Rainer Werner Fassbinder | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
31 de mayo de 1945 Bad Wörishofen, Baviera, Alemania | |
Fallecimiento |
10 de junio de 1982 (37 años) Múnich, Alemania Occidental | |
Causa de muerte | Paro cardiorrespiratorio y sobredosis de barbitúricos | |
Sepultura | Cementerio de Bogenhausen | |
Residencia | Múnich | |
Nacionalidad | Alemana | |
Familia | ||
Madre | Liselotte Eder | |
Cónyuge |
Ingrid Caven (1970–1972; div.) Juliane Lorenz (1978–1982) | |
Pareja |
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Información profesional | ||
Ocupación | Director de Cine, productor, actor y escritor | |
Años activo | desde 1965 | |
Empleador | Bruno Jori | |
Movimiento | Nuevo cine alemán | |
Seudónimo | Franz Walsch, Franz Walsh y Franz Walsz | |
Género | Nuevo cine alemán | |
Distinciones |
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Rainer Werner Fassbinder (Bad Wörishofen, 31 de mayo de 1945-Múnich, 10 de junio de 1982) fue un director de cine, teatro y televisión, actor, productor y escritor alemán. Fue un importante representante del Nuevo cine alemán. Llegó a encargarse también de la fotografía y, sobre todo, del montaje de muchas de sus obras.
El tema principal de Fassbinder fue la explotabilidad de las emociones. Sus películas trataban sobre el pasado nazi, el milagro económico alemán o el terror de la facción del Ejército Rojo. Otros temas destacados en sus películas incluyen el amor, la amistad, la identidad y, en general, la agonía de las relaciones interpersonales.
Era hijo de un médico militar y de una traductora, que se separaron cuando tenía seis años. Se quedó con la madre, Liselotte Eder (que colaboraría en algunas películas), y vivió protegido a veces por su abuela. Normalmente en sus filmes no aparece la figura paterna, y muchos de los argumentos son trasposiciones de sucesos y afectos personales (incluyendo a sus actores).[1]
Su trayectoria artística se inicia en el ámbito del teatro: entre 1967 y 1976, Fassbinder escribe, adapta o dirige más de 30 obras con la ayuda de colaboradores suyos.[2] Entre sus obras teatrales más importantes figuran Gotas de agua que caen sobre piedras ardientes (Tropfen auf heisse Steine, obra original de Fassbinder llevada al teatro en 1985 por Klaus Weisse para el Festival de Teatro de Múnich), La aldea en llamas (Das brennende Dorf, original de Lope de Vega, adaptada por Fassbinder y dirigida por Peer Raben), Las amargas lágrimas de Petra von Kant (Die bitteren tränen der Petra von Kant, obra original de Fassbinder y dirigida por Peer Raben, que Fasbinder llevaría al cine en 1972) y El tío Vania (Onkel Wanja, original de Anton Chéjov, adaptada y dirigida por Fassbinder en Frankfurt).
Empezó su carrera cinematográfica en 1969 con dos películas. El amor es más frío que la muerte fue presentada en el Festival de Berlín. Katzelmacher, que obtuvo el premio de la crítica internacional, se basaba en una pieza teatral del propio Fassbinder, que había representado en el Antitheater de Múnich, un teatro de vanguardia dirigido por él; la película era vitalista, de estilo indirecto y muy expresivo, sin afán por ser coherente.[3]
Pero la influencia del melodrama estadounidense en Fassbinder irrumpe pronto, a partir de 1971, cuando vio una serie de películas de Douglas Sirk en una retrospectiva, y decidió ir a conocerlo personalmente a su casa de Lugano (Suiza). Las películas de Sirk, y las charlas con él, le hicieron buscar un cine más popular, a salir a buscar al público, dejando atrás su primera etapa más artística (influenciada por la Nouvelle Vague, a la que reconoce en los genéricos de su primera película). Su propósito desde ese momento fue crear unas películas «como las de Hollywood, pero sin la hipocresía». Con el modelo de Douglas Sirk en mente y aplicando los preceptos del dramaturgo Bertolt Brecht, Fassbinder buscó la manera de comunicarse con la audiencia sin trucos sentimentalistas, rechazando la empatía natural del espectador, y presentando las historias de la manera más fría, intelectualizada y distanciada.
Esta intención dio lugar a un estilo de filmar atrevido y moderno (tan moderno como el de sus primeras películas, pero con otra actitud). La presencia de la cámara se hace casi visible al espectador, por los ángulos, los movimientos y los planos que hace, consiguiendo así una anti-naturalidad que pretende distanciar al espectador y obligarle a juzgar las historias sin manipulaciones sentimentales. Su primer «melodrama distanciado» fue Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972), que fue su primer éxito internacional.
