En la mitología romana, Marte (en latín Mārs, Martis) tenía muchos atributos, era el dios de la guerra, la virilidad masculina, la violencia, la pasión, la sexualidad, la valentía, patrón de los guerreros romanos, del horror y victoria en las guerras, la perfección y la belleza. Era hijo de Júpiter y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado, y era preemiente entre los dioses militares del ejército romano. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Era marido de Bellona y amante de Venus, con quien tuvo dos hijos: Fuga y Timor, respectivamente Deimos y Fobos para los griegos.
Bajo la influencia de la cultura griega, Marte fue identificado con el Ares griego,[1] cuyos mitos fueron reinterpretados en la literatura romana y el arte bajo el nombre de Marte. Con todo, Marte no es simplemente un Ares romanizado, sino una deidad puramente itálica, patrón de muchas ciudades, como Alba Longa y tribus como la de los sabinos y los etruscos y se cree que el nombre Mars, sin derivaciones indoeuropeas, proviene del etrusco Maris antes del surgimiento de Roma. El carácter y dignidad de Marte diferían en maneras significativas de aquellas de su contrapartida griega, a quien se le trata a menudo con desprecio y repulsión en la literatura griega.[2] A diferencia de Ares, que era visto principalmente como una fuerza destructiva y desestabilizante, Marte representaba el poderío militar como una manera de asegurar la paz, y era un padre (páter) del pueblo romano.
El altar de Marte en el Campus Martius, el área de Roma que fue llamada en su honor, había supuestamente sido dedicado por Numa, el semilegendario segundo rey de Roma y amante de la paz. En épocas republicanas fue un centro de actividades electorales. Augusto cambió el foco del culto a Marte hacia el interior del pomerium (el borde ritual de Roma) y construyó un templo a Marte Ultor como un rasgo religioso central de su nuevo foro.[3] En la genealogía y fundación mítica de Roma, Marte fue padre de Rómulo y Remo tras violar a Rea Silvia. Su aventura amorosa con Venus reconcilió simbólicamente dos tradiciones sobre la fundación de Roma: Venus era la madre divina del héroe Eneas, celebrado como el refugiado troyano que «fundó» a Roma varias generaciones antes de que Rómulo erigiera los muros de la ciudad.
La mayoría de festivales en honor a Marte se llevaban a cabo en marzo, el mes que fue nombrado en su honor (en latín, martius), y en octubre, que daba inicio a la temporada de campañas militares y terminaba la temporada de cosechas. Marte dio nombre al cuarto planeta del sistema solar: Marte, al segundo día de la semana (o tercero según algunas religiones, calendarios o regiones como en los Estados Unidos), el martes, y al tercer mes del año: marzo.
La palabra Mārs (genitivo Mārtis),[4] que en el latín antiguo y en el uso poético aparece también como Māvors (Māvortis),[5] es afín a la Osca Māmers (Māmertos).[6] La forma latina más antigua de la que se tiene constancia, Mamart-, es probablemente de origen extranjero.[7] Se ha explicado que deriva de Maris, el nombre de un Dios-niño etrusco, aunque no hay acuerdo universal al respecto.[8] Los estudiosos tienen opiniones diversas sobre si los dos dioses están relacionados, y si es así cómo.[9] Los adjetivos latinos del nombre de Marte son martius y martialis, de los que derivan el inglés martial (como en artes marciales o ley marcial) y nombres personales como Marcus, Mark y Martin.[10][11]
Juno huyó del Olimpo ante la envidia del nacimiento de la diosa de la sabiduría, y se adentró en un templo consagrado a Flora, diosa de las flores y de los jardines. Allí esta diosa aconsejó a Juno que cogiese una flor que se hallaba en los campos de Oleno. Juno, fue hacia aquellos campos, y vio la flor que le había indicado Flora, era la flor más bonita que había visto jamás; que en realidad era Júpiter en forma de flor. Al cogerla en su regazo, nació, el dios de la guerra, Marte.
Originalmente, Marte era el dios patrón de los pueblos itálicos, que eran tanto guerreros como agricultores, y esto se refleja en su naturaleza bivalente, como otros dioses romanos. Era un dios guerrero, que protegía a su pueblo contra sus enemigos. También era un dios ctónico asociado a la tierra, a la protección física y espiritual de los cultivos.
Reunía Marte las siguientes virtudes:
Era considerado como el padre de Rómulo y una de las tres divinidades tutelares de Roma junto con Júpiter y Quirino. Como dominios de Marte se consideraban los bosques misteriosos en los que habitaba el pájaro carpintero. Estaban consagrados a Marte, varios animales como el buey labrador, el caballo de batalla, los rebaños de carneros, y los cerdos que se le inmolaban. Por tanto en Roma, Marte tenía varias funciones:
Al contrario que su contraparte griega, Marte gozaba de una inmensa popularidad, y era la deidad más adorada en Roma, solo sobrepasada por Júpiter. Al ser padre de Rómulo, se le consideraba padre de todos los romanos.
