El término cable significa en su origen "cuerda", del latín Capulum, o también del Hebreo Kabel de "cuerda fuerte", pero en donde se ha extendido más su popular uso de esta palabra es como cable eléctrico, y es precisamente en Israel dónde se usa ya de antaño el término Kabel al conductor eléctrico, en donde se le llama cable eléctrico a una manguera de material aislante y protector que contiene un conductor (también hilo eléctrico) aislado o conjunto de conductores aislados (conductor eléctrico), generalmente de cobre o aluminio.[1]
El término "cable" originalmente se refería a una línea náutica de longitud específica en la que se combinaban varias cuerdas para producir un cable fuerte y grueso que se usaba para anclar grandes barcos. A medida que se desarrolló la tecnología eléctrica, las personas pasaron de usar alambre de cobre desnudo a usar agrupaciones de cables y varios métodos de revestimiento y grilletes que se asemejaban al cableado mecánico, por lo que se adoptó el término para cableado eléctrico. En el siglo XIX y principios del siglo XX, el cable eléctrico a menudo se aislaba usando tela, caucho o papel. Los materiales plásticos se utilizan generalmente en la actualidad, a excepción de los cables de alimentación de alta fiabilidad. El término también se ha asociado con las comunicaciones debido a su uso en las comunicaciones electrónicas.
Los cables que se usan para conducir electricidad se fabrican generalmente de cobre,[2] debido a la excelente conductividad de este material, o de aluminio que aunque posee menor conductividad es más ligero para la misma capacidad y típicamente más económico que el cobre.
Generalmente cuenta con aislamiento en el orden de 500 µm hasta los 5 cm; dicho aislamiento es plástico, su tipo y grosor dependerá del nivel de tensión de trabajo, la corriente nominal, de la temperatura ambiente y de la temperatura de servicio del conductor.
Un cable eléctrico se compone de:[3]
Hay cables específicos para ferrocarriles que emplean 19, 27 o 48 conductores.
Conductores de luz (inglés: coil): en este caso, el recubrimiento, si bien protege el conductor propiamente dicho, también evita la dispersión de la luz y con ello la pérdida de señal. Por ello se utiliza para enviar información a largas distancias de forma rápida y muy alta calidad.
Los cables de fibra óptica están generalmente construidos en torno a una serie de tubos holgados que son tubos de polietileno que albergan las fibras. Las fibras y los tubos disponen de colores diferentes que identifican cada fibra respecto al resto de fibras.
Dependiendo de su construcción se distingue entre latiguillos o cables. Los latiguillos disponen uno o dos cables. Los cables disponen 8, 16, 32, 64, 96, 128 o 256 fibras.
Dependiendo del montaje de capas, se distingue entre cable normal y cable armado. El cable armado incorpora cubiertas de acero que proporcionan protección contra roedores. Se trata de un fleje de acero corrugado solapado que recubre enteramente los tubos de fibra.
En función del montaje se distinguen cubiertas especiales como la cubierta antibalas, un tipo de cubierta empleada en zonas de caza. Otro tipo de cubiertas como la submarina, protege el cable de la sal del mar.
Los cables se unen en empalmes, que se realizan con unas cajas de empalme especiales llamadas torpedos que son estancas al ser la fibra óptica muy sensible a la humedad.
Empleados para la transmisión mecánica de movimiento, o de cargas entre otros elementos mecánicos, como palancas, ruedas, y poleas; realizan su trabajo en tracción o rotación. Por su durabilidad, utilidad y capacidad de transporte de potencia, los cables de fuerza son los conductores flexibles preferidos para instalaciones industriales, redes urbanas, edificios y equipos móviles.