La prolífica carrera cinematográfica de Fassbinder (más de 40 películas en menos de 15 años) le permitió hacer un repaso exhaustivo de Alemania: su historia, su sociedad, su cultura, su geografía, y el malestar del tiempo en el que él vivió, por la violencia de relaciones con la que convivió. Fassbinder filmó por todo el país, situando sus historias en Baviera, Baden, Fráncfort, Coburgo y Berlín. Muchos críticos señalan que las películas de Fassbinder son indispensables para entender la Alemania de hoy.[cita requerida]
Fassbinder retrató todas las clases sociales: la burguesía en Ruleta china, los comerciantes en El mercader de las cuatro estaciones, el proletariado sobre todo en Viaje a la felicidad de Mamá Küsters, el lumpen en El amor es más frío que la muerte, la patronal en La tercera generación, los intelectuales en El asado de Satán, los periodistas en La ansiedad de Veronika Voss, los artistas en Lili Marlene, los inmigrantes en Katzelmacher. De ahí que haya sido llamado el Balzac del cine alemán.[4]
Llevó al cine obras capitales de la literatura alemana, como Effi Brest (1894) de Theodor Fontane (quizás el más importante escritor alemán del siglo XIX, cuya novela se considera la Madame Bovary alemana), o Berlin Alexanderplatz (1929) de Alfred Döblin (que retrata la crisis social y moral de la Alemania prenazi), así como una dramatización de una revuelta de campesinos del siglo XV (Viaje a Niklashauser).
Realizó una trilogía sobre la República Federal de Alemania de la posguerra, la «era Adenauer»: Lola, El matrimonio de Maria Braun y La ansiedad de Veronika Voss. También retrató el nacimiento del nazismo en Desesperación, así como su auge y caída en Lili Marleen.
Además, retrató los asuntos sociales de más actualidad en su época, como el terrorismo de extrema izquierda de la Rote Armee Fraktion (RAF), en su película La tercera generación, o la xenofobia en Katzelmacher y Todos nos llamamos Alí. También participó en el filme colectivo Alemania en Otoño junto con otros directores de izquierdas, para dar su punto de vista sobre los acontecimientos de 1977 relacionados con la RAF.
El estilo de Fassbinder es muy variado (clásico, barroco, realista, alegórico, expresionista, distante, moderno), no solo considerando el conjunto de su filmografía sino también cada película en particular. A menudo se habla de Fassbinder como un gran director de escena, ya que cada plano estaba minuciosamente diseñado para provocar un fuerte impacto estético en la pantalla, ya fuera por su sobriedad o por sus retorcidas virguerías técnicas. En sus primeras películas abundan los planos lentos, muchas veces estáticos, e incluso repetitivos: así lo ilustra, por ejemplo, Katzelmacher (1969) si se compara con Martha (1973).
Su estrecha colaboración con el cámara Michael Ballhaus le permitió llevar a cabo todo tipo de audaces giros, consiguiendo en alguna película verdaderos atrevimientos técnicos, como en Ruleta china (1976). Ambos ensayaron por primera vez, en Martha (1973), el giro completo de 360 grados, que se ha convertido en el sello personal de Ballhaus en su posterior carrera en Hollywood a las órdenes de directores como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Paul Newman, entre otros.
Pero el atrevimiento estético y técnico nunca fueron meros ejercicios de estilo. Siempre estuvieron detrás de un programa estético y ético que Fassbinder heredó de los maestros del melodrama de Hollywood, como Raoul Walsh, de quien tomaba su apellido siempre como pseudónimo (Franz Walsh), o Douglas Sirk, al que conoció personalmente, lo que cambió su manera de hacer cine, y con el que colaboró como actor en su última película, el cortometraje Bourbon Street Blues (1978).
Al marcharse Michael Ballhaus a Hollywood, Fassbinder trabajó con Xaver Scharzemberger, con quien rodó películas tan importantes como La ansiedad de Veronika Voss, Lola o la mítica adaptación televisiva de Berlin Alexanderplatz, la novela de Alfred Döblin.
En sus últimas películas su estilo se complicó aún más, dando sus obras más difíciles y distanciadas del espectador, como La tercera generación, Un año con 13 lunas (ambas filmadas por él mismo) o Querelle, aparecida póstumamente.
Fassbinder murió a los 37 años, tras un fallo cardíaco, al parecer resultado de la interacción entre somníferos y cocaína.[5][6] Su muerte en 1982 supuso un cierto fin del Nuevo cine alemán.[cita requerida]
La soledad, el miedo, la desesperación, la angustia, la búsqueda de la propia identidad y la aniquilación del individuo por los convencionalismos, el amor no correspondido, la felicidad soñada y el deseo tortuoso, la explotación de los sentimientos y su comparación a una mera transacción comercial, las pasiones íntimas como forma de retratar una época (la de la Alemania de los años 1970, que aún arrastra las consecuencias de la posguerra, «de la democracia que recibió como regalo»)[7] y dar testimonio de sus grietas económicas, políticas, morales y sexuales: esos son los grandes temas del cine de Fassbinder, en el que casi siempre tendrá un protagonismo esencial la mujer, figura que le servirá de excusa para poner de manifiesto los mecanismos opresivos que se dan en la relación de pareja, para plantear diversas fórmulas de emancipación femenina, y para representar a la mismísima nación alemana en sus filmes sobre la «era Adenauer» a través de tres heroínas «que pugnan por sobrevivir a los estragos del pasado»:[cita requerida] Maria Braun (interpretada por Hanna Schygulla en El matrimonio de Maria Braun), Lola (interpretada por Barbara Sukowa en Lola) y Veronika Voss (interpretada por Rosel Zech en La ansiedad de Veronika Voss).
En su filmografía, llena de personajes femeninos inolvidables, hay que destacar algunas actrices con las que trabajó intensamente, como Hanna Schygulla, Margit Carstensen, Ingrid Caven o Irm Hermann, con algunas de las cuales tuvo relaciones amorosas. Todas ellas de su misma generación, formaron parte de su equipo desde el principio, pero también trabajó con actrices mayores, como Brigitte Mira, una actriz y cantante mayor que él reivindicó dándole papeles protagonistas en Todos nos llamamos Alí (1973) y Viaje a la felicidad de Mamá Küsters (1975).
Aunque Fassbinder, que estuvo casado dos veces y tuvo relaciones con personas de ambos sexos (con cuatro hombres, muy tormentosas),[8] nunca trató de hacer un «cine gay» en el que se tratara lo gay como una problemática, en casi todas sus películas aparecen personajes homosexuales y, como él mismo dijo, «siempre puede notarse una sensibilidad gay en todas mis películas», propia de su personalidad. Además, algunas películas suyas tienen como protagonista un personaje homosexual, como Las amargas lágrimas de Petra von Kant, La ley del más fuerte o Querelle (basada en la novela Querelle de Brest publicada por el autor francés Jean Genet en 1947).
Un motivo que se repite constantemente a lo largo de su filmografía es el tema del desdoblamiento de la personalidad. Sus películas están llenas de espejos, de personajes que sufren crisis de identidad, de confusiones y trampas. El propio Fassbinder creía que para ser un artista debía doblarse a sí mismo, vivir dos vidas en una, y quizá eso explica su increíble productividad.
Dos novelas no alemanas que adaptó para el cine tratan ese tema:
El particular tratamiento del sonido en sus películas ayudó a Fassbinder a conseguir su deseado «distanciamiento dramático». Jugaba con el doblaje (a veces haciendo que los actores no se doblaran a sí mismos, sino a otro personaje de la historia), con la banda sonora (modificando la relación real de los ruidos respecto al espacio o el tiempo) y con la música que incluía en sus filmes.[cita requerida]
Aunque contó siempre con la colaboración del músico Peer Raben, con el que compuso como letrista varias canciones que grabarían Hanna Schygulla o Ingrid Caven, también elegía con mucho cuidado para sus películas temas musicales ajenos, desde música clásica a canciones pop, ya que era un gran aficionado.[cita requerida]
En algunas películas se pueden oír canciones de Leonard Cohen, Kraftwerk o The Walker Brothers, normalmente porque el personaje decide escuchar esa música. Ejemplos son cuando el personaje interpretado por Margit Carstensen en Miedo al miedo escucha «Bird on the Wire», de Leonard Cohen, para calmar su fragilidad mental, o se pone una y otra vez «In My Room», de los Walker Brothers. En Las amargas lágrimas de Petra von Kant, se escuchan «Smoke Gets in Your Eyes» y «The Great Pretender», de The Platters. En la Ruleta china, la niña y su niñera escuchan y bailan «Radio-Aktivität», de Kraftwerk. Finalmente, en Un año de 13 lunas la protagonista llora en un salón de juegos recreativos en el que se mezclan el sonido de los juegos y «A Song for Europe», de Roxy Music.[cita requerida]
Año | Categoría | Película | Resultado |
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1979[10] | Oso de Plata | El matrimonio de Maria Braun[11] | Ganador |
Año | Categoría | Película | Resultado |
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1980[12] | Premio OCIC - Mención especial | Berlin Alexanderplatz | Ganador |
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