repartiendo ganancia de tener la empresa fin de lucro, y de no tenerlo las utilidades o ganancias se reinvertirán en la empresa sin que exista distribución de ganancias a los inversores.
Empresa estatal: es una empresa cuyo propietario es el Estado y por consiguiente es dirigida, administrada y controlada de forma total por las instituciones y organismos correspondientes emanados del gobierno de un país o de una entidad subnacional como un estado provincial o municipal. Su fin no es el lucro, y de tener utilidades se reinvierten en la empresa.
Empresa mixta: es aquella empresa que tiene participación tanto privada como estatal, es decir no es privada en su totalidad ni tampoco totalmente propiedad del Estado. La utilizan los gobiernos para compartir el sacrificio de la inversión y para buscar mayor eficiencia en su funcionamiento con la participación de privados. La administración y control podrá ser privado o estatal, dependiendo de quien sea el inversionista mayoritario; y distribuye ganancia al o los inversores privados remunerando al capital privado invertido.
Las empresas pueden clasificarse, de acuerdo con la actividad que desarrollen, en:
Una clasificación alternativa es:
No hay unanimidad entre los economistas a la hora de establecer qué es una empresa grande o pequeña, puesto que no existe un criterio único para medir el tamaño de la empresa. Los principales indicadores son: el volumen de ventas, el capital propio, número de trabajadores, beneficios, etc. El más utilizado suele ser según el número de trabajadores (siempre dependiendo del tipo de empresa, sea construcción, servicios, agropecuario, etc). Este criterio delimita la magnitud de las empresas de la forma mostrada a continuación, según la OCDE:
En función del ámbito en el que las empresas realizan su actividad, se pueden distinguir:
Atendiendo a la titularidad de la empresa y la responsabilidad legal de sus propietarios. Podemos distinguir: