Limita el predio de las calles Paraná, Montevideo, Arenales, Juncal y Vicente López; esta plaza de 17365.00 m² de superficie[1]
tiene entonces una planta que toma un aspecto casi triangular teniendo en su extremo noreste el nacimiento de la avenida Las Heras.
Antes de ser plaza parquizada fue un hueco o baldío popularmente conocido como "Hueco de las Cabecitas" recordando la gran cantidad de cabezas de ovejas que se encontraban ya que el lugar era un matadero especializado en los ovinos.[2][3] El mismo "Hueco de las Cabecitas" fue también a inicios del siglo XIX un lugar donde se cocían ladrillos y en cuyo centro existía una laguneja o pequeña laguna.[3]
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También allí, según consigna Daniel Balmaceda, se dio un duelo entre el criado preferido de Carlos María de Alvear y el criado de otra familia de clase alta, Eulalio Masculino (apellido en realidad de la familia que lo acogió).[5]
La plaza que homenajea al autor del Himno Nacional Argentino: Vicente López y Planes está flanqueada por elevados y en primavera muy floridos árboles de las especies tipas y jacarandaes, teniendo en su interior un gran ombú siguiendo las prescripciones urbanísticas y paisajísticas de Carlos Thays quien pese haber nacido en Francia se naturalizó argentino y prefirió que las calles, plazas y parques porteños tuvieran flora del país en lugar de flora importada.
↑Unidad de Sistemas de Información Geográfica, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mapa interactivo de Buenos Aires v4.1, consultado el 5 de noviembre de 2018.
↑ abAtlántida13, 1930, consultado el 5 de noviembre de 2018, «El Hueco de las Cabecitas. Lllamábase antiguamente Hueco de las Cabecitas a lo que es ahora la plaza de Vicente. Era aquello un descampado abierto de la peor fama que pudiera imaginarse y pocas eran las personas que se atrevían a pasar por allí ya de noche, sino siquiera de día. Por los años 1860 y pico era una verdadera laguna formada por las lluvias, debido a que unos años antes había habido allí un horno de ladrillos. […] El nombre de Cabecitas que se dió a ese hueco, desde 1820, proviene de que en él se tiraban las cabezas de los carneros y ovejas que se mataban en los Corrales del Norte, que estaban en los alrededores.».
↑Borges, Jorge Luis, El tango: Cuatro conferencias, consultado el 5 de noviembre de 2018, «Antes, las lagunas estaban más cerca. Mi abuelo vio ahogarse un caballo en la plaza Vicente López… Los vecinos no pudieron salvarlo. La plaza se llamaba “Hueco de las cabecitas”, porque en Las Heras y Pueyrredón estaban los corrales del norte. Luego había los corrales del oeste, en la plaza del Once, y los corrales por excelencia, los mencionados por Echeverría en El matadero, situados a pocas cuadras de aquí, en plaza España, y luego situados en Parque de los Patricios.».
↑Balmaceda, Daniel (1 de noviembre de 2015), Espadas y corazones. Pequeñas delicias de héroes y villanos de la historia argentina, Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, ISBN9789500754262, «Segismundo era el predilecto de los Alvear […]. Una vez Segismundo discutió con Eulalio, el negro de la familia Masculino. El altanero le dijo que los Alvear poseían un linaje limpio, y no así los Masculino, que descendían de un tendero. Eulalio no soportó semejante ofensa a la hidalguía de sus amos y le pegó una cachetada. Los dos se manejaban con actitudes caballerescas,propias de las familias en las que servían, y el duelo no se hizo esperar. El escenario sería la actual plaza Vicente López de Barrio Norte. Por aquella época, era un terreno baldío denominado Hueco de las Cabecitas: allí iban a parar los cráneos de los corderos y las ovejas que se desechaban en el matadero que estaba ubicado en donde ahora se cruzan las avenidas Las Heras y Pueyrredon. En el Hueco de las Cabecitas se improvisó el escenario del combate.»|fechaacceso= requiere |url= (ayuda).