En la mitología griega, Fedra (en griego antiguo, Φαίδρα) era una princesa cretense, hija de Minos y de Pasífae, y hermana de Ariadna. Fue raptada por Teseo, tras abandonar éste a su hermana Ariadna, para casarse con ella. De esta unión tuvieron dos hijos: Acamante y Demofonte.
Fedra se enamoró locamente del que era su hijastro, Hipólito, hijo de Teseo y la reina de las amazonas Antíope (también llamada Melanipa o Hipólita), por venganza de Afrodita, al ser ésta despreciada por el joven en favor de Artemisa, diosa virgen de la cacería. Hipólito, sin embargo, rechazó sus insinuaciones, por lo cual Fedra, despechada, lo acusó ante su padre de haber intentado violarla y acto seguido se suicidó. Otras versiones indican que fue su nodriza quien, queriéndose librar de culpa e implicaciones, escribió en una tablilla dicha acusación y la dejó junto al cadáver de Fedra.
Irritado, Teseo entregó a su hijo a la furia de Poseidón, quien envió un monstruo marino que espantó a los caballos de Hipólito, que fue arrastrado y resultó gravemente herido. Artemisa reveló entonces que Afrodita les había tendido una trampa, y padre e hijo se reconciliaron antes de que Hipólito muriese.
En otra versión, Fedra se suicida después de ver que su mentira le cuesta la vida a Hipólito. [1]
La historia de Fedra ha sido inmortalizada en la literatura por Eurípides, Racine, Séneca, Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel de Unamuno, Sarah Kane y Raúl Hernández Garrido y Salvador Espriu[2] entre otros. Además ha servido de inspiración para obras pictóricas, esculturas, películas y música (como la ópera de concierto Phaedra, del año 2007, del compositor alemán Hans Werner Henze).[3]