Witold Kula (Varsovia, 18 de abril de 1916 - Varsovia, 12 de febrero de 1988) fue un científico social, historiador y economista polaco, de metodología cercana al materialismo histórico.
En 1934 inicia estudios de historia en la Universidad de Varsovia. Asistente de cátedra en 1937, y doctorado en 1939, promovido por Stanisław Arnold. Continuó su carrera universitaria, con distintas alternativas debidas a la Segunda Guerra Mundial, con la ocupación alemana y la soviética posterior, que significó la construcción de una República Popular comunista. A partir de 1950 ejercería como catedrático en su alma mater, hasta su jubilación en 1986.[1]
Sus obras se centraron en los orígenes de la industria polaca durante la crisis de los años 30, el nacimiento y desarrollo del capitalismo en Polonia y la teoría económica del sistema feudal.[1] Con la Europa Oriental como campo de estudio, Kula consideró estos fenómenos como representativos del problema más amplio del crecimiento económico y el proceso de industrialización en los países subdesarrollados.[1]
Estas líneas de investigación le llevaron a concluir que no había ningún factor perteneciente a la sociedad feudal que pudiera servir como punto de arranque para dar inicio a la transición hacia el capitalismo.[2] Tal cambio sólo pudo darse por una intervención exterior, esto es, el capitalismo originado en otro lugar; o por la actuación de factores internos del propio sistema feudal.[2] Los factores externos comprenderían el acceso a los bienes de lujo, el progreso tecnológico, la urbanización, la industrialización (motivación para la búsqueda de mercados más baratos) o el progreso de las comunicaciones. Los factores internos, permanentes y reiterativos, interactuarían de forma acumulativa; en el caso polaco, Kula señala como tales la tendencia campesina de obtener excedentes de sus productos y establecer contacto con el mercado, y la tendencia a la concentración y el aislamiento económico de las grandes haciendas rústicas.[2]
Para él, no existían las pruebas necesarias para afirmar que la acumulación primaria debiera necesariamente conducir a la industrialización; tales fenómenos se produjeron de forma simultánea, no correlativa.[2] El capitalismo, pues, no habría nacido de la economía feudal «estándar» como consecuencia de transformaciones internas graduales, sino que se agregó a ella como un sistema casi autónomo.[2]