En sintaxis, el sujeto es una clase de argumentos verbales o sintagmas requeridos por los verbos finitos no impersonales en las lenguas nominativo-acusativas y, por lo tanto, es uno de los elementos destacados de la mayoría de oraciones en esas lenguas. Pueden existir sujetos pasivos y sujetos activos.
En las lenguas ergativas frecuentemente se sigue usando el término sujeto para el único participante de una intransitiva, aunque su funcionamiento sintáctico en cierto modo es opuesto a como funcionan los sujetos en lenguas nominativo-acusativas.
En las predicaciones intransitivas, el sujeto es el único participante de la predicación verbal, por lo que en este tipo de predicaciones y desde el punto de vista semántico o lógico el sujeto designa el objeto, animal, persona o cosa abstracta de la cual la oración es una predicación.
Semánticamente, el sujeto puede tener muchos papeles temáticos diferentes: agente, paciente, experimentador, causa, etc. Morfológicamente puede tomar diversos casos: nominativo, absolutivo, ergativo, etc. Sintácticamente, según el análisis generativista más reciente, se considera que ocupa la posición sintáctica de especificador del sintagma oracional o sintagma de tiempo.
En las lenguas con concordancia desinencial entre verbo y participante sujeto, como es el caso del español, se reconoce el sujeto como el núcleo del sintagma nominal que suele concordar en número, y casi siempre en persona, (en algunas lenguas también en género), con el núcleo del sintagma verbal o nominal predicativo.
Dado el comportamiento extraño del «sujeto» en las lenguas ergativas, desde el punto de vista de los hablantes de lenguas nominativo-acusativas, una terminología más adecuada habría sido hablar de argumento interno y argumento externo para describir sintácticamente el comportamiento de las oraciones transitivas. En ambos tipos de lenguas las oraciones intransitivas tienen solamente argumento externo o «sujeto».
El sujeto es un concepto sintáctico, y aunque en ciertas lenguas pueden usarse criterios fonéticos, morfológicos e incluso semánticos para identificarlo, todos estos últimos son falibles por lo que la identificación de sujeto debe atenerse en lo posible a la sintaxis.
En español, por ejemplo, el sujeto de un verbo en voz activa suele cumplir que:
Sin embargo, en una oración como «Me gustan mucho los helados en verano», no se cumple ninguno de los dos anteriores criterios. Por esa razón conviene usar un criterio puramente sintáctico, como por ejemplo la concordancia gramatical, así si consideramos las oraciones alternativas:
Se aprecia que el único elemento que obligatoriamente concuerda con el verbo en número es precisamente el sujeto, que en este caso ni ocupa el primer lugar en la oración ni es un agente activo.
En muchas lenguas del mundo toda oración completa requiere la presencia de un sujeto explícito. En otras lenguas por el contrario se acepta la posibilidad de que no exista un elemento fonéticamente realizado que pueda ser interpretado como sujeto (lenguas pro-drop), en estos casos se habla de sujeto elíptico. Finalmente en algunas lenguas no existe sujeto semántico asociado en las oraciones genuinamente impersonales (las relacionadas por ejemplo con verbos meteorológicos: llueve, nieva, ...). Sin embargo, en las lenguas de sujeto explícito obligatorio suele aparecer un pronombre expletivo en la posición usual de sujeto, como sucede en francés e inglés:
En (1a) y (1b) aparecen los «pronombres expletivos» it y il que no tienen referente real (es decir, semánticamente vacíos).
Los tipos de sujetos existentes de acuerdo a criterios morfosintácticos son:
Un criterio de identificación semántica del sujeto es ver, de entre todos los nombres (más exactamente sintagmas nominales), cuál de ellos tiene un referente que pueda ser experimentador o agente de la predicación del verbo. Si el verbo tiene forma pasiva, entonces el sujeto puede ser también paciente.
Otro tipo de sujeto sintácticamente complejo es el
En la gramática tradicional la oración se consideraba una estructura sintáctica exocéntrica, en la que ni el sujeto ni el predicado eran núcleo de la oración, siendo la oración la unión de dos sintagmas de diferente tipo. De hecho se suponía que una oración tendría una estructura simple del tipo:
Sin embargo, en el análisis generativista resultó más fácil hacer generalizaciones y formular algunos principios sintácticos, encontrados en las lenguas del mundo, suponiendo que todo sintagma es endocéntrico, en la línea la hipótesis de la X'-barra. En este tipo de análisis se considera que el sujeto es el especificador de un sintagma de tiempo y, por tanto, sujeto a los principios de rección y ligamiento regulados por el núcleo de tiempo. En este análisis la oración no es otra cosa que el sintagma que es proyección máxima del núcleo de tiempo, que está formado por los morfemas o marcas de TAM:
Además en el nuevo análisis suele aceptarse la hipótesis del sintagma determinante no como un sintagma nominal. Como los pronombres aislados tienen el rasgo [+determinado] eso explicaría porqué un pronombre aislado puede ser también sujeto.
En español, para saber qué constituyente es sujeto en una oración cualquiera basta con cambiar de número al verbo: la palabra que debe cambiar de número para que la frase tenga sentido es el sujeto:
El sujeto es el sintagma los partidos de fútbol, porque hay que cambiar de número a su núcleo para que «no suene mal», es decir, la oración resulte gramaticalmente interpretable.
Según otro criterio de la gramática tradicional, para localizarlo hay que preguntar ¿quién? o ¿quiénes? al verbo. Ejemplo:
Sin embargo, este último criterio de tipo semántico y conduce a problemas en oraciones de cierta complejidad como:
Ocasionalmente también el criterio de concordancia puede fallar con sintagmas cuyo referente son colectivos:
El llamado sujeto inclusivo es aquel que no concierta en persona, pero sí en número con el verbo:
El sujeto posee generalmente una estructura de sintagma nominal, sin embargo, un caso peculiar son los sujetos introducidos por entre o hasta, como en:
Aunque tome apariencia de sintagma preposicional, «entre... y...» cumple función de nexo coordinante y «hasta» no es preposición ya que no rige el caso del pronombre, decimos
pero no
Por otra parte, en la antigua gramática transformacional se definía el sujeto como el constituyente sintáctico (usualmente un sintagma nominal) dominado inmediatamente por la oración. Más recientemente la gramática generativa ha modificado ese hecho y considera que el sujeto usualmente ocupa la posición del especificador del sintagma de tiempo (o el sintagma de inflexión, dependiendo la versión de teoría usada).
El sujeto, dependiendo de qué lengua, es o no un elemento imprescindible en la oración según no exista o sí exista un morfema claro que lo indique, de forma que, por ejemplo, en francés e inglés es preciso siempre especificarlo con un pronombre sujeto si no hay un sintagma nominal que lo represente. En español puede muchas veces omitirse, denominándose entonces sujeto elíptico: «Todos los días voy al trabajo» (Sujeto elíptico o tácito, yo). También se habla en este caso de sujeto desinencial (presente en la desinencia del verbo).
En las llamadas oraciones impersonales, el sujeto no se realiza porque no es necesario, no interesa o no aporta ninguna información relevante, de forma que queda indeterminado:
Sin embargo, las lenguas en las que el sujeto es indispensable para construir una oración gramatical pueden utilizar pronombres expletivos como en la expresión inglesa «it rains».
Las lenguas ergativas muestran peculiaridades en el comportamiento de sus «sujetos» y «objetos», en particular:
La primera de estas oraciones (3a) tiene la forma (2) y es perfectamente gramatical y natural en dyirbal, sin embargo (3b) tiene la forma (1) y está mal formada en dyirbal.