Sus sacerdotes eran los salios (salii), encabezados por el Flamen Martialis. Estos sacerdotes, armados con los legendarios escudos y lanzas que Marte entregó a Numa Pompilio, ejecutaban una danza guerrera arcaica y primitiva; consistente en fuertes saltos y pisotones en el suelo, mientras se cantan himnos a Marte y Quirino. Los salios eran elegidos entre las familias patricias y el más famoso de los salios fue Escipión el Africano.
Hasta la época de Augusto, solo había dos templos en Roma consagrados a Marte, el del Campo de Marte, originalmente un simple altar de sacrificio, y el de Mars Gradivus. Ambos templos estaban situados fuera del pomerium, el corazón sagrado de la ciudad, donde ningún ciudadano podía portar armas. Esto tenía un significado simbólico: mantener la guerra a una distancia prudencial, pero estar preparados para ella.
En la época imperial, los templos de Marte en Roma eran los siguientes:
La Feriae Martis se celebraban el 1 de marzo y el Armilustrium el 19 de octubre. Cada cinco años se celebraba una suovetaurilia, en la que se sacrificaban en su honor un cerdo, una oveja y un toro. El 27 de febrero y el 14 de marzo tenían lugar las carreras de caballos de la Equirria. El 23 de marzo se celebraba el Tubilustrium, en el que se purificaban las armas y las trompetas de guerra.
El 15 de octubre se celebraba una carrera de cuadrigas en el campo de Marte, donde uno de los caballos de la cuadriga ganadora se sacrificaba al dios.
Como otros dioses romanos y helénicos, Marte fue también venerado por los pueblos bárbaros conquistados, nombrándole estos como sus dioses, lo que da como resultado multitud de epítetos. A continuación se detallan los nombres con que era conocido en Roma:
Sus representaciones más antiguas son bastante uniformes, con atributos asimilados a su contraparte griega del dios Ares, hombre armado con casco y lanza principalmente, y a veces, escudo y espada. En ocasiones está desnudo, otras con vestimenta guerrera, e incluso con una capa sobre sus hombros, normalmente joven y afeitado pero otras veces se le representa maduro y barbado y con cierta frecuencia porta en su mano un bastón de mando.
Sobre su pecho, cuando lleva égida, se distingue la cabeza de Medusa. A veces se le ve montado en un carro tirado por perros livianos, otras sentado como un vago pero en actitud bélica. Pero su epíteto gravidus significa "cargado, completo, fuerte y fértil", indicando sus anteriores atributos asociados con la fertilidad y la agricultura.
Los antiguos sabinos le asimilaban a su propio dios de la guerra Quirino (del latín quiris, "lanza"), nombre que da lugar a la palabra quirites, término utilizado para designar a los ciudadanos romanos.
Se le representa también bajo la forma de lobo.
En el Altar de la Paz de Augusto (Ara Pacis), construido en los últimos años siglo I a. C., Marte es representado como un hombre maduro con cara "clasicista", barba corta rizada y bigote. Su casco es del tipo neoático emplumado. Lleva una capa militar (paludamentum) y una coraza adornada con un gorgoneion. Aunque el relieve está un poco dañado en este lugar, parece tener una lanza con guirnaldas de laurel, símbolo de una paz ganada mediante una victoria militar. De este modo, Marte se presenta como el antepasado digno del pueblo romano. El panel del Ara Pacis en el que aparece estaba enfrente del Campo de Marte, recordando así que Marte era el dios cuyo altar Numa estableció allí, es decir, el dios más antiguo de las instituciones cívicas y militares romanas.[12]
La lanza es el instrumento de Marte de la misma manera que Júpiter maneja el rayo, Neptuno el tridente o Saturno la guadaña o la hoz. Unas reliquias o fetiches llamadas las Lanzas de Marte se mantenían en la Regia, antigua residencia de los reyes de Roma.[13] En tiempos de la República, cada vez que el estado entraba en guerra, el sumo sacerdote del culto a Marte (Flamen Martialis) sacudía las lanzas, diciendo Mars vigila! (¡Despierta, Marte!); si las lanzas se movían tras dejarlas en su sitio, esto se interpretaba como un mal presagio, y se realizaban multitud de sacrificios para aplacar al dios.[14] Cuando Marte está representado como portador de la paz, su lanza está coronada por laurel u otro tipo de vegetación, como en el Ara Pacis o en una moneda de Emiliano.[12]