Un sillar es una piedra labrada por varias de sus caras, generalmente en forma de paralelepípedo, y que forma parte de los muros de sillería.[1]
Los sillares suelen tener un tamaño y peso que obliga a manipularlos mediante máquinas, a diferencia de los mampuestos, que, como su nombre indica, se ponen a mano.
Cuando los sillares se superponen sin una argamasa, mortero o cemento que los una, la obra resultante se llama sillería en seco.
Generalmente se sacan de una piedra alargada que tiene tres partes: cabeza, corazón, y tronco o cuerpo.
También se denomina sillar al mismo material, con el cual se han elaborado históricamente objetos y esculturas.[2]
Los sillares pequeños o que están labrados toscamente se llaman sillarejos.[3], normalmente se utilizan en la misma obra sillerejos de distinta altura y longitud; forman por tanto hiladas desiguales en su espesor.
En algunas regiones volcánicas, se le ha dado uso constructivo tradicionalmente a la toba volcánica, la cual es una roca volcánica tipo ignimbrita, ligera, porosa, formada por ceniza volcánica y minerales piroclastos, los cuales se originaron en violentas erupciones con expulsión de flujos piroclásticos. En este caso, se denomina sillar tanto a los bloques usados en construcción, como al tipo de material, como sucede por ejemplo con el sillar de Arequipa, en Perú.