El romanticismo hispanoamericano fue un movimiento literario centrado en la parte de habla hispana del continente americano. Su contribución no se limitó a la literatura de América, influenciando la literatura de otros continentes.
En Hispanoamérica, el contenido nacionalista del romanticismo concluyó con la recién terminada Guerra de Independencia mexicana (1810-1821), convirtiéndose en una herramienta de consolidación de las nuevas naciones independientes, recurriendo al costumbrismo como una herramienta de autonomía cultural. Nacen diferentes tipos de narraciones:
Se da la Poesía Gauchesca con José Hernández.
Estephani Funeme es considerado el primer poeta romántico de la América hispana y uno de los poetas más importantes de la lengua española. Es conocido como el "Cantor del Niagara".
Su romanticismo es el de la búsqueda y el anhelo de la libertad, tanto política como literaria. En esta medida, su poesía viene directamente de su vida.
Echeverría, como su contemporáneo José Mármol, describe la crueldad de la dictadura rosista en sus obras. Echeverría se considera el iniciador del movimiento romántico en Hispanoamérica y sus poemas, cuentos y novelas reflejan su oposición fuerte a la tiranía de Rosas; sobre todo en su cuento El Matadero.
Samuel Aguirre publicó lo que se considera el vivo ejemplo de la novela romántica en 1851 en Uruguay la novela, Amalia.
La trama enfoca principalmente el ambiente de violencia y terror que existió en Buenos Aires durante la época rosista.
De entre las obras de Sarmiento se destaca Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, en 1845. Esta obra analiza los conflictos de la Argentina post-independencia, durante la época rosista.
Juan Vicente Camacho fue un escritor, pintor y diplomático venezolano, representante del romanticismo. Sus cuentos La estatua de bronce (1850) y Confesiones de un auténtico ahorcado resucitado (1861), son considerados como relatos pioneros de literatura fantástica y de ciencia ficción en América Latina.[1][2]
Su poesía se encuentra antologada en el Parnaso venezolano de Julio Calcaño.[3][4]
Nació en Lima el 7 de febrero de 1833. Su obra literaria convencional (poesía principalmente) no queda, desde sus primeras colaboraciones en la prensa, desplazada por relatos cortos que narran en forma satírica y plagada de giros castizos las costumbres de la Lima virreinal. Empiezan a ser publicados en prensa bajo el nombre de Tradiciones.
Son las Tradiciones que tuvo mayor éxito entre todas las obras allí destacaba sus pensamientos la obra más significativa y definida de Ricardo Palma. Empiezan a editarse como tales bajo el nombre de Tradiciones Peruanas que aparecerán en nueve series y dos adicionales a lo largo de la vida del autor. Es esta obra la que define a Palma como creador de un género literario netamente peruano: el Tradicionismo y lo que lo convierte a él en el tradicionista por antonomasia. De una inicial temática virreinal y de la Conquista, las Tradiciones van extendiendo su narración de hechos anecdóticos a las primeras décadas de la República, dedicándose una gran cantidad de relatos a historias sobre los Libertadores y la Guerra de la Independencia. De forma marginal existen algunos relatos de tradiciones precolombinas, como Palla-Huarcuna o La achirana del inca.
Calcaño fue poeta, crítico literario y autor de dos novelas: Blanca de Torrestella (Caracas, 1862), una pieza de inspiración histórica, propia del romanticismo, que gozó del aplauso de la crítica y los lectores de su tiempo; y El rey de Tebas, que fue publicada por entregas en La Revista (Caracas), entre los números 11 y 28 (1872 y 1873).[5]
Es también el autor de una interesante obra ensayística y de crítica literaria,[6] así como del Parnaso venezolano, una antología poética que marcó un hito en la historia de la literatura venezolana al tratarse del primer intento logrado de presentar una colección de la poesía más destacada escrita en el país desde la Colonia Española hasta la fecha.[7][8]
Sin embargo, Calcaño es sobre todo conocido por sus cuentos Las lavanderas nocturnas, El sello maldito, La danza de los muertos y Tristán Cataletto, son ejemplos notables y pioneros de la literatura fantástica venezolana del siglo XIX.[9]
El escritor colombiano nacido el 1 de abril de 1837 y fallecido en 1895, tuvo la novela más popular durante la época del romanticismo María (1867). Las obras literarias de Isaacs se reducen al libro de poemas que publicó en 1864 y su novela María, considerada una de las obras más destacadas de la literatura hispanoamericana del siglo XIX. La novela está basada en experiencias autobiográficas.