Un regalo (de regalar),[1] obsequio o presente es la entrega de dinero u objetos sin requerir algo a cambio; por extensión se puede llamar regalo a cualquier manifestación de afecto dirigidos a otro.
Fue Marcel Mauss (1925) el primero que estudió en profundidad el proceso que encierra el regalo, identificándolo con el intercambio de obligaciones mutuas como elemento social inherente a la naturaleza humana y fundamentado en el esquema dar, recibir y devolver. En esta misma línea pero desde el punto de vista del marketing, autores como Belk (1979) afirman que el principal valor del regalo es simbólico, desplazando el valor económico y funcional a un segundo plano. Tanto es así que desde tiempos inmemorables el regalo ha cumplido una función comunicativa dentro del grupo humano, con fines tan heterogéneos como numerosos.[2]
Algunas situaciones frecuentes en las que se entrega un regalo:
Orden Sagrado Se Regala Objetos Religiosos
El regalo se entrega envuelto en un elegante envoltorio (Papel de regalo) o recipiente adornado con cintas o lazos. Si el regalo no se puede envolver como ocurre con las flores o las cestas de Navidad, aun así se debe utilizar papel celofán o de otro tipo embellecido con algún detalle. A veces simplemente se da en una (caja)
Generalmente, se envía a casa del destinatario salvo en ocasiones especiales en que se entrega en mano, como en los Cumpleaños o al ser invitados a una comida informal. Algunos regalos se entregan antes de una celebración como es el caso de las bodas, o después de un suceso como cuando se dan como gesto de agradecimiento o premio por algún mérito particular.
En la antigua Roma, el intercambio de regalos (denominados xenia) era una costumbre llevada a cabo en las Saturnales (festividades en honor de Saturno, celebradas del 17 al 23 de diciembre) así como en el dies natalis o cumpleaños.[3]
Lewis Hyde remarca en El Regalo que el cristianismo considera la encarnación y consecuente muerte de Jesús como el regalo más grande para la humanidad, y que según el Jataka, que contiene la historia de Buda, en su encarnación como el Wise Hare da las últimas limosnas ofreciéndose a sí mismo como una comida para Sakka. (Hyde, 1983, 58-60)
En la Iglesia Ortodoxa Oriental el pan y el vino que se consagraron durante la Divina Liturgia se les conoce como "los regalos".[4] Ellos son los primeros de todos los dones de la comunidad (tanto individual como colectivamente) a Dios, y luego, después de la epíclesis, los dones del Cuerpo y la Sangre de Cristo a la Iglesia.
Los sacrificios rituales pueden ser vistos como regalos de vuelta a una deidad.