Parure es una palabra de origen francés que significa "adorno" o "aderezo", pero que también hace referencia a un conjunto de varios elementos de joyería diseñados a juego.[1] Este tipo de combinaciones de joyas se hizo popular entre las damas de las casas reales europeas a principios del siglo XIX.[2]
Una parure generalmente consiste en una combinación de collar, pendientes, broche y pulsera a juego y, a menudo, también podía incluir una diadema o tiara. Una variación es el demiparure (medio adorno) que consiste en tan solo dos piezas a juego, como pendientes y un collar o broche.[3][4]
Una parure no es un elemento de joyería estático, sino que es modular y se puede reconfigurar para seguir estando de moda y adaptarse a diferentes ocasiones. Los miembros de la corte y los rangos sociales más altos competían por los mejores joyeros para crear las colecciones más imaginativas y elaboradas que aumentarían su estatus. Algunos collares se podían usar completos o ser desarmados temporalmente para usarse como pulseras, colgantes, adornos para el cabello o broches con componentes intercambiables y sistemas de cierre.
Los estuches para guardar estas piezas de joyería también solían ser muy decorativos.[2]
A los artesanos de Luis XIV de Francia se les atribuyen algunas de las primeras invenciones de parures en el siglo XVIII. Los diamantes, a menudo combinados con plata, eran habituales en este tipo de joyas en aquella época. Un ejemplo famoso fue creado para la boda de Mademoiselle d'Aubigné,[5] que incluía: pendientes, dos colgantes, presillas y cierres para las mangas, 32 botones y un gran lazo. Existe una tendencia a que los aderezos de esta época elaborados con diamantes de imitación se hayan preservado hasta el presente,[6] ya que el bajo valor de las partes que los componen hacía que fuera menos probable que se desmontaran para ser reutilizados.[6]
A Napoleón Bonaparte le gustaba regalar estos conjuntos de gemas a su primera esposa, Josefina, para que los usara en sus cometidos como representante del estado. Más tarde, le proporcionó conjuntos similares a su segunda esposa, María Luisa de Austria, entre los que figura uno realizado con armazones de acero.[7]
A partir de mediados del siglo XIX, se confeccionaron aderezos compuestos por piezas incluyendo cabello de una persona o piedras de azabache, que por su color negro se utilizaban como signo de luto.[8]