Virginia Woolf | ||
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Virginia Woolf en 1927 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Adeline Virginia Stephen | |
Nacimiento |
25 de enero de 1882 Kensington, Londres, Reino Unido | |
Fallecimiento |
28 de marzo de 1941 (59 años) Río Ouse, cerca de Lewes, Sussex Oriental, Reino Unido | |
Causa de muerte | Suicidio | |
Sepultura | Monk's House | |
Residencia | Monk's House | |
Nacionalidad | Británica | |
Religión | Ateísmo | |
Lengua materna | Inglés | |
Familia | ||
Padres |
Leslie Stephen Julia Prinsep Stephen | |
Cónyuge | Leonard Woolf (matr. 1912; fall. 1941) | |
Pareja | Vita Sackville-West | |
Educación | ||
Educada en | King's College de Londres | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritora | |
Años activa | Siglo XX | |
Movimiento | Modernismo anglosajón y feminismo | |
Lengua literaria | Inglés | |
Género | Drama y prosa | |
Obras notables |
La señora Dalloway (1926) Al faro (1927) Orlando (1928) Las olas (1931) | |
Firma | ||
Adeline Virginia Woolf (con apellido de nacimiento Stephen; Londres, 25 de enero de 1882-Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), más conocida como Virginia Woolf, fue una escritora británica, autora de novelas, cuentos, obras teatrales y demás obras literarias; considerada una de las más destacadas figuras del vanguardista modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional.[4]
Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura en la sociedad literaria de Londres y miembro del grupo de Bloomsbury. Sus obras más famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando: una biografía (1928), Las olas (1931), y su breve ensayo Una habitación propia (1929), con su famosa frase «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción».[5] Fue redescubierta durante la década de 1970 gracias a ese mismo ensayo, uno de los textos más citados del movimiento feminista, el cual expone las dificultades de las mujeres en el mundo intelectual y de la literatura.
Adeline Virginia Stephen nació en Londres en 1882. Su padre era el novelista, historiador, ensayista, biógrafo y montañero sir Leslie Stephen.[6] Su madre, Julia Stephen, había nacido en la India, residencia que más tarde abandonó con su madre para trasladarse a Inglaterra, donde trabajó de modelo para los pintores prerrafaelitas como Edward Burne-Jones.[7] Los padres de Virginia Woolf habían estado casados previamente y habían enviudado y, en consecuencia, el hogar tenía descendientes de los tres matrimonios. Leslie tenía una hija de su primera esposa, Minny Thackeray: Laura Makepeace Stephen, que fue declarada mentalmente incapaz y vivió con la familia hasta que fue ingresada en un psiquiátrico en 1891.[8] Julia tenía tres hijos de su primer marido, Herbert Duckworth: George, Stella y Gerald Duckworth. Leslie y Julia tuvieron otros cuatro hijos juntos (contando a Virginia): Vanessa Stephen, Thoby Stephen y Adrián Stephen.
La joven Virginia fue educada por sus padres en su literario y relacionado hogar del número 22 de Hyde Park Gate, Kensington. Asiduos visitantes al domicilio de los Stephen fueron, por ejemplo, Alfred Tennyson, Thomas Hardy, Henry James y Edward Burne-Jones. Aunque no fue a la escuela, Woolf recibió clases de profesores particulares y de sus padres. La eminencia de Sir Leslie Stephen como editor, crítico y biógrafo, y su relación con William Thackeray (el viudo de la hija menor de Thackeray), significaba que sus hijos fueron criados en un entorno lleno de las influencias de la sociedad literaria victoriana. Henry James, George Henry Lewes, Julia Margaret Cameron (tía de Julia Stephen) y James Russell Lowell —que fue el padrino honorífico de Virginia— se contaban entre los visitantes de la casa. Julia Stephen estaba igualmente bien relacionada. Descendía de una camarera de María Antonieta y provenía de una familia de famosas bellezas, que dejaron su impronta en la sociedad victoriana como modelos para los artistas prerrafaelistas y los primeros fotógrafos. Además, acompañando a estas influencias, estaba la inmensa biblioteca de la casa de los Stephen, de la que Virginia y Vanessa (a diferencia de sus hermanos, que recibieron una educación formal) aprendieron los clásicos y la literatura inglesa.
Sin embargo, según las memorias de Woolf, sus recuerdos más vívidos de la infancia no fueron de Londres sino de St Ives en Cornualles, donde la familia pasó sus vacaciones de verano entre 1882 y 1894. La casa de veraneo de los Stephen, «Talland House», tenía vistas a la playa de Porthminster y al faro de Godrevy. (Todavía se alza en el mismo lugar, aunque en cierta medida alterada.) Recuerdos de esas vacaciones familiares e impresiones del paisaje (especialmente del faro de Godrevy) impregnaron la ficción que Woolf escribió en años posteriores, principalmente en Al faro.
Pronto padeció Virginia la primera de sus depresiones, con la repentina muerte de su madre, el 5 de mayo de 1895, cuando Virginia tenía tan solo trece años de edad, y la de su medio hermana Stella dos años después, quien había tomado las riendas del hogar familiar tras la muerte de Julia Stephen, pero abandonó la casa paterna para casarse con Jack Hills y falleció durante la luna de miel, a causa de una peritonitis.
La muerte de su padre por cáncer en 1904 provocó un ataque alarmante en ella, por lo que fue brevemente ingresada.[8] Sus crisis nerviosas y posteriores períodos recurrentes de depresión, según han sugerido los modernos eruditos (incluido su sobrino y biógrafo, Quentin Bell), estuvieron también influidos por los abusos sexuales que ella y su hermana Vanessa padecieron a manos de sus medio hermanos George y Gerald Duckworth (los cuales Woolf recordó en sus ensayos autobiográficos A Sketch of the Past y 22 Hyde Park Gate).[9][10] Las circunstancias exactas no se conocen bien, pero se cree que contribuyeron al problema psicológico que sufrió la autora: un trastorno bipolar.[11] En su texto autobiográfico A Sketch of the Past, la propia Virginia Woolf solo aludió a estas desdichadas experiencias de forma velada, de acuerdo con la rígida moral de la época victoriana. Su biógrafa Hermione Lee escribió que: «Las pruebas son suficientes, pero también lo bastante ambiguas como para posibilitar interpretaciones psicobiográficas contradictorias, que presentan imágenes completamente diferentes de la vida interior de Virginia Woolf».[12]
A lo largo de su vida, Woolf se vio acosada por periódicos cambios de humor y enfermedades asociadas. Y, aunque esta inestabilidad a menudo influyó en su vida social, su productividad literaria continuó con pocas interrupciones hasta su suicidio.
Después de la muerte de su padre y de su segunda crisis nerviosa, Vanessa y Adrián vendieron el número 22 de Hyde Park Gate y compraron una casa en el número 46 de Gordon Square en Bloomsbury. Se estableció con su hermana Vanessa —pintora que se casaría con el crítico Clive Bell– y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, el cual se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein —formación que sería conocida como el círculo de Bloomsbury—.[13] Tras estudiar en el King's College de Cambridge y en el King's College de Londres, Woolf conoció a Lytton Strachey, Clive Bell, Rupert Brooke, Saxon Sydney-Turner, Duncan Grant y Leonard Woolf.[14] Varios miembros del grupo de Bloomsbury alcanzaron notoriedad en 1910 con el Engaño del Dreadnought, en el que Virginia participó disfrazada de un miembro de la familia real abisinia. Los artistas del grupo de Bloomsbury compartían ciertos criterios estéticos: mostraban cierto rechazo hacia la clase media alta a la que pertenecían, y se consideraban herederos de las teorías esteticistas de Walter Pater, que tuvieron resonancia a finales de siglo XIX. Dentro de este grupo hubo intensas relaciones intelectuales, pero también emotivas y personales. Formaron parte de él la pintora Dora Carrington y los escritores Gerald Brenan y Lytton Strachey, entre otros.
En 1912, cuando contaba treinta años, se casó con el escritor Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo de Bloomsbury. A pesar de su bajo rango social y económico —Virginia se refirió a Leonard durante su compromiso como un «judío sin un céntimo»— la pareja compartió un lazo muy fuerte. De hecho, en 1937 Woolf escribió en su diario: «Hacer el amor —después de 25 años que no podemos tolerar el estar separados—... Ver que es un enorme placer ser deseado: una esposa. Y nuestro matrimonio tan completo». Los dos colaboraron también profesionalmente, fundando juntos en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot, Sigmund Freud, Laurens van der Post y otros.[15] La ética del grupo de Bloomsbury estaba en contra de la exclusividad sexual, y en 1922 Virginia conoció a la escritora y jardinera Vita Sackville-West, esposa de Harold Nicolson. Después de un comienzo tentativo, sostuvieron una relación de amantes que duró la mayor parte de los años 1920.[16] [17]En 1928, Woolf regaló a Sackville-West la obra Orlando, una biografía fantástica en la que la vida del héroe epónimo abarca tres siglos y ambos sexos. Nigel Nicolson, hijo de Vita Sackville-West, la consideró «la carta de amor más larga y encantadora en la historia de la literatura».[16] Después de que acabó su romance, las dos mujeres siguieron siendo amigas hasta la muerte de Woolf, en 1941. Virginia Woolf también permaneció estrechamente relacionada con sus hermanos supervivientes: Adrián y Vanessa; Thoby había muerto de tifus a los veintiséis años.
Woolf comenzó a escribir profesionalmente en 1905, inicialmente para el Times Literary Supplement con una pieza de periodismo sobre Haworth, hogar de la familia Brontë.[18] Su primera novela, Fin de viaje, fue publicada en 1915 por la editorial de su medio hermano, Gerald Duckworth and Company Ltd. En esta novela, como en Noche y día, la escritora ya se muestra dispuesta a romper los esquemas narrativos precedentes, pero apenas mereció consideración por parte de la crítica. Solo tras la publicación de La señora Dalloway y Al faro los críticos comenzaron a elogiar su originalidad literaria. En estas obras llaman ya la atención la maestría técnica y el afán experimental de la autora, quien introducía además en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta entonces más propios de la poesía. Desaparecidas la acción y la intriga, sus narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la conciencia.[13] La obra de Woolf puede entenderse como un diálogo con Bloomsbury, particularmente su tendencia (informada por G.E. Moore, entre otros) hacia el racionalismo doctrinario.[19] Influida por la filosofía de Henri Bergson[cita requerida], Woolf experimentó con especial interés con el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de variaciones en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y colectivo. Así, Orlando (1928) constituye una fantasía libre, basada en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa.[13] Se distingue del resto de las novelas al intentar representar a una persona real, hacer «una biografía», como dice el subtítulo. En Las olas (1931) presenta el «flujo de conciencia» de seis personajes distintos, es decir, la corriente preconsciente de ideas tal como aparece en la mente, a diferencia del lógico y bien trabado monólogo tradicional, con lo que crea un ambiente de poema en prosa.[20]
La última obra de Woolf, Entre actos (1941), resume sus principales preocupaciones: la transformación de la vida a través del arte, la ambivalencia sexual y la reflexión sobre temas del flujo del tiempo y de la vida. Es el más lírico de sus libros, escrito principalmente en verso.[21]
Escribió asimismo una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que resaltó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora. En Una habitación propia revela la evolución de su pensamiento feminista. Destacó a su vez como crítica literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el crítico Roger Fry (Fry).[13] Asimismo, junto a E. M. Forster llegó a escribir una carta a varios periódicos ingleses sobre el efecto que la censura tenía sobre el ánimo de los escritores —a raíz del intento del Sunday Express de condenar la novela de temática lésbica El pozo de la soledad (The Well of Loneliness, en inglés), de Hall.
La obra novelística de Virginia Woolf recibió influjos de Marcel Proust, James Joyce, Dorothy Richardson, Katherine Mansfield y posiblemente de Henry James. Lo que le es realmente característico, lo que la hace prominente entre sus contemporáneos es precisamente que trató de hallar un camino nuevo para la novela, apartándose y dejando a un lado el realismo imperante y abandonando la convención de la historia así como la tradicional descripción de los personajes.[22]
Woolf siguió publicando novelas y ensayos, con éxito tanto de crítica como de público. Gran parte de su obra la publicó a través de la Hogarth Press. Ha sido saludada como una de las grandes novelistas del siglo XX y una de las más destacadas modernistas.[23]
Woolf está considerada una de las grandes renovadoras del idioma inglés. En sus obras experimentó con el flujo de la consciencia y lo psicológico subyacente, así como con los motivos emocionales de los personajes. La reputación de Woolf declinó profundamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero su eminencia fue restablecida con el auge de la crítica feminista en los años 1970.[24]
Su obra fue criticada por reducirse al estrecho mundo de la intelectualidad inglesa de clase media. Algunos críticos juzgaban que carecía de universalidad y hondura, sin el poder de comunicar nada de relevancia emotiva o ética al desilusionado lector medio, cansado de los estetas de los años veinte. También la criticaron por antisemita, a pesar de estar felizmente casada con un judío. Este antisemitismo se saca del hecho de que ella a menudo escribió sobre personajes judíos con arquetipos y generalizaciones estereotipadas.[25] El creciente antisemitismo de los años veinte y treinta tuvo una influencia inevitable en Virginia Woolf. Escribió en su diario: «No me gusta la voz judía; no me gusta la risa judía». Sin embargo, en una carta de 1930 a la compositora Ethel Smyth, citada en la biografía de Nigel Nicolson Virginia Woolf, recuerda que presumía del judaísmo de Leonard confirmando sus tendencias esnob: «Cómo odié casarme con un judío —menuda esnob que era, pues ellos tienen una inmensa vitalidad—». En otra carta a su querida amiga Ethel Smyth, Virginia da una mordaz denuncia del cristianismo, apuntando a su «egotismo» con pretensiones de superioridad moral y afirmando que: «Mi judío tiene más religión en la uña de un pie —más amor humano, en un pelo—».[26] Virginia y su esposo Leonard Woolf realmente odiaban y temieron al fascismo de los años treinta y su antisemitismo, sabiendo que ellos estaban en la lista negra de Hitler. Su libro de 1938, Tres guineas, era una censura al fascismo.[27]
Durante toda su vida, Virginia sufrió un trastorno mental hoy conocido como trastorno bipolar. Después de acabar el manuscrito de su última novela (publicada póstumamente), Entre actos, Woolf padeció una depresión parecida a la que había tenido anteriormente. El estallido de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz y la fría acogida que tuvo su biografía sobre su amigo Roger Fry empeoraron su condición hasta que se vio incapaz de trabajar.[28]
El 28 de marzo de 1941 Woolf se suicidó. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse cerca de su hogar, donde se ahogó. Su cuerpo no fue encontrado hasta el 18 de abril.[29] Su esposo enterró sus restos incinerados bajo un árbol en Rodmell, Sussex.
En su nota suicida dirigida a su marido, escribió:
I feel certain I am going mad again. I feel we can't go through another of those terrible times. And I shan't recover this time. I begin to hear voices, and I can't concentrate. So I am doing what seems the best thing to do. You have given me the greatest possible happiness. You have been in every way all that anyone could be. I don't think two people could have been happier till this terrible disease came. I can't fight any longer. I know that I am spoiling your life, that without me you could work. And you will I know. You see I can't even write properly. I can't read. What I want to say is I owe all the happiness of my life to you. You have been entirely patient with me and incredibly good. I want to say that everybody knows it. If anybody could have saved me it would have been you. Everything has gone from me but the certainty of your goodness. I can't go on spoiling your life any longer. I don't think two people could have been happier than we have been.Estoy enloqueciendo de nuevo. Creo que no podremos volver a pasar otra vez por una de esas terribles etapas. Y no me recuperaré esta vez. He empezado a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que parece ser lo mejor. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría llegar a ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta horrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás seguir. Lo harás, lo sé. No puedo ni siquiera escribir correctamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto por la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tú y yo. V.[30]
Recientemente, los estudios sobre Virginia Woolf se han centrado en temas feministas y lésbicos en su obra, como en la colección de 1997 o ensayos críticos, Virginia Woolf: Lesbian Readings, edición de Eileen Barrett y Patricia Cramer. Más controvertidamente, Louise A. DeSalvo interpreta la mayor parte de la vida y carrera de Woolf a través de la lente del abuso sexual incestuoso que experimentó Woolf cuando era joven en su libro de 1989 Virginia Woolf: The impact of childhood sexual abuse on her life and work.
La ficción de Woolf también se estudia por su relación con los temas de neurosis de guerra, guerra, clase y la moderna sociedad británica. Sus mejores obras de no ficción, Una habitación propia (1929) y Tres guineas (1938), tratan acerca de las dificultades a que se enfrentan las escritoras e intelectuales porque los hombres tienen un poder legal y económico desproporcionado en relación con las mujeres, lo que perjudica su educación y su desarrollo integral en la sociedad de entreguerras.
El libro de Irene Coates Quién teme a Leonard Woolf: un caso por la cordura de Virginia Woolf asume la tesis de que el tratamiento que Leonard Woolf dio a su esposa fomentó su mala salud y al final fue el responsable de su muerte. La tesis, no aceptada por la familia de Leonard, ha sido ampliamente investigada y llena algunos de los vacíos en el relato habitual de la vida de Virginia Woolf. Por el contrario, el libro de Victoria Glendinning Leonard Woolf: A Biography, que tiene aún más amplia investigación y está apoyado en testimonios contemporáneos, argumenta que Leonard Woolf no solo apoyó ampliamente a su esposa, sino que le permitió vivir todo ese tiempo proporcionándole la vida y la atmósfera que necesitaba para vivir y escribir. Relatos del supuesto antisemitismo de Virginia (Leonard fue un judío secular) no solo se toman en su contexto histórico sino gravemente exagerados. Los propios diarios de Virginia apoyan este punto de vista del matrimonio de los Woolf.[31]
Mientras Virginia Woolf vivía, se publicó al menos una biografía suya. El primer estudio autorizado de su vida lo publicó en 1972 su sobrino, Quentin Bell. En 1992, Thomas Caramagno publicó el libro The flight of the mind: Virginia Woolf's art and maniac-depressive illness. La biografía de Hermione Lee Virginia Woolf (1996) proporciona un examen riguroso y fidedigno de la vida y obra de Woolf. En 2001 Louise DeSalvo y Mitchell A. Leaska editaron The letters of Vita Sackville-West and Virginia Woolf. La obra de Julia Briggs, Virginia Woolf: An inner life, publicada en 2005, es el examen más reciente de la vida de Woolf. Se centra en los escritos de Woolf, incluyendo sus novelas y sus comentarios sobre el proceso creativo, para arrojar luz sobre su vida. El libro de Thomas Szasz My madness saved me: The madness and marriage of Virginia Woolf (ISBN 0-7658-0321-6) se publicó en 2006.
La obra de Rita Martin Flores no me pongan (2006), considera los últimos minutos de la vida de Woolf para debatir temas polémicos como la bisexualidad, el judaísmo y la guerra. Escrita en castellano, la obra fue interpretada en Miami con dirección de la actriz Miriam Bermúdez.
Alianza Editorial ha publicado los Relatos completos en 1994, ISBN 978-84-206-3277-3, y en 2008, ISBN 978-84-206-5992-3, traducidos por Catalina Martínez Muñoz y edición de Susan Dick.
Los cuentos de Virginia Woolf han sido, además, objeto de otras publicaciones y antologías en español:
Virginia Woolf publicó tres libros a los que ella subtituló «Una biografía»:
Una selección de ensayos de crítica literaria pueden leerse en tres antologías en castellano publicadas en España:
En España se han publicado:
Una selección de sus artículos sobre viajes se encuentran en:
Una selección de sus Cartas a mujeres se ha publicado en 1993 por Editorial Lumen, ISBN 978-84-264-1207-2
Virginia Woolf forma parte de la instalación de la artista feminista Judy Chicago, The Dinner Party. Esta es una historia simbólica de la mujer en la civilización occidental que representa a 1.038 mujeres de la historia; 39 de ellas están representadas por cubiertos y otras 999 en los nombres que están inscritos en The Heritage Floor sobre el que descansa la mesa.[33]
La tridimensionalidad de su plato simboliza su defensa de la expresión sin restricciones. Chicago pretende que la forma de la flor sirva como metáfora de la fecundidad del genio creativo de Woolf. El centro parece brotar de los pétalos, en referencia a la escritora como mujer que instó a otras mujeres a liberarse de los confines de la literatura, predominantemente masculina, y a escribir en un estilo que reflejara su personalidad.[34]
• Stevenson, Juliet (31 March 2015). Suicide letter to Leonard Woolf, March 28 1941 (Audio). BBC Newsnight (YouTube). Retrasmitido el 28 marzo del 2018.
•"Greatest writers find their voice". BBC. El 22 de octubre del 2008. Retrasmitido el 11 de marzo de 2018.