El respeto (del latín respectus, ‘estima’ o ‘consideración’) es la consideración y valoración especial o positiva ante alguien o algo, al que se le reconoce valor social o especial deferencia. Transmite una sensación de admiración por las cualidades buenas o valiosas. También es el proceso de honrar a alguien mostrando interés, preocupación o consideración por sus necesidades o sentimientos.
También es uno de los valores fundamentales que el ser humano debe tener siempre presente a la hora de interactuar con personas de su entorno. Muchas formas de respeto se basan en la relación de reciprocidad, respeto mutuo, reconocimiento mutuo, etc. Sin embargo, en lo que se refiere al respeto de las personas hacia objetos, costumbres, religiones, culturas, ideologías e instituciones sociales, se fundamentan en otras consideraciones diferentes de la reciprocidad.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), entre otros significados, el respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento que se hace a alguien por cortesía, e incluye miramiento, consideración y diferencia.
Tradicionalmente se considera que las muestras de respeto están relacionadas con cuestiones morales y éticas, aunque en algunos casos tienen que ver con cuestiones legales y culturales. El término respeto aparece en diversas disciplinas como la filosofía política y otras ciencias sociales como la antropología, la sociología y la psicología.[1]
El respeto en las relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del mismo como entidad única,[2] que necesita y quiere comprender al otro.[3] Consiste en saber valorar los intereses.
Algunas personas pueden ganarse el respeto de los individuos ayudando a otros o desempeñando papeles sociales importantes. En muchas culturas, se considera que las personas son dignas de respeto hasta que demuestren lo contrario. Las cortesías que muestran respeto pueden incluir palabras y frases simples como "Gracias" en el Occidente o "Namaste" en el subcontinente indio, o signos físicos simples como una leve reverencia, una sonrisa, contacto visual directo o un simple apretón de manos; sin embargo, esos actos pueden tener interpretaciones muy diferentes, dependiendo del contexto cultural
Entre los pensadores la afirmación que ha alcanzado más peso o influencia es la incluida en la filosofía de Kant que dice que a todas las personas se les debe respeto por el simple hecho de ser personas, o dicho de otra forma por ser seres racionales libres.[4] Kant señaló que era preciso enseñar a temprana edad a los niños el respeto y consideración del derecho de los demás.[5]
El respeto también puede considerarse como punto medio entre dos extremos: por exceso y por defecto.
En el campo de la filosofía práctica, Honneth está actualmente asociado con el proyecto de revitalizar la teoría crítica por medio de una teoría del reconocimiento o teoría del reconocimiento recíproco, cuyo primer bosquejo fue esbozado en su obra «La lucha por el reconocimiento» (edición original alemana de 1992, traducción al castellano de 1997). El trabajo de Honneth consiste en articular la dimensión descriptiva de una teoría del reconocimiento con la descripción prescriptiva de una teoría moral. Para ello, se apoya en la premisa antropológica según la cual:
«el hombre solamente es hombre entre los hombres»
Es decir, que la relación práctica consigo se constituye en una relación con el otro. El reconocimiento fue inicialmente tratado por Hegel en su libro Fenomenología del espíritu.
El respeto es un sentimiento de profunda admiración por alguien o algo que surge de sus habilidades, cualidades y logros.
Un honorífico es una palabra o frase (a menudo una pronunciación) que muestra respeto cuando se usa para dirigirse o referirse a una persona o animal.
Por lo general, los honoríficos se usan para la segunda y tercera persona; el uso en primera persona es menos común. Algunas lenguas tienen formas anti-honoríficas de primera persona (como "tu más humilde servidor" o "esta persona indigna") cuyo efecto es realzar el honor relativo atribuido a la segunda o tercera persona.
Por ejemplo, es una falta de respeto no usar lenguaje cortés y honoríficos cuando se habla en japonés a alguien de un estatus social más alto.
En China, se considera descortés llamar a alguien por su nombre de pila, a menos que la persona se conozca desde hace mucho tiempo. En situaciones relacionadas con el trabajo, las personas se dirigen entre sí por su título. En el hogar, a las personas a menudo se las llama por apodos o términos de parentesco.[6] En la cultura china, las personas a menudo se dirigen a sus amigos como jóvenes y mayores, incluso si son solo unos meses más jóvenes o mayores. Cuando los chinos preguntan por la edad de alguien, suelen hacerlo para saber cómo dirigirse a esa persona.
En las culturas islámicas de todo el mundo, hay muchas formas de mostrar respeto a las personas. Por ejemplo, se recomienda besar las manos de padres, abuelos y profesores. Además, en los dichos de Mahoma, se dice que si una persona mira los rostros de sus padres y maestros con una sonrisa, Allah seguramente lo recompensará con éxito y felicidad.
En la India, es costumbre mostrar respeto cuando el pie de una persona toca accidentalmente un libro o cualquier material escrito (que se considera una manifestación de Saraswati, la diosa del conocimiento) o el pie de otra persona, seguido de una disculpa en forma de un gesto de la mano (Pranama) con la mano derecha, mientras que el infractor toca primero el objeto con la punta de los dedos y luego con la frente o el pecho. Esto también se aplica al dinero, que se considera una manifestación de la diosa de la riqueza Lakshmi.[7] Pranama o tocar los pies en la cultura india es una señal de respeto. Por ejemplo, cuando un niño saluda a sus abuelos, normalmente toca los pies de ellos con sus manos. En la cultura india, se cree que los pies son la fuente de la fuerza y el amor.[8]
Muchos gestos o acciones físicas que son comunes en Occidente pueden considerarse una falta de respeto en Japón. Por ejemplo, no debe señalar directamente a alguien.[9] Al saludar o agradecer a alguien, puede considerarse ofensivo si la persona de menor estatus no se inclina más bajo que la persona de mayor estatus. La duración y el nivel de flexión depende de muchos factores, como la edad y el estado.[10] Algunas señales de respeto físico se aplican solo a las mujeres. Si una mujer no usa cosméticos o sostén, es posible que la consideren poco profesional o que los demás piensen que no le interesa el estatus.[9]