El salitre es una mezcla de nitrato de potasio (KNO3) y nitrato de sodio (NaNO3).[1] Se encuentra naturalmente en grandes extensiones de América del Sur, principalmente en el salar de Uyuni en Bolivia y en la zona norte de Chile, y en la región de El Pedernoso con espesores de hasta los 3,6 metros. Aparece asociado a depósitos de cloruro de sodio (NaCl), yeso, otras sales y arena, y conforma un conjunto llamado caliche.
Se utiliza principalmente en la fabricación de ácidos (nítrico y sulfúrico) y nitrato de potasio. Además, es un agente oxidante y se usa en agricultura como fertilizante nitrogenado que puede reemplazar a la urea por su alto contenido en nitrógeno.
Otros usos son en la medicina y en la fabricación de pólvora, dinamita y otros explosivos, pirotecnia, vidrios, fósforos, gases, sales de sodio, pigmentos, conservantes de alimentos y esmalte para alfarería, entre otros.
Una leyenda cuenta que ocurrió cuando dos indígenas de la zona hicieron una fogata, y empezó a arder la tierra, que contenía salitre. Enterado el cura de Camiña, y llevando agua bendita, recogió unas muestras y reconoció que contenían nitrato de potasio. Otra parte de las muestras se encontraba en el patio de la casa del sacerdote, y más tarde observó que las plantas se desarrollaban extraordinariamente.[2]
El auge del salitre tuvo lugar a mediados del siglo XIX y perdió importancia económica a partir del desarrollo y producción del salitre sintético, a finales de la Primera Guerra Mundial. Economías como la chilena, principalmente basada en la explotación de este mineral, se vieron fuertemente afectadas.
Existió un monopolio del salitre; es decir, en diferentes etapas Bolivia, Chile y Perú llegaron a ser los únicos productores. En Bolivia y en Perú, desde la década de 1830 hasta 1884, y luego en Chile, desde 1884 hasta su decadencia en la década de 1920. La explotación del salitre del antiguo litoral boliviano siempre estuvo en manos de capitales chilenos; en la etapa peruana, en manos de empresas nacionales y, en la década de 1870, en manos del Estado peruano; en la etapa chilena, en manos de empresas creadas con capitales ingleses, mayoritariamente, y, en menor proporción, alemanes y estadounidenses.
En 1971, la ya decadente industria del salitre se nacionalizó y asumió su explotación la Sociedad Química y Minera de Chile (Soquimich), que sería posteriormente privatizada; actualmente es prácticamente la única empresa dedicada a ello, y lo hace principalmente a través del sistema de evaporación solar, creado a fines de la década del cuarenta por el ingeniero estadounidense Edgar Stanley Freed,[3] quien llegó a ser considerado «como el hombre que en el mundo tenía el más completo conocimiento sobre las características físicas y químicas del caliche».[4]
El salitre sódico ya no es tan solicitado como antes. Su explotación es marginal y ya no es económicamente rentable. Pese a lo anterior, los procesos de producción dejaron un inestimable patrimonio histórico y cultural. Las oficinas salitreras, ubicadas en el desierto de Atacama, reflejaron los medios y la forma de explotación que marcaron a generaciones de chilenos, bolivianos y peruanos. Las instalaciones de las Oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura fueron declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2005.[5]
Dos hechos involucran al salitre con la historia de Bolivia, Chile y Perú. El primero es la Guerra del Pacífico (1879-1883) entre Chile, por un lado, y Bolivia y Perú, por el otro. Tuvo sus orígenes en problemas comerciales en torno a la explotación de este recurso. Al ganar la guerra, Chile se adjudicó las ricas provincias de Tarapacá y Antofagasta que concentran la casi totalidad de los yacimientos salitreros del planeta.[cita requerida] El segundo evento está relacionado con las complejas condiciones laborales de los trabajadores del salitre, que en 1907 culminaron en una gran huelga nacional y la masacre de miles de huelguistas en la llamada matanza de la Escuela Santa María de Iquique. En esta zona de Chile, nacieron grandes movimientos obreros guiados por dirigentes anarquistas y comunistas, como Luis Emilio Recabarren, fundador del Partido Obrero Socialista de Chile, que se convirtió en el Partido Comunista de Chile.[cita requerida]
En algunos países el nombre salitre hace referencia a los depósitos de partículas marinas que viajan por el aire y tiene la propiedad de fijarse en las superficies de toda construcción aledaña a zonas costeras. Cabe destacar que esta sustancia es capaz de provocar daños en las pinturas y en los metales, especialmente los de superficie cromada.[6] Así mismo, exacerba las quemaduras provocadas por los rayos ultravioleta del sol.