Las insulae eran bloques de viviendas —normalmente en régimen de alquiler— de varios pisos en la Antigua Roma.[1][2] Eran utilizadas por los ciudadanos que no podían permitirse tener viviendas particulares (domus).[2]
Surgieron en el siglo III a. C.,[1][2] durante el período de la República romana, los romanos se inspiraron en las viviendas de los cartagineses para crear las ínsulas.
En la parte inferior se instalaban tiendas y talleres (tabernae). Las insulae se construían de ladrillo y argamasa, similares a los edificios de apartamentos actuales. Los ejemplos mejor conservados, fechados en los siglos II y III, están en Roma cerca del Capitolio y en Ostia (el puerto de Roma), donde se han clasificado dos tipos:
Primer tipo: en el que se sitúan tiendas y talleres en la planta baja. En el entresuelo se disponían los alojamientos para los trabajadores de estos negocios y las plantas superiores se dividían en apartamentos.
Segundo tipo: en la planta baja en lugar de tiendas y talleres se disponían las viviendas en torno a un jardín o a un pasillo.