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El transporte público es el término aplicado al transporte colectivo de pasajeros. A diferencia del transporte privado, los viajeros del transporte público tienen que adaptarse a los horarios y a las rutas que ofrezca el operador y dependen en mayor o menor medida de la intervención regulatoria del Gobierno.
Usualmente los viajeros comparten el medio de transporte y las distintas unidades están disponibles para el público en general. Incluye diversos medios como autobuses, taxis, trolebuses, tranvías, trenes, ferrocarriles suburbanos, ferris, teleféricos, funiculares y bicicletas.[1] En el transporte interregional también coexiste el transporte aéreo y el tren de alta velocidad. Algunos, como los taxis compartidos, organizan su horario según la demanda. Otros servicios no se inician hasta que no se complete el vehículo. En algunas zonas de baja demanda existen servicios de transporte público de puerta a puerta, aunque lo normal es que el usuario no escoja ni la velocidad ni la ruta.
El transporte público urbano puede ser proporcionado por una o varias empresas privadas o por consorcios de transporte público. Los servicios se mantienen mediante cobro directo a los pasajeros. Normalmente son servicios regulados y subvencionados por autoridades locales o nacionales. Existen en algunas ciudades servicios completamente subvencionado, cuyo costo para el viajero es gratuito.
Por razones históricas y económicas, existen diferencias entre el transporte público de unos países y otros. Mientras que las ciudades de zonas como Europa tienen numerosos y frecuentes servicios que sirven a ciudades antiguas y densas, otras zonas como América tienen redes de transporte mucho menos complejas.
Dentro de los elementos que tiene un sistema de transporte, en los sistemas de transporte público, la demanda está dada por las personas (pasajeros) y la oferta está dada por los vehículos, la infraestructura, los servicios y los operadores (conductores). En cambio, en muchos sistemas de transporte privado, la persona en un vehículo son parte de la demanda y las vías son la oferta.
El transporte público de pasajeros se evalúa de distinto modo por parte de los usuarios, los empresarios o trabajadores; el recorrido de una línea de transporte de cargas puede ser indiferente para los habitantes de las ciudades que están en el inicio y el final del viaje y clave para los habitantes de zonas rurales o pequeñas localidades que se ven afectados por su paso. Esto quiere decir que la comprensión del tránsito será más rica y pertinente cuando apele a una variedad de perspectivas.
El transporte público accesible indica las características que deben tener los colectivos para ser accesibles para personas con discapacidad, y algunas de sus características son: que tengan puertas para subir o bajar que permitan el ingreso de una silla de ruedas, que tengan asientos reservados para personas con discapacidad, que permitan que las personas con discapacidad suban o bajen del colectivo por cualquiera de las puertas y que tengan espacios para ubicar los elementos que la persona con discapacidad usa para trasladarse.[2]
Transporte marítimo y fluvial:
Es importante destacar que esta clasificación no clasifica los medios de transporte, sino cada servicio que ofrece un medio. Es decir, un autobús puede ser urbano o interurbano o un tren puede ser público o comercial, aunque existen excepciones e imposibilidades físicas (un avión no puede ser urbano o un tranvía no puede ser de larga distancia).

Los autobuses son prácticos y eficientes en rutas de corta y media distancia, siendo frecuentemente el medio de transporte más usado a nivel de transportes públicos, por constituir una opción económica. Las compañías de transporte buscan establecer una ruta basada en un cambio o aproximado de pasajeros en el área a ser tomada. Una vez establecida la ruta, se construyen las paradas de autobuses a lo largo de esa ruta. Sin embargo, dada su baja capacidad de pasajeros, no son eficientes en rutas de mayor uso, en las que se suele recurrir al ferrocarril. Aun así, los autobuses ofreen gran flexibilidad, por lo que sirven para medir la demanda de una ruta antes de acometer la fuerte inversión que supone la creación de un ferrocarril. Los autobuses pueden ser usados también como medio de transporte de larga distancia, especialmente para cubrir rutas a ciudades pequeñas sin demanda suficiente para un ferrocarril.

El tren es un tipo de transporte público interurbano, más usado para el transporte masivo de pasajeros, que cubre una ruta entre dos puntos mediante un ferrocarril. Pueden ser de larga distancia, en cuyo caso tienden a ser de gestión nacional o privada, o de cercanías, en cuyo caso su operación puede recaer en empresas regionales o locales como los consorcios y formar parte de los sistemas de transporte locales. El uso de ferrocarriles permite a los de larga distancia segregarse del tráfico de carretera e incluso alcanzar la alta velocidad, con lo que se vuelven muy competitivos para distancias de hasta 1 500 km.
El metro es un sistema ferroviario urbano ubicado dentro de una ciudad y su área metropolitana. Se caracteriza por ser un transporte masivo de pasajeros en las grandes ciudades, uniendo diversas zonas y sus alrededores, con alta capacidad y frecuencia y de forma segregada a otros sistemas de transporte. Los ferrocarriles metropolitanos se construyen de forma subterránea o en superficie, aunque la mayoría de sistemas utilizan modelos mixtos donde se combinan tramos en ambas modalidades. Estos sistemas operan distintas líneas que componen una red, deteniéndose en estaciones no muy distanciadas entre sí y ubicadas a intervalos generalmente regulares. Se diferencia del tren principalmente en la mencionada segregación, puesto que las vías son exclusivas del metro.

El tranvía o tren ligero es un sistema de transporte ferroviario en el cual los vehículos, ya sean automotores individuales o trenes autopropulsados acoplados mediante unidades múltiples, se desplazan sobre rieles y por la superficie en áreas urbanas, como en las propias calles, a menudo sin separación del resto de la circulación, sin vía ni senda o sector reservado.

El teleférico es un medio de transporte que consiste en cabinas con capacidad para llevar un grupo de personas. Estas cabinas viajan suspendidas en el aire transportadas por uno o varios cables que se encargan de hacer avanzar a las unidades a través de las estaciones. La mayoría de estos medios de transporte son accionados por energía eléctrica. Este transporte se usa en zonas con grandes diferencias de altura, donde el acceso por carretera o ferrocarril resulta difícil. El mejor ejemplo es la red de teleféricos más grande del mundo en La Paz, Bolivia.

El transbordador (ferry) cubren ciertos tramos entre dos puntos separados por una masa de agua, que no poseen acceso entre sí por medio de puentes o túneles, o cuando tales conexiones están muy alejadas de rutas de interés público.

El taxi es usado por personas que prefieren comodidad y agilidad, o cuando otro transporte público en una región dada es inexistente. Es un vehículo de alquiler con un conductor (taxista), que se utiliza en el servicio de transporte de uno o un grupo pequeño de pasajeros dirigidos a diferentes destinos por contrato o dinero. Usualmente, en modos de transporte público, los lugares donde se recoge y se deja el pasajero se deciden por el proveedor (oferente), mientras que en el caso del taxi, el usuario (demandante) los determina. Es decir, a diferencia de los otros tipos de transporte público, como son las líneas del metro, tranvía o del autobús, el servicio ofrecido por el taxi se caracteriza por ser puerta a puerta. La palabra «taxi», según el Diccionario de la lengua española, es una forma abreviada de la palabra «taxímetro», que a su vez deriva del griego τάξις, «tasa» y el griego μέτρον, que significa «medida».[6]
Desde hace algunos años también se ofrecen sistemas de alquiler público de bicicletas. Son diferentes de los alquileres convencionales porque las estaciones forman una red por la ciudad y posibilitan así recurridos unidireccionales para llegar al centro de trabajo, de estudio o ir de compras. Así las bicicletas son accesibles para todos y se disminuye el problema de robo de las bicicletas privadas. Los usuarios tienen que identificarse electrónicamente antes de recoger una bicicleta para evitar el robo y vandalismo.
En medio urbano, conviene señalar que la bicicleta es un modo de transporte cuya eficacia supera en algunas condiciones a la de los transportes públicos, en términos de rapidez, de flexibilidad de utilización y consumo de energía. Sin embargo, no garantiza el mismo servicio, ni el mismo nivel de comodidad, en particular, en caso de inclemencias del tiempo.
En la planificación de un sistema de transporte público urbano es preciso tener en cuenta su eficiencia, permitiendo a sus usuarios tomar el mínimo de rutas posibles o la menor distancia posible. El sistema necesita también ser económicamente viable para sus usuarios.
En ocasiones, las ciudades crean consorcios de transportes que unifican la gestión de los horarios para eliminar duplicidades y un mejor aporvechamiento de los recursos entre diferentes operadores. Así, los operadores no intentan que sus líneas creen un buen sistema de transporte por sí mismas, sino que la combinación de todos los operadores cree un mapa coordinado, resiliente, mallado y eficiente.[7]

Las compañías que administran el sistema de transporte público urbano casi nunca son autosuficientes, es decir, los ingresos generados por las tasas de entrada y propaganda no son suficientes para cubrir los gastos de salarios de operarios y mantenimiento de equipamientos. En América del Norte, la compañía más autosuficiente es Toronto Transit Commission, de Toronto, Canadá, generando un 81 % (dato de 2004) de ingresos necesarios para su autosustentación.
El resto de los ingresos necesarios para el mantenimiento del sistema de transporte público urbano necesitan ser subsidiados por las Administraciones Públicas. Estos subsidios suelen tomar la forma de obligaciones de servicio público y concesiones, por las que una empresa (generalmente pública) se compromete a operar unas frecuencias deficitarias dadas a cambio de una compensación que, idealmente, les genera beneficios. Las OSP pueden absorber una cantidad considerable de las arcas públicas y su alcance suele ser objeto de debates políticos. Generalmente, este gasto se justifica en base a que los viajeros que van en transporte público no desgastan las carreteras, cincunvalaciones y aparcamientos, cuyo mantenimiento suele ser también costoso. Además, una parte considerable de estos viajeros son demanda inducida, es decir, no habrían hecho ese viaje de no existir la ruta de transporte público. Por lo tanto, se considera que el transporte público genera una actividad económica que, idealmente, compensa el coste de la subvención. En la Unión Europea, tras la liberalización del transporte ferroviario, los trenes de larga distancia no pueden recibir subvenciones públicas, por lo que deben ser autosuficientes.
Muchos países subdesarrollados se enfrentan al problema del transporte público ilegal o pirata. En varias megaciudades, como Calcuta o Ciudad de México, entre otras, muchas personas, para sobrevivir, cobran una tarifa fija por transportar, ilegalmente, personas en vehículos (furgones y camionetas son los más comunes) no licenciados, haciéndose pasar por un transporte oficial. Esto causa grandes perjuicios económicos para la(s) compañía(s) de transporte público que operan en la ciudad (debidamente licenciadas por el órgano de transporte oficial de la ciudad/país). Este tipo de transporte también pone en peligro la vida de los pasajeros transportados, debido al uso de vehículos no inspeccionados, que presentan a veces problemas mecánicos; o debido al conductor que, al no ser certificado por la autoridad correspondiente, es causante de choques, entorpecimiento del flujo vehicular y, en ocasiones, tragedias mayores, al no respetar los reglamentos establecidos.
Además, entre los peligros que existen para los usuarios de este tipo de transporte se encuentra un alto índice de delincuencia (robos o asaltos e, incluso, secuestros), ya que muchos grupos de delincuentes crean estas falsas unidades de transporte para dedicarse a este tipo de prácticas delictivas, llamando la atención de sus víctimas al cobrar una tarifa menor a la establecida.
En las ciudades que más afecta este problema se implementan estrategias para reducir estas irregularidades, revisando que todas las unidades en circulación cumplan con todas las normas establecidas para un mejor servicio a los usuarios.
En la Amazonia, Indonesia y el interior de la República Popular China, los barcos de pasajeros sin licencia transitan por ríos y mares, también poniendo en peligro la vida de los pasajeros. Otro problema, existente en varios países de África, América Latina y Asia, son las compañías de transporte interurbano que no dan de alta debidamente sus vehículos.
A pesar de ser ilegal, este género de servicio es ligeramente usado por la población de ciertas regiones, por dos razones:

Un mapa de tiempo de tránsito muestra a qué lejanía se puede viajar en transporte público desde una localización dada en una cierta cantidad de tiempo.[12][